Fuera de la retorica y el espectáculo propagandístico, en una situación geopolítica como la actual, las grandes potencias deben ser las que den el ejemplo de respeto a la libre autodeterminación, de lo contrario, el mundo como tal podría fracasar

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El asunto no es que se esté a favor de una u otra gran potencia o de que la alineación respectiva le daría a un país uno que otro beneficio o perjuicio, lo que importa, es que cada Estado es soberano y como tal debe respetársele y mucho más, si este con sus decisiones de administración en el aspecto migratorio no viola la carta de la Organización de las Naciones Unidas y lo que, en principio hay que advertir, a modo de tratar de buscar una entente aceptable y nada conflictiva.

Sin embargo, el hecho de que, de buenas a primeras, a EEUU, hasta hace poco la única gran potencia unipolar, ya es evidente que otras naciones y gracias a la notoria inyección de capital estadounidense en sus economías y por el ímpetu desarrollista de sus propios pueblos, hayan podido resurgir como potencias globales por derecho propio, no debería significarle una puesta de reacción a gran escala y con tal de que aquellas no le hicieran perder su hegemonía como única superpotencia unipolar.

Es al contrario, ahora es que EEUU, es decir, su clase gobernante, ahora es que debe mostrar grandeza de miras y aceptando como iguales aquella economías nacionales que han podido colocarse a su mismo nivel y para darle paso a un mundo multipolar en el que la confrontación no sea el punto de partida y sí el de buscar mediante el consenso, las adecuadas políticas que hagan factible que el mundo geopolítico pudiera enrumbarse por un derrotero mucho más auspicioso y positivo del que las mentes más optimistas hubiesen podido prever.

Justo porque hay que buscar el necesario punto de equilibrio entre las naciones, es que entendemos,  que necesariamente el duro clima de confrontación y de duras crispaciones que se ha estado desarrollando, debería ser uno que pudiera ser dejado de lado, pero siempre y cuando los aparatos de producción armamentista y en particular de EEUU, sus integrantes entendieran, que por el camino de desafíos que se está llevando a la humanidad, no es precisamente el deseable para buscar un largo periodo de paz prolongada y tampoco lo otro, de una ONU  atizando nacionalismos extremos con su pretendida mala política interventora, de querer trazarle políticas migratorias a Estados soberanos e independientes.

Lo primero que debe aceptarse, es que en el conflicto bélico y humano entre la Federación de Rusia y la República de Ucrania, ambas naciones del mismo origen eslavo y la segunda nacida desde la primera y que aunque a algunos no les parezca, tienen más puntos de unión que de división y ante lo cual, Occidente debería contribuir y no a atizar conflictos por medio de su ejército mercenario de la OTAN y su paranoia de “acorralar a Rusia”, sino que definitivamente debe entender, que ya es hora y momento de sentarse a la mesa de negociaciones y dejar atrás el afán bélico y militarista.

Porque vamos a ver, ¿qué es lo que podría deparar un conflicto directo entre Rusia y EEUU y Occidente y frente a una China y su decisivo y emocionalmente critico aliado de Corea del Norte? No hay que ser brujo para entender, que el mundo se le iría de las manos a toda la humanidad y que no es el futuro deseable que nadie quisiera.

De segundo, no se puede negar que los llamados halcones estadounidenses y por su alianza directa con el aparato militar de su industria armamentista, ávido siempre ese sector, de vender más y fabricar a mayor la mas grande cantidad de conflictos armados en el mundo y que impulsara su evidente economía de guerra, si por sus intereses fuera, darían rienda suelta a su apetencia desenfrenada de querer ser, es decir, los EEUU y que se les vea como los amos del mundo.

Sencillamente, nunca la humanidad y en sus diversas como diferentes etapas civilizadoras y las que hoy solo recogen los libros de historia, ha sido una que haya podido ser testigo de que una gran potencia domine a lo absoluto a todo el mundo conocido. Ahora menos, cuando entre potencia nuclear y misiles de ultima generación y las bombas de exterminio electromagnéticas, no existe probabilidad alguna de que la potencia que de el primer paso hacia un conflicto multipolar, absolutamente del mismo nadie pudiera salir indemne.

Entonces, lo lógico debería de ser, que Rusia y Ucrania se sienten a negociar, la OTAN se retire a sus cuarteles y cese su crecimiento en bases militares que rodeen provocadoramente a Rusia, al tiempo que EEUU de el paso decisivo de también aceptar que ya no es potencia unipolar y sí parte de un mundo, en el que determinadas potencias se han constituido en la base de un futuro mundo multipolar.

En consecuencia, ese llamado que acaba de hacerle el presidente chino, Xi Jinping, advirtiendo a su igual estadounidense, Joe Biden, de que Taiwán es "la primera línea roja que no se debe cruzar" y asegurando que espera que EE.UU. haga "honor a su promesa" de no apoyar una eventual independencia de la isla y ahora que ambos han tenido su primera reunión en Bali, Indonesia y como antesala de la cumbre  a la que ambos asistirán y que se celebrará también en Bali entre los días 15 y 16 de este mes y para los llamados líderes del G20, que racionalmente, se espera que EEUU dará una respuesta igual de categórica, de que Washington no pretende intentar destruir al resto del mundo.

De lo que salga de esta cumbre y con una Rusia que no asiste a la misma a nivel presidencial por su confrontación bélica en desarrollo con Ucrania, da espacio y para que si los resultados son positivos para la paz mundial, entonces entre las grandes potencias nucleares existentes: EEUU, China y Rusia, Francia y Reino Unido y con el apoyo de las otras que se entienden ¨minoritarias¨:  Corea del Norte, Pakistán India e Israel, pudiera darse la definitiva cumbre, que genere la creación del nuevo mundo multipolar y del que el sentido común obliga a que se entienda, que debe de ser reconocido.

Si esto último sucede, como humanidad, todas las naciones, seguro que darían el paso necesario para que en los años inmediatos se organice la ingeniería global que restablezca el punto de equilibrio entre todos los Estados soberanos, si, por lo contrario, la sinrazón, el fanatismo y la estupidez, priman, poco podría hacerse para que quienes mandan en el planeta no continúen en su atropellante carrera hacia el abismo y donde nos enterraremos todos. Es decir, la actual civilización y porque si sucede lo peor, esta desaparecerá, pero otras vendrán y así hasta el final de los tiempos y buscando la evolución perfecta, la que nos prepare para cuando “el mundo” no será solo el del planeta tierra y si uno más amplio, el intergaláctico.

Debe entenderse pues, que fuera de la retórica y el espectáculo propagandístico, en una situación geopolítica como la actual, las grandes potencias deben ser las que den el ejemplo de respeto a la libre autodeterminación, de lo contrario, el mundo como tal podría fracasar. (DAG)