Uno de los miembros del reducto anti haitiano más fanatizado y ultranacionalista, (Instituto Duartiano y la celula terrorista vinchista) acaba de declarar que supuestamente este país se encuentra dentro de lo que llamó una “guerra hibrida” (hybrid war) juego de palabras con el que se quiere significar, una situación, en la que un país recurre al uso abierto de la fuerza (armada) contra otro país o contra un actor no estatal, además de usar otros medios (por ejemplo, económicos, políticos o diplomáticos) y según recuerda Wikipedia.
Lo grave de esta irresponsable declaración, estriba en el hecho, de que solo por el zafarrancho “de combate” que el gobierno está llevando a cabo con el desplazamiento de efectivos y equipo de guerra convencional e incluidos vehículos y hasta tanques, ya del presupuesto militar se han apartado unos 100 millones de dólares de los cuales 25 han sido utilizados y lo que significa, que a los contribuyentes se nos ha puesto a financiar una guerra del gobierno del PRM que podría salirnos más cara la sal que el chivo y la posible situación de perdidas de vidas humanas y heridos, que en caso de materializarla, muchos no entendemos cual sería la explicación que el gobierno daría a la nación.
Para nosotros, lo que las autoridades están instigando es una ausencia absoluta de comedimiento y sentido común, toda vez que los técnicos hídricos y jurídicos debieron de presentarle al presidente de la República y de acuerdo con el derecho internacional, si este país está dando los pasos correctos y esto es así, porque los datos que tenemos, indican, que el presidente Abinader no tiene razón en sus planteamientos hostiles contra Haití y menos, en la escalada de violencia bélica que se anuncia.
Pero sí todo lo anterior es grave en materia de la afectación de la paz interna y las buenas relaciones de vecindad, peor, es que las autoridades estén permitiendo que lo peor de los ultranacionalistas, racistas anti haitianos estén incentivando una persecución abusiva contra los haitianos en el territorio nacional y al extremo de querer impedirles el acceso al transporte público, a los hospitales y escuelas públicas y lo que sería una vergonzosa copia de las persecuciones nazis contra los judíos y de Israel contra los palestinos en la actualidad.
Esta locura hay que pararla y por lo que esperamos que la sociedad civil, las mejores voluntades y las iglesias, hagan un frente común para impedir semejante escala histérica de hechos sin razón alguna y que, de seguir, no solo que dañaría terriblemente las relaciones entre los dos países, sino que provocaría sangre y dolor para todas las familias. (DAG-OJO)
