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Ideas o expresiones simplistas para tratar de descalificar a potencias globales, que ven que otra trata de aplastarlas, no es la mejor de las iniciativas y sí un suicidio colectivo abrumador

Desde que hace cincuenta y ocho años nos iniciamos en el ejercicio periodístico y de amplio paso por seis diarios nacionales y  con radio y tele periódicos propios en los medios electrónicos, más cincuenta años como analista político de Estado a tiempo completo y hasta recalar hace 7 años en las redes sociales y avalados por 22 años con un periódico digital propio, no habíamos visto el terrible fenómeno de derribo y acoso que una parte  de los grandes imperios globales han iniciado y desde que EEUU se ha decidido por enfrentar, en principio, mediática y propagandísticamente a Rusia y China y en su afán desesperado por intentar retener su ya disminuida influencia y presencia globales.

La situación es tan apasionada como escalofriante, que a esta mañana y como expresión del propio matutino The New York Times, el columnista David Leonhardt bautiza como “alianza de autocracias” las relaciones personales y políticas entre los presidentes Putin y Xi y a modo, a nuestro juicio temerario, de tratar de reducir a chisme de barrio, el terrible desencuentro guerrerista en ciernes que el presidente Joe Biden ha estado gestando y en su “animosa” carrera por robustecerse políticamente a lo interno de su país y aunque ello pudiera costar una ruptura de la precaria paz mundial y de crisis económica aguda, que como nunca, todas las naciones y a causa del acoso estadounidense, están experimentando.

Al mismo tiempo y para todo observador medianamente inteligente, lo que de hecho se observa con suma inquietud, es ver como el conglomerado militar e industrial estadounidense trata de salir al rescate, de una economía norteamericana, que con todo y el auxilio de Wall Street via las grandes corporaciones y conglomerados capitalistas propios, parecería que luce en un estancamiento y el que francamente, habla de retroceso preocupante frente a la realidad, de que la economía de EEUU no es ya aquella otra de no menos diez años atrás y en la que, la manufactura como el dinero estadounidenses decidían en el mundo y hoy se ve confrontada frente a la robustez de otras economías globales y como lo son, las que se rigen por el yen y el rublo.

Dentro de este contexto, bien debería hablarse de que EEUU requiere con urgencia una gran guerra y dado que las otras regionales no le han dado los resultados apetecidos para que el dólar pudiera mantener su hegemonía y el que ahora y precisamente por los desbalances globales estadounidenses, no es capaz de revitalizar su economía y alejar el fantasma de los amagos de guerra civil inmediatos que ya se están viendo en todo el territorio de la Unión.

Por eso y al observarse de lejos la situación presente, es obvio que lo primero que salta a la vista, es que la explosión de la inflación ha llevado al desequilibrio  al EEUU político y el que desde Washington, parecería que sus estrategas y analistas no dan con la suficiente estrategia como para tratar de mantener dentro de cierto equilibrio orgánico y para no hablar de conceptual, lo que ahora notan como precaria pax americana y con el efecto pernicioso de determinada pérdida de credibilidad y peor, de autoridad moral y desde el momento que el resto de las naciones y pueblos contemplan con preocupación ese afán guerrerista estadounidense, que presagia y si el Todopoderoso no mete su mano, que a corto tiempo, tanto Europa como Asia se encuentren en el epicentro de una conflagración armamentista y guerrerista de factura USA que absolutamente a nadie podría dejar indiferente.

Hablamos de una realidad cierta: EEUU teme el resurgir de Rusia y China como puntos globales de una nueva economía y en la que paradójicamente, el dólar estadounidense ha sido su incentivo y el empuje de sus pueblos el motor que impulsó a las economías eslavas y asiáticas y al grado, de que ahora mismo, no es aventurado plantearse que dentro de los próximos cinco años como mínimo y si no hay un cambio positivo amplio, la economía estadounidense quede en tercer lugar frente a la China y siguiéndole Rusia y naciones y economías alineadas con ellas.

En este aspecto y como si fuese un paraguas de amplio radio de acción, el comercio mundial está siendo seriamente lesionado por los aprestos guerreristas estadounidenses, cuando lo que debería suceder, fuera, de que en vez que el ejército de la OTAN sea la ominosa iniciativa de neoejercito de mercenarios que amenaza a Europa y al mundo con el pretexto de tratar de reducir las influencias decisivas de Rusia y China en aquella parte del planeta, EEUU que es el poder tras el trono de esa alianza militar que ya quiere ser global y ante el temor, digamos congénito, de una Europa a la que solo el recuerdo de sus dos grandes guerras no da ánimos para emprender otra mayor, se nota y abierta como descaradamente, Biden pretende movilizar un ramal de sus ejércitos de ocupación en Europa, los que con el pretexto de  “ayudar a Ucrania para que Rusia  no la destruya”, prácticamente ya tiene en pie de guerra no menos de 10 mil soldados estadounidenses prestos a enfrentar a Rusia, al tiempo que la economía estadounidense se estrena con más de 100 mil millones de dólares en armas a ser utilizadas en la probable nueva contienda.

Realmente, no entendemos cómo es que el Times habla atravez de Leonhardt de que Rusia y China han creado y vía sus presidentes, una supuesta alianza de autocracias, cuando lo obvio, es que el poder armamentista y autocrático estadounidense, no ha dejado y desde los años 1800, cuando Washington y con el Pentágono de punta de lanza, inició y entró a tiro limpio en Japón, China, así como en Corea, una penetración de corte imperial punitiva, que todavía en los años cincuenta del pasado siglo tenía su expresión guerrerista en la península coreana.

Ahora y al igual que aquel ayer, los ejércitos están movilizados y lo inquietante, que, entre los ejércitos inmediatos de la OTAN y Rusia, son más de 200 mil efectivos y bien armados, que se preparan para una guerra supuestamente local, que al momento que estalle, podría ser mucho peor que las dos últimas guerras mundiales que tuvieron de escenario a la península europea.

Ya mismo, lo que hay, son los pretextos de Ucrania y Taiwán con miras de EEUU tratar de volver a ser la gran potencia militar hegemónica. Sin embargo, a diferencia del pasado, no es verdad que pueblos y naciones van a tolerar que se desate una guerra de extinción y simplemente, porque el egoísta espíritu estadounidense asuma, que el gobierno del presidente Biden y el conglomerado militar e industrial que tiene atrás, puedan primar sobre el mundo y sin importar generar una montaña más que abusiva de no menos cien millones de cadáveres y la destrucción “orgánica” del aparato productivo y económico mundiales.

Ante semejante perspectiva, se hace evidente, que la supuesta alianza de las autocracias que pregona el Times de Nueva York se origina en Washington y tiene de aliados, a sus iguales dentro de los terribles grupos y conglomerados económicos y financieros rusos y chinos, quienes junto a sus iguales estadounidenses, empujan al abismo a lideres políticos “globales” muy apegados de sí mismos y cuyos egos marcan la danza de las horas. La humanidad, cierto que está en riesgo y como nunca en los últimos sesenta años.

Terminamos pues y enfatizando, que ideas o expresiones simplistas para tratar de descalificar a potencias globales, que ven que otra trata de aplastarlas, no es la mejor de las iniciativas y sí un suicidio colectivo abrumador. (DAG)

 

 

 

 

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