Entonces, lo que nos queda como humanidad, ¿es destruirnos a nosotros mismos y mostrándonos, que la vida no ha enseñado nada de como los grandes imperios desaparecen y se destruyen y simplemente por nadie querer ceder y entender, que para todo y en estos casos, siempre hay un límite?

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Es notorio, que cuando EEUU declara públicamente una advertencia dirigida a sus ciudadanos, en cuanto a que no viajen a determinado país y mucho más si este se encuentra en guerra, que detrás del anuncio se espera una acción directa de sus comandos operativos, sea el ejército regular o el “privado” que solo tiene y obedece al presidente estadounidense que esté en activo.

 Y esto así, porque el tipo de advertencia, en sí misma es una provocadora alerta dirigida a la nación que se entiende antagónica, en cuanto a que Washington está decidido a cortar drásticamente y en cuyo propósito, la experiencia le marca a sus ciudadanos, de que su país está a punto de entrar directa y abiertamente en guerra contra otra nación.

Sin embargo, nosotros continuamos con nuestra tesis, de que dado que las circunstancias creadas, increíblemente han colocado a Europa entre la espada y la pared, pues por un lado, tiene a Rusia de frente con el pretexto de la “operación especial” contra Ucrania y por el otro, el mismo EEUU, al aplaudir y profundizar la cadena de sanciones económicas contra la Federación de Rusia que capitanea la Unión Europea y cayendo en el reino del absurdo, su misma clase gobernante la ha llevado casi a un punto de no retorno y por el que sin Washington haber disparado un solo tiro, no solo que es ahora el principal suplidor de energía de Europa, sino que de hecho, tiene a su pies  a la misma Unión Europea cuyos burócratas dirigentes, todavía no caen en cuenta que han entregado todas sus capacidades al gigante estadounidense.

Esta realidad, es la que nos hace ver y claro, mientras las circunstancias se estén presentando de la manera como hasta ahora se desenvuelven, que definitivamente haya que decir, que entre las dos aparentes potencias antagónicas y cada una sin decir nada, tienen el destino europeo en sus manos, pues mientras sus gobernantes huyen de Rusia, irremisiblemente caen en manos del Tío San y quien como se está viendo, de hecho, convirtiendo a la UE no en el sistema geopolítico de criterio e independencia propio, sino en el nuevo tipo de unidad geopolítica colonial, que sin proponérselo le ha caído a EEUU.

Planteamos, que mientras esta dependencia sea cada vez más acusada y de Europa en manos de EEUU y ahora más, que caen las sospechas de que el factor estadounidense tuvo que ver con el sabotaje perpetrado al oleoducto que atraviesa el mar Báltico llevando el necesario gas que calienta a la península europea y lo que debe suponerse, si se recuerda aquel discurso del presidente Biden amenazando a Rusia por su incursión en Ucrania y diciendo taxativamente su intención de que ese suministro sea interrumpido  y sin importar la destrucción de esa infraestructura que se pudiera ocasionar.

Ahora, el gas y al menos por la ruta del Báltico ha quedado cortado y por lo dicho por expertos alemanes, parecería que para siempre. Toda vez que Rusia no podrá, al menos por el momento, recuperarlo y repararlo y al esto suceder, beneficiando a las refinerías estadounidenses y unidades de producción de gas, que ahora impondrán un precio mayor y obteniendo la economía estadounidense unos beneficios, que simplemente en enero no podían imaginarse que podrían presentarse. Rusia por su lado no tiene problema, pues desvía el gas que Europa le compraba, a otros destinos en la mitad del mundo que Occidente no controla y con ello beneficiándose también o más que el propio EEUU.

Mientras tanto los eventos bélicos en Ucrania continúan desarrollándose, en tanto Rusia presentó una alternativa política a los ucranianos de origen ruso en el este del país y mediante una serie de referéndums, por lo que una mayoría calificada esté de acuerdo respecto a que los territorios controlados por Rusia pasen a ser anexionados a la Federación y lo que por lo visto, será cosa de pocos días para que se materialice la nueva situación.

Desde Occidente se habla o se impugna, sobre la supuesta ilegitimidad de la consulta y la que descalifican de pleno, en tanto Washington y airado en su respuesta, de suyo una demostración de impotencia dice que ahora ampliará el envío de más armas a control de Kiev y de mayor alcance y letalidad.

Pero y aquí viene el obstáculo, con Rusia declarando los territorios ucranianos que ocupa y como parte del territorio de la FR, automáticamente, EEUU y Occidente al completo, saben perfectamente, que si dan ese paso de que desde Ucrania se lancen ataques de artillería pesada a la misma Rusia, nada impedirá que la escalada de la guerra llegue a un nivel mucho mayor y que sería de no retorno, si Moscú ordena y lo que creemos que podría suceder, el lanzamiento de una que otra bomba nuclear de efecto regional y por lo mínimo de megatones a emplear, más el lanzamiento de bombas de esas electrónicas, que al estallar sobre el espacio aéreo de un país, automáticamente provoca  un profundo retroceso electrónico y de comunicación que afectaría a Ucrania por los próximos veinte años.

Temer por temer una explosión atómica en circunstancias bélicas, no es necesariamente un asunto por preocupar sobre que fuera a afectar al resto del planeta, si recordamos, que cuando el presidente Truman ordenó el lanzamiento de dos bombas nucleares sobre Japón en el 1945, este fue un acontecimiento que realmente solo afectó a una parte de Asia y a Japón en particular. Igual podría ocurrir ahora en el caso de que la opción atómica fuera planteada y colocando a Kiev como el punto número uno a desaparecer al completo.

Naturalmente, si los halcones de la política estadounidense y con el presidente Biden a la cabeza y hablando en criollo, se alocan y deciden irse por todas contra Rusia, entonces, sí que podría suceder, que para todo el planeta no hubiese un mañana y que al final nadie podrá relatar como terminó todo.

Y aun así, todavía nos resistimos a creer que se llegue a semejante situación, al fin y al cabo, Occidente es el gran autor de la actual conflagración, desde que en 1989, la OTAN se decidió por ganarse muchos países que pertenecían a la desaparecida URSS y arrebatando más de cinco miembros del Pacto de Varsovia y ahora resulta, que desde el 2014, prácticamente se los anexó a aquellos y otros más y al tiempo de impulsar un golpe de Estado en Ucrania, que es el otro factor que generó la reacción rusa y al sentirse afectada en su propia unidad territorial y seguridad como Estado y agravado todavía más, al imponer EEUU unas 15 grandes bases militares rodeando al inmenso territorio ruso.

Si semejante escenario se observa objetivamente, es inequívoco que a Rusia le asiste el derecho a su autodefensa, por lo tanto, dependerá ahora de Occidente y en particular de Washington, si la escalada de la guerra lleva a toda la humanidad hacia la extinción y lo decimos, porque para nosotros no hay duda alguna de que el presidente Putin hizo una advertencia muy seria y definitiva, en lo referente a que si EEUU quisiera llevar la guerra a una situación de absoluta inseguridad para la existencia de la nación eslava, desde el Kremlin se batirían a muerte y con todo lo que esto implica en una nación potencia nuclear y de proyectiles espaciales de última generación.

Consecuentemente, lo correcto, sería darse un freno, arreglar cuentas y negociar una paz duradera y porque todo cuanto hasta ahora Occidente y EEUU han estado haciendo, es un paso cada vez más arraigado hacia una gran hecatombe y de la que Rusia y solo por amor propio (las naciones también lo tienen) tendría que actuar y nosotros nos preguntamos, ¿ de que ha valido que la humanidad hubiese salido del paleolítico y más atrás y haber logrado la extraordinaria evolución que ha llevado a los humanos a los niveles más altos de creatividad, progreso material y gran desarrollo educativo y tecnológico y para terminar descuartizándonos los unos a los otros?, simplemente no tiene sentido y por eso confiamos en que se logre la paz con un cese de hostilidades bélicas y económicas de parte y parte.

Todavía pues y preocupados, es que puntualizamos: Entonces, lo que nos queda como humanidad, ¿es destruirnos a nosotros mismos y mostrándonos, que la vida no ha enseñado nada de como los grandes imperios desaparecen y se destruyen y simplemente, por nadie querer ceder y entender, que para todo y en estos casos, siempre hay un límite? ¡Qué Dios nos ampare! (DAG)