Hasta ahora, pocos han entendido, que el comportamiento y actitud gestual del presidente Luis Abinader, es la propia del individuo que se entiende con una autoridad tan absoluta, que entiende que no se encuentra limitado por norma alguna y lo que ocurre, por la cobardía y oportunismo de la mayoría de los dominicanos y desde su alta burguesía hasta el más desposeído ciudadano de a pie.
Los primeros y actuando con una felonía tan extrema y encubierta con una obsequiosidad propia del cortesano de salón que solo busca su provecho, en tanto a nivel del resto de la población, clase media y pueblo, todo se encubre en función de dar lastima y debido al desusado estado de necesidad que arrastran y como individuos pequeños burgueses, en los que, los sentidos, el placer mundano, la falta de moralidad y de honestidad así como con ese oportunismo pérfido y la traición marcada y con la que se muestran, frente a quien sea un gobernante déspota y como sus súcubos dispuestos a todo con tal de mendigar favores, privilegios y fortunas.
Abinader, quien es un empresario nada escrupuloso y quien como político en el poder, lo es menos. Sin duda, aprovecha cada día las flaquezas y ambiciones de los que se les acercan en busca de su favor y de ahí que su gobierno sea lo más parecido a un mercado de Baltazar donde todo vale al mejor postor: Honor, honra, decencia, buena conducta e integridad moral.
Y por eso, este presidente y él mismo un gran oportunista, ha podido llegar al poder, y dos veces, no solo por fraude electoral fundamentado en una masificación grosera de la propaganda, la manipulación ciudadana y lo peor del periodismo amoral, sino porque por donde quiera que mire o se mueva, lo único que comprueba, es que millones de sus conciudadanos están dispuestos a entregársele a lo que él quiera y si a cambio les da funciones de poder o los enriquece o les llena de privilegios.
Justo por ello, siempre tiene en sus dos manos, una con un fuete y la otra con una funda llena de dinero y sabiéndolas mover, obtiene lo que quiere de tantos a los que la ambición desmedida, les hace ser capaces y ser susceptibles de cometer los peores desafueros.
Teniendo semejante escenario de espejos rotos, es que vemos como Abinader ha prostituido el poder, corrompido a tantos y siempre dispuesto a violar a quien se le ofrezca, ha logrado desnaturalizar el ejercicio correcto de lo que debe ser una oposición política en un verdadero estado de derecho y mientras y como gran titiritero, se burla de todos, quienes en su loca ambición harán lo que sea para satisfacer su desmesurada sed de riquezas robadas al Estado.
Ya ha definido y lo cierto, casi totalmente bien hecho, su política de zanahoria y garrote y aplicándola extremadamente con precisión de cirujano vil y sobre ese sistema mediático que nunca ha estado al servicio de la nación y menos de la población y solo sí, como instrumento de presión para que sus dueños, los barones mediáticos, cada día se hagan más ricos y a cambio deben mantener manipulada y entregada a toda la atrapada opinión pública.
La prueba es, que no hay torpeza, error o crimen que no se cometa desde el poder, que esa prensa no justifique o que rápidamente presente al presidente como el impoluto que, en su condición de dispensador de favores, tanto convierte una basura humana en ministro como a un ministro, en pasta de estiércol que el gobierno hace desaparecer en las cunetas del poder.
Así va gobernando y cada día ganando tiempo y todos los días más letal en sus propósitos de continuidad absoluta como el autócrata al que el culto hacia su persona le tiene totalmente atrapado. Eso de no aceptar ningún tipo de pregunta en su rueda de prensa del lunes sobre lo declarado y como denuncias de Estado, por parte de un empresario tecnológico y contratista de apellidos Gómez Canaán, lo retrata y miserablemente.
Razón mayor que le hace imponer a funcionarios caracterizados por cometer los peores desafueros y los más allegados y quienes, convertidos en ariete, al final terminan por darse cuenta y cuando les llega su caída, que fueron utilizados para afianzar al déspota en su poder.
Por ese camino va, la actual ministra de Interior y Policía, Faride Raful, ignorante muchachona de cuarenta y pico de años, todo ella ego y arrogancia insultante, utilizada en extremo y a lo que ella se presta de maravillas y por “lealtad”, para ese trabajo sucio que solo un subalterno entregado acomete y mucho más, cuando entiende que le es imprescindible a la política de su presidente.
De esa forma, Faride se ha convertido en el funcionario más odiado del régimen. Solo hay que verla como le retoza la maldad, viendo como sus escoltas y a su primera indicación le caen a golpes a quienes no sean de su agrado y en particular periodistas y comunicadores y como se vió ayer lunes, cuando puso al jefe policial a que respaldara una medida arbitraria de su creación: Prohibir que las barberías o cualquier negocio pudieran estar abiertos hasta la hora que sus responsables quieran y en lo que aquel energúmeno de uniforme, decía y porfiaba, en tanto ella no ocultaba esa sonrisa maliciosa que la caracteriza, hasta que en la tarde debió de dar marcha atrás, al conocer que Abinader no la respaldaba y entonces hizo lo mejor: Lavarse las manos y dejar que el policía hiciera el mayor de los ridículos.
Pero eso sí, Abinader no se ensucia. Sabe guardar las apariencias y como la maldad personificada, manipula terceros, engaña y distorsiona. Sin embargo, el autócrata mandatario está a punto de cometer un error de bulto, al ignorar las señales casi imperceptibles que la realidad política le marca, cuando desde el corazón de la nación comienza a emerger una ola de sorda rebeldía social, que debería ameritar que fuera cuidadoso y lo suficiente político para no fracasar.
El domingo le explotó un buscapiés en forma de una fuerte entrevista televisiva, en la que el susodicho empresario tecnológico reveló cosas y de las ocultas, que son ya de dominio público y generando una especie de sunami de comentarios, si vale la expresión y ayer, en su rueda de prensa, Abinader y a juicio de muchos, cometió un grave error de percepción en materia política, al ignorar el paquete de críticas duras que a su gobierno se le hicieran y el que por esa pésima actitud, ha puesto a rodar como una bola de lodo que está destinada a crecer más y más.
¿Quién pagará los platos rotos por tantas torpezas?, aun no se sabe, pero de que el autócrata está buscando el pretexto, de ello estamos muy seguros y precisamente porque así lo entendemos, es que decimos, que ese despotismo velado de Abinader y disfrazado de la acción emocional de Faride, revelada como la ministra mau mau del gobierno, tarde o temprano le pasará factura y dura. Con Dios. 29.04.2025
Son las 05:23 pm y esta es la última actualización.
