Con solo observar como es que los miembros de la clase gobernante y auxiliados por esa prensa mercancía tan burocratizada como inútil, pierden el tiempo en asuntos propios de esa banalidad que les distrae sus vidas y no deja que la ciudadanía realmente sea una y responsablemente cívicamente, es para entender el por qué República Dominicana da la lastimosa impresión de estar detenida en el tiempo y sin que sus fuerzas vivas tengan la suficiente independencia de criterio para sacar a la nación hacia adelante.
En ese sentido y esto hay que reiterarlo, nada es lo que parece y al contrario, la característica nacional de la envidia y el egoísmo puestos en funcionamiento en aras de impedir que los ciudadanos avancen por sí mismos y sean creativos, es el factor que impide que el pueblo dominicano realmente deje a un lado la mentalidad de esclavo que le caracteriza y sea por sí mismo auto independiente y no el sumiso rebaño de individuos, nada dispuestos y en gran mayoría, dependiente de sus propias debilidades y afán de que se le tenga pena.
De ese modo y aunque muchos se molesten hay que decirlo, no existe ese verdadero empeño en innovar y emprender por sus propias fuerzas y de ahí la grave situación, de que el control de las fuerzas productivas lo tiene el inmigrante extranjero metido a emprendedor y a quien el sistema financiero le facilita capital de trabajo para que desarrolle sus propias iniciativas de negocios e industrias y todos estos, arraigados y desarrollados en base a colocar en los cargos de dirección, a extranjeros que dirijan como capataces a la empleomanía dominicana.
Es por ello, que generaciones van y vienen y los descendientes de quienes llegaron desde Europa en barcos y luego en aviones, dominan totalmente la vida nacional, mientras la generalidad de los dominicanos y acostumbrados a la dependencia emocional que les atenaza, no son capaces de tratar de emular a quienes les dirigen o dan empleo.
Sin embargo y gracias a Dios, en los últimos treinta años se ha visto esa cierta independencia de juicio por parte de nuevas generaciones y muchos de sus miembros, hijos de inmigrantes criollos en EEUU y Europa preferentemente, que han logrado reeducarse y llegar al territorio nacional en plan de igualdad frente a quienes dirigen la sociedad y la economía y también parte de la vida pública y ese hecho, que es de notar, sí que ha contribuido a que las nuevas generaciones de los últimos veinte años y también impulsadas por la tecnología y cultura del internet, al fin ha sido el motor de arranque de una nueva mentalidad dominicana, creativa e independiente y sobre todo, altamente critica de quienes como mandamases, ejercen un inexplicable poder omnímodo sobre sus ancestros y familias.
Es de ese modo, que el nuevo ciudadano dominicano ha resurgido y con él, la explosión de creatividad y dominio de sí mismo que le ha impulsado a crear la nueva mentalidad, que ciertamente, a la par que desarrolla nuevas iniciativas de negocios y comerciales de toda especie, ha logrado que los viejos capitalistas entiendan, que tienen ante sí y frente a sus hijos, una nueva mentalidad nacional que les desafía a tratar de mantener el control de vida absoluto que hasta pocos años sus familias habían logrado establecer.
Lamentablemente, una parte de los nuevos ricos criollos y en particular su ramal en prácticas de lavado de activos, prostitución y el narcotráfico y negocios de alterne, todavía no han podido surgir como emprendedores de capital legal y legítimo y lo que ha dado la oportunidad a los viejos capitales, para apoderarse del sector mediático y con él, disponer del instrumento de moldeamiento de la atrapada opinión pública y vía la extrema concentración de medios de comunicación y de información de masas en pocas manos.
Tal anormalidad, ha permitido el surgimiento del gran capital protegido por el factor mediático y al grado, de que, de buenas a primeras, se ha creado un terrible mecanismo corruptor, mucho peor que todo cuanto de irregularidad en el manejo de negocios y empresas se había conocido y fundamentado en la aplicación del poder económico y financiero con miras de secuestrar el aparato político y el gobierno que la nación se dé cada cuatro años.
A resultas de tal anormalidad, no es sorpresa, que tanto el ciudadano de a pie como el de clase media, hayan caído en las manos de capitalistas mañosos disfrazados de editores y quienes, en la práctica, son los que en verdad detentan el poder político de la nación y como un todo.
Por eso, ahora los dominicanos son víctimas de una tiranía que se resume en los siguientes factores: político, empresariado y partidos y todos, bajo una misma etiqueta partidocrática, por la que hoy día, no es necesario ser un político o candidato popular, sino se tiene el apoyo de los grupos económicos y financieros y de todo el aparato político y quienes, en conjunto, son los que deciden quien debe o no y entre tanta mediocridad humana, ir como candidato a la posición electiva que se quisiera.
Ha surgido entonces una anómala casta social de mentalidad delictiva y la que tiene a los gobiernos como sus herramientas de uso y dominio y en base a haber hecho millonarios a los principales lideres y dirigentes políticos nacionales, quienes se deben a la casta y a sus intereses y no a la población y mucho menos a la ciudadanía.
Y es en función de semejantes intereses tan oscuros, que mientras en el resto del mundo la mayoría de la gente está angustiada por lo que se entiende una aproximación terrible hacia una guerra nuclear y a resultas de la guerra comercial que EEUU, UE y Reino Unido llevan a cabo a propósito de la guerra Rusia-Ucrania y sin embargo, en este país, no existe la verdadera preocupación por indagar en qué esta nación eventualmente quedaría afectada y si la conflagración que se asume pudiera desatarse y lo que ocurre, solo cuando un pueblo y su misma clase gobernante han perdido su identidad y los ciudadanos, reducidos a simples esclavos, parecería que poco les importa lo que les pudiera ocurrir.
De ahí, que ante la situación tan absurda y de escape de la realidad que a los dominicanos les está ocurriendo, que definitivamente haya que llamar la atención y respecto a que si las fuerzas vivas de este país no hacen algo para lograr su propia supervivencia e independencia de vida, el futuro nacional estará trunco y como nación, caeríamos en estado fallido dominado por una casta social, que parecería que poco le importa el destino nacional y al entender esta realidad, expresemos y con asombro, que el resto del mundo está pendiente de una probable guerra nuclear y en este país, los mismos chismes, fruslerías y frivolidades como si nada estuviera pasando y que de ocurrir aquello, muchos creen que no nos afectaría. ¡Cuánta insensatez! (DAG)
