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La alternabilidad en los cargos públicos de elección, pero sin una dictadura partidocrática que lo pervierta y corrompa todo, debe ser la meta por seguir

Con todo y las imperfecciones de nuestro sistema democrático y que son muchas, el hecho de que los dominicanos todavía confiemos que algún día se pudiera llegar a elegir autoridades municipales y congresionales absolutamente independientes del poder político central, es sin lugar a duda la mejor y mayor aspiración.

Lamentablemente, desde el 1966 y con todos los traspiés, trampas y mañoserías que los políticos de todos los partidos y edades han venido utilizando en su inútil y frustrante carrera de engañarse los unos a los otros y con el solo objetivo de violentar la libertad de escogencia ciudadana, ha sido en estos 57 años de elecciones continuas la peor constante y la que advierte la falta de civilidad de nosotros los dominicanos.

Precisamente por esa increíble falta de educación y responsabilidad política y cívica, es la razón de que la partidocracia haya secuestrado las instituciones y con la ayuda de la prensa mercancía propiedad de la concentración de medios en pocas manos y al extremo, de que ya hay gente cercana al oficialismo que se apunta histérica y en la medida que se dan cuenta, de que a nivel nacional hay un cierto anhelo de cambios políticos determinantes y nada traumáticos como los que hasta ahora se han presentado, elección tras elección y cambio de gobierno continuos.

Al mismo tiempo, notamos como el choteo más inverosímil y acompañado de las palabras más insultantes se ha apoderado de los simpatizantes de una que otra bandería política y quienes al igual como ocurriera en el 2020 contra el gobierno del PLD, ahora se está presentando con el mismo desquiciante afán de sacar del poder al PRM.

Él se van, se van” que con tanta alegría y picardía los seguidores del PRM entonaban como una especie de mantra en aquel entonces, ahora y como un bumerang se vuelve contra el PRM y lo peor, que se comprueba, que ambos grupos y de todos los bandos, muestran una fiereza de odio y perversidad mucho más acentuados que cuando en el 2020.

Por esa constante tan peligrosa y llenas de actitudes insensatas y totalmente incivilizadas, las apariencias indican como si los seguidores partidarios estuvieran preparándose para ir a una guerra y realmente dispuestos a morir, dado el peligroso sesgo que todos muestran y lo que, sin duda y de continuar, sí que el proceso de alternabilidad democrático vía elecciones, creemos que podría ser enormemente perturbado.

¿Qué es lo más grave?, que los que están en el poder, parecería que se aprestan a hacer lo imposible por quedarse e imponerse en el poder, mientras con la misma irracionalidad, las fuerzas opositoras dan la desagradable impresión de estar dispuestos a pelearse y tal como si todos fueran enemigos unos de los otros y lo que es perturbador, porque por ningún lado se ve algún tipo de puerta de escape para evitar una confrontación total.

En este sentido, no entendemos  por qué los lideres y dirigentes de todos los colectivos políticos no hacen algo positivo para evitar, que de aquí a febrero-mayo del 2024, que son los meses eleccionarios, el ambiente político nacional y también mediático, se enrarezca de una manera tal, que, de buenas a primeras y en vez de ir a elecciones, se estuviera en el temperamento de ir a una guerra civil.

Y en este aspecto que hay que advertir, que ahora que a Haití llegó ayer la avanzada de las fuerzas interventoras extrajeras, que se supone entrarán a pacificar con espíritu humanitario y no de guerra de exterminio contra el país transfronterizo y sí contra las bandas criminales, que las implicaciones directas de su accionar y estallado el conflicto allí, por obligación afectará la seguridad dominicana desde el punto de vista de la inestabilidad que se genere en la franja fronteriza.

En consecuencia, si el factor geopolítico se nos impone como nación vecina a Haití, entendemos que todos deberíamos rogarle a Dios, porque el desmadre que se genere no afecte nuestra propia gobernabilidad, vale decir, nuestro sistema de elecciones generales de voto directo, pues de suceder, seguro que habría la ominosa alternativa de la suspensión momentánea de los comicios y lo que no sería nada bueno para el sostenimiento de la gobernabilidad y la institucionalidad mejor entendidas.

Entonces, lo que procede, es que vayamos con cautela y a paso firme pero sereno y no generando una guerrilla política que afecte desastrosamente la paz social. Por lo pronto, los dominicanos tenemos que pensar, que detrás de la ONU y Níger está EEUU, potencia regional que cuantas veces ha querido, ha invadido las dos naciones e impuesto gobiernos vasallos y sin importar que sean dictaduras o democracias totalitarias.

Advertimos esto, porque sabiéndose que en este país hay no menos de 10 mil militares retirados haitianos y la mayoría proyanquis, que esta nación debería de estar al acecho por si el Pentágono les ordenara “reactualizarse” y para convertirse en la punta de lanza de una ocupación militar paralela de nuestro país y de cambio de militares haitianos hacia su país y los nigerianos a radicarlos en esta nación y esto último si los dominicanos lo permitiéramos.

No estamos especulando al decir lo anterior y sí recordando, como las naciones de vocación imperial y EEUU es una de ellas y la más cercana, se las gastan cuando entienden que sus intereses geopolíticos y de comercio pudieran quedar afectados por una perturbación política regional determinada.

Inquietud que debería ser suficiente y para que la clase política, igual la gobernante y que decir, el gobierno del presidente Luis Abinader, deberían y como dominicanos, estar estructurando algún tipo de plan de emergencia de seguridad nacional, que nos proteja como nación y a todos los dominicanos, dado que cuando este tipo de caso se presenta, siempre y de lejos, se tiene la opción de algún tipo de gobierno de fuerza civil y militar.

En conclusión, más que las elecciones, lo que esta nación enfrenta, es un fuerte peligro de afectación de su institucionalidad y gobernabilidad si la ocupación militar extranjera termina perdiendo la batalla frente al pandillerismo haitiano y por lo que, en este plano, los dominicanos no debemos comportarnos como bobos de la yuca absolutamente irresponsables y entregados sumisamente ante el poder exterior.

Mientras tanto, creemos que debe recordarse, que la alternabilidad en los cargos públicos de elección, pero sin una dictadura partidocrática que lo pervierta y corrompa todo, debe ser la meta por seguir, pero en lo que se consigue, aplaudamos las alianzas políticas electorales y como la que en la tarde de ayer ha sido anunciada; démosle apoyo al gobierno en materia de política exterior y seamos lo suficientemente cuerdos y para entender, que, por seguridad propia, no podemos ni debemos conspirar contra nosotros mismos como nación. Cautela pues. Con Dios. (DAG) 22 de agosto de 2023.

 

 

 

 

 

 

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