lunes, junio 17, 2024
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El transfuguismo es una pobre expresión de subdesarrollo mental en el mundo de la política, que es a su vez un lastre en el crecimiento de una clase política correcta y un sector mediático cívicamente responsable

Si el ejercicio de la política en este país hubiese estado signado por el interés ciudadano de que sus políticos fueran la expresión correcta de lo que deben de ser políticos al servicio de la nación, ahora no se estuviese confrontando y como cáncer social dentro de la partidocracia, la peor manera de hacer política y no para servirle a la nación y sí para que los agentes políticos se sirvan de la misma y ahogándola en la expresión de corrupción generalizada  que no la deja crecer moralmente y menos proyectarse hacia futuro en sus nuevas generaciones.

Solo hay que ver, que después de 62 años de caída la dictadura, fue en agosto de 2020 que la República se dio un presidente nacido luego de 1961 y como el primer presidente postrujillista y que es el caso del presidente Luis Abinader nacido el 12 de julio de 1967 y quien llegó al poder mediante elecciones libres entre partidos tramposos, el 16 de agosto de 2020.

Con Abinader y como pálido reflejo de cambio social, un amplio grupo de jóvenes de 35 a 55 años llegaron a la administración pública y si bien entre ellos hubo un significativo sector de mentes renovadoras, no lo ha sido menos, que otro grupo ha seguido los lineamientos de esa política tradicional de asalto continuo al poder y de perversión a lo absoluto de las buenas costumbres y recreando una nueva ola de individuos corruptos y tan significativa, que viéndose en el espejo de los gobiernos del PLD y PRD (1996 al 2020) parecería que el ejercicio de la política se ha detenido en el tiempo y la misma nación no ha tenido respuesta cierta para sacudirse de tanta amoralidad.

Para colmos y prácticamente originada desde el 2012 al presente, la población joven y principalmente en los barrios de las ciudades y marginada del  interior y como producto de aquella otra hija de la inmigración hacia EEUU iniciada en el 1967, creció con una serie de antivalores originados en la subcultura del bajo mundo dominicano en Nueva York y al grado, de que en apenas 11 años, ha dado como fruto una nueva expresión delincuencial hija de la droga, el contrabando y el lavado de activos, que para calificarla e individualizar debe usarse una sola palabra: Alofoke, o sea de personas que están listas para todo.

Por esta nueva generación tan anómala en lo moral y lo familiar e increíblemente, que la clase política la adoptó para sí y en base a las plataformas mediáticas que esta dispone en internet, esa juventud ha penetrado de tal manera en el tejido social, que prácticamente toda la clase política y comenzando con el entonces presidente Danilo Medina, la adoptó para sí y haciendo de los medios de la plebe y la juventud marginada culturalmente, el mecanismo tortuoso de búsqueda de conexión con esa nueva juventud nacida del 2004 a la fecha y que ha perturbado a lo absoluto el orden social.

Se ha llegado tan lejos, que políticos de todos los niveles y procedencias y hasta un expresidente como Leonel Fernández, le han dado espacios y que como mecanismo social de trueque, les ha servido para penetrar en las capas más bajas de la población y para mayor escarnio, viéndose, que políticos como el presidente Abinader y uno que otro de los suyos como Yayo Lovatón y la alcaldesa Carolina Mejía o la senadora Faride Raful, se ufanan de tener como asesores, a representativos de semejante involución social que ha terminado por prostituir a más a la clase política.

Ciertamente que el fenómeno es extraordinario, pues individuos provenientes como expresidiarios de cárceles estadounidenses han logrado penetrar incentivando la corrupción de las costumbres, fomento de la prostitución, el lavado de activos, tráfico de influencias y el narcotráfico y como no se había visto y debido a este retroceso social y educativo y por lo visto, definitivamente, hay un nuevo tipo de dominicano de origen marginal que ha logrado asentar raíces y que si las capas más ilustradas e intelectuales de la sociedad, no hacen por impulsar una definitiva generación moral. Que haya que entender, que, para las elecciones de 2028, nada impedirá que se elija un presidente proveniente del bajo mundo y con toda una corte de individuos de igual especie y formación delincuencial en todos los estamentos del Estado y en sus tres poderes interdependientes.

Ha sido tan aplastante la terrible inversión moral que estas nuevas generaciones han traído y debido a la claudicación de sus mayores, que nada ha escapado a su nefasta influencia y observándose con mayor preocupación, en las pléyades de nuevos ejecutivos dentro de ese empresariado de empresas familiares en mayoría, cuyo cambio generacional, parecería que va parejo con el nuevo tipo generacional, que seguro y desde el 2032 deberá tener el dominio e influencia absolutos en la vida dominicana.

La situación es tan contrastante, que ejecutivos jóvenes de 40-45 años apegados a las normas civilistas de buena educación, preparación educativa y tecnológica y ocupando posiciones en el sector privado como en las empresas del sector público, se las ven y se las desean para continuar su limpio ejercicio de trabajo y al observar, que poco que mucho, son las nuevas víctimas de la mediocridad y corrupción que campea en la clase dirigente o gobernante de este país.

Ante lo que se está viendo y si nada cambia, que entendamos, que a más tardar el 2040, esta República habrá dejado de serlo y para convertirse en otro estado más de la unión americana (USA)  y que de suceder, sería la culminación de la subcultura alofoke, de la que ahora las clases dirigentes y políticas se muestran como que no hacen caso y ni hablar de las religiosas, en las que por cierto, la Iglesia Católica luce sin dirección adecuada y sin lideres de responsabilidad, cuando y con el resurgimiento del transfuguismo político, ya este país está dando los primeros pasos para que esa subcultura de antivalores termine por imponerse y aplastarle y en lo que gran responsabilidad tienen todos los miembros del sector mediático y en particular, los de la concentración de medios en pocas manos.

Cómo para el tiempo del que hablamos, quien escribe estará en el mundo de los imprescindibles, solo nos permitimos visualizar sobre el desafortunado porvenir que espera a este país y si Dios Nuestro Señor no mete su mano y provoca la necesaria revolución moral que esta nación requiere y para no seguir hacia su extinción y la que se iniciará con la inmigración masiva y a la desesperada a cualquier otra nación del planeta en donde los valores morales no hayan desaparecido.

Tomamos entonces y de pretexto, que el transfuguismo es una pobre expresión de subdesarrollo mental en el mundo de la política, que es a su vez un lastre en el crecimiento de una clase política correcta y un sector mediático cívicamente responsable y con la tímida esperanza, de que desde el gobierno y las instituciones cívicas, económicas, religiosas y sociales y fundamentalmente las mediáticas, se den cuenta del despeñadero, que, por la irresponsabilidad colectiva, llevan a la República. Con Dios. (DAG) 09.10.2023

 

 

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