El ensordecedor toque de bocinas era desesperante. Provenía del trancón vehicular en la avenida Abraham Lincoln con Roberto Pastoriza. A pocos metros, un agente de Digesett haciendo caso omiso centraba su atención en ‘amonestar’, y multar, a una señora que, a bordo de su vehículo, con una niña en el asiento trasero, claramente rumbo a la escuela, habría cometido alguna falta a la ley de tránsito. Eran las 7.35 de la mañana de un día cualquiera de la semana.
Eran las 8.10 de la mañana del domingo 28 de noviembre, en la avenida George Washington esquina Abraham Lincoln, cuando detenido frente al semáforo en rojo le dije a un agente de Digesett que observara dos cabezotes que transitaban por el Malecón, en dirección este-oeste y a velocidad temeraria. Creía que estaba prohibida la circulación de vehículos pesados por la vía. La respuesta del agente fue simple y directa: ‘Estoy en motores’ y volteó la cara para seguir en lo que era todo empeño: parar motoristas -menos los que iban vestidos de miliares- para exigirles documentos. Varios motores sobre una grúa-patana, estaban retenidos.
Ese mismo domingo se hizo viral en las redes el video de la exhibición de ‘ceritos’ que hacía un conductor en plena Lincoln, a las 9.20pm, pese a la propaganda de semanas anteriores de Digesett de que impondría ‘vigilancia permanente’ y ‘estricta’ para ‘evitar’ violaciones y temeridades como esa en esa vía. Las historias son muchas, que tipifican como los agentes de Digesett, más que parte del problema del tránsito vehicular en la capital, son el problema. (Sigo con el tema). Por: Ruddy González [Listín Diario]