Asesinado Trujillo, los grupos de supuestos antitrujillistas oportunistas compuestos por hijo de la baja burguesía compuesta por trujillistas de primera línea, fueron preparados en Cuba como fuerza expedicionaria que entraría al territorio nacional en plan de guerrilleros y quienes estaban respaldados por políticos del exilio antitrujillista y estos, con Juan Isidro Jiménez Grullón y Juan Bosch a la cabeza.
Entraron por la vía aérea por Constanza y por la via marítima en un paraje costero de Puerto Plata y en menos de diez días fueron aniquilados por el ejército regular. Unos murieron en combate, otros perseguidos por fuerzas de inteligencia, mientras algunos de sus familiares directos experimentaron persecuciones por parte de la policía política del régimen.
Asesinado el Generalísimo, el 30 de mayo de 1961 por un complot perpetrado por la estación local de la CIA y cuyos ejecutores y en gran mayoría eran privilegiados del régimen de cuando Trujillo era general del Ejército en el 1928 e iniciado enero de 1962 con un gobierno compuesto por altos cargos trujillistas ahora disfrazados de antitrujillistas, los expedicionarios, por sí o por sus familiares, de inmediato fueron inscritos en el presupuesto nacional y desde el 1962, todos habiendo cobrado sumas millonarias por indemnizaciones, aparte de pensiones vitalicias millonarias.
Es decir, ese grupo de privilegiados, a los que sus turiferarios les llaman: “La Raza inmortal”. Tienen 62 años cobrando cada uno más de cien mil pesos por mes, convirtiéndose de hecho en un reducto de privilegiados que el contribuyente hasta ahora no ha podido impedir que semejante carga se esté otorgando. Y lo que para nada se le dice a la población. (DAG-OJO)