Cuando se escucha aquello de que en otros países y en particular en España, existen campos delimitados para las variables políticas de derecha y de izquierda y ahora lo nuevo de ultra derecha o ultra izquierda y la otra etiqueta de supuesta "izquierda progresista" y no obstante las deformidades congénitas de cada una de estas supuestas corrientes políticas, se nota de inmediato, de que en el fondo no hay tal cosa y sí una muestra viciada de oportunismo rampante en el que las ideologías se disfrazan y para tratar de seguir manipulando y engañando a sus poblaciones respectivas.
Al mismo tiempo, se observa y paralelo a las variables “políticas" que especificamos, un repunte de las viejas ideologías, pero dentro del ámbito mediático a gran escala y el que, haciéndole contrapeso a los grupos y corrientes políticas del momento, marcan el terreno del desenvolvimiento critico de la ambientación política que en un momento dado se pretenda.
Por eso y a nuestro modo de ver, no existe absolutamente nada real en cuanto a diferenciación de las posturas y reclamos políticos y si una enorme fachada de contradicciones y planteamientos fáciles de manipular y al tenor, de que el capitalismo existente imponga su parecer o mejor, la conducta a seguir de acuerdo con sus intereses.
El fenómeno se observa en cualesquiera de las naciones del mundo occidental y en particular en las industrializadas, donde el capitalismo más salvaje impone su huella y decide respecto a que derrotero útil a sus intereses, realicen los gobiernos.
En este sentido, no hay corrientes políticas determinadas y sí mucho de mascaradas puesta a rodar en función de cómo el sistema político-industrial y de armamento, decide, por donde van las naciones, que países pisotear, que pueblos dominar y cuáles de estos deben desaparecer dentro de las hambrunas y las guerras más espantosas.
Al mismo tiempo y paralelo a aquellos intereses, está el surgimiento de las fundaciones “benéficas” de las grandes fortunas mega millonarias, esas que ayudan a que sus respectivos países industrializados sean el timón de como las naciones y sus economías, deben y tienen que desenvolverse y que, en este aspecto, la muestra la tienen los haitianos, con esa fundación Clinton, que recibió más de 5 mil millones de dólares para “ayudas” que el pueblo transfronterizo nunca llegó a ver.
En este punto, la también mascarada de los juegos olímpicos, es la vertiente vistosa y oculta del nuevo capitalismo emergente y hasta de matiz ideológico que se presenta desde las grandes potencias económicas globales y tanto de Occidente como del Oriente asiático y como vitrina atractiva para atrapar pueblos y naciones incautas dentro del mundo subdesarrollado y en una que otra emergente.
Entonces, se empiezan a observar las puntas de lanzas que esas potencias tienen con sus grandes empresas o consorcios globales originados en internet o en la masificación de empresas de “negocios" de compra y venta de todo, al tiempo que los mercados de valores, apuntalan a unos y a otros y auxiliados por las empresas que categorizan los niveles económicos y financieros de los grandes mercados bursátiles y bancarios y junto a policías de control financiero como el FMI o de préstamos coercitivos como los bancos Mundial, Interamericano, Europeo y Asiáticos, marcan el rumbo de todos y deciden los destinos de pueblos y naciones que caen su férula.
De esta manera es que también se justifican y estallan las guerras cuando las economías de determinadas grandes potencias requieren de un desenvolvimiento rápido y con miras de apuntalar el crecimiento que pudiera perderse y si se dejara a la libre que las montañas de financiamientos de todo tipo, ahogue y paralice las economías de los países.
De ahí de las escaramuzas guerreristas de las naciones capitalistas con el pretexto de Ucrania y la aparente y posible invasión rusa, las presiones europeas y de EEUU para que el oleoducto ruso que cruza a Europa no se abra y para que el mercado global del gas, entonces estalle y todas las naciones menores tengan que depender del desorden crítico que el capitalismo más salvaje está pretendiendo imponer, mientras en ciertas naciones y tanto potencias económicas como China y emergentes como Chile o Brasil y otras del sureste asiático y también africanas, luchan por el dominio de las tierras raras, sector en el que China es preponderante.
A la vez que naciones latinoamericanas como africanas mantienen vivo ese amoral mercado de tráfico de personas, que sirve de justificación para que no solo los organismos internacionales de Salud como la Cruz Roja o la Verde y una que otra islámica, sean las que justifiquen ese terrible trasiego humano que vomita tantos cadáveres con el cruce ilegal del Mediterráneo o más cerca en el Caribe y que justifica entonces los organismos represivos militares contra el lavado de activos y su ramal para contener ese mercado a ocultas de vidas humanas y mucho más “justificado”, con las oenegés marítimas que “salvan vidas.”
Mientras que en países isleños como las dos naciones, que comparten a la mala, la isla de la Española, el tráfico incesante de mano de obra esclava, las azota de una forma terrible e inmisericorde y como justificante de ciertas fortunas haitianas y dominicanas de raíz árabe básicamente y otras estadounidenses y europeas y en las que, una, a nivel de pueblo es eternamente pobre y la otra, a nivel de clase media emergente se debate con ese oportunismo de baja burguesía que no deja que el nivel y calidad de vida realmente sea propicio para los dominicanos y como gran vitrina que esconde los vidrios rotos, de esa “industria” turística fundamentada en una hotelería española, originada en el lavado de activos y la que practica ese perverso neocolonialismo que empobrece mucho más a quienes dependen del mismo.
De esta suerte, caemos en el mundo del país político dominicano, en el que no existe nada de derecha o de izquierda y mucho menos de izquierda “progresista” y sí solo oportunistas de pequeña burguesía y desesperados por escalar social y económicamente y sin importar en lo absoluto por encima de cuantos cadáveres haya que pasar.
Consecuentemente y al trazar esta perspectiva, nos encontramos, con que el mundo, cada día se fragmenta y divide más y naciones y pueblos quedan a merced y como nunca, del capitalismo salvaje que les atenaza y los lleva a guerras de exterminio. (DAG)
