El gobierno de Haití empieza a derrumbarse a medida que las autoridades que investigan el asesinato del presidente se concentran cada vez más en el primer ministro Ariel Henry. Un alto funcionario renunció el miércoles y acusó a Henry de obstruir la justicia.
Rénald Luberice, quien durante cuatro años se desempeñó como secretario general del Consejo de Ministros, dijo que no puede permanecer bajo la dirección de una persona bajo sospecha y que “no tiene la intención de cooperar con la justicia sino que, por el contrario, busca obstruirla por todos los medios”.
Luberice agregó que le preocupan las supuestas pruebas que implican a Henry en el asesinato del presidente Jovenel Moïse.
“Que cada ministro se coloque a la altura de su misión en esta encrucijada histórica”, dijo.
Un vocero de Henry se negó a hacer declaraciones.
La semana pasada, el ahora exfiscal general de Puerto Príncipe, Bed-Ford Claude, pidió a Henry que se reuniera con él para explicar el motivo de sus dos conversaciones telefónicas con un sospechoso clave horas después del asesinato de Moïse en su domicilio. El sospechoso, Joseph Badio, fue despedido del organismo anticorrupción del gobierno en mayo y permanece prófugo.
El martes, Claude ordenó al juez que supervisa el caso que acuse e investigue al primer ministro sobre la base de esas pruebas. Horas después, un nuevo fiscal reemplazó a Claude por orden de Henry.
Los sucesos demuestran que el partido Tet Kale de Moïse está en proceso de fractura, dijo Robert Fatton, experto en política haitiana de la Universidad de Virginia.
Algunos políticos apoyan a Henry y otros no, lo que amenaza con seguir desestabilizando el país cuando trata de recuperarse del asesinato y de un terremoto reciente que causó más de 2,200 muertes, todo esto en la víspera de elecciones presidenciales y legislativas. [AP-Listín Diario]