Ayer fue un día estupendo y para entender que la religiosidad de muchos y principalmente la católica, no es ni por asomo el fenómeno social que acontecía sesenta años atrás en materia de recogimiento y en razón de semejante descubrimiento, curas, monjas y obispos están con el grito en el cielo y al comprobar, que definitivamente, los ocho millones de dominicanos nacidos en estos últimos sesenta años, prácticamente le han dado la espalda a lo religioso católico y no porque fueran anti religiosos, sino porque las inconductas de determinados curas y monjas, sencillamente han fracturado sus creencias religiosas originarias y nacidas en sus hogares.
Por eso y entrando en perspectiva, es innegable y así las cosas, solo hay que ver como la clase media y en sus tres niveles, sus miembros asumen una actitud y accionar contestatario en todo lo religioso y el que sin pretender que sea ateo, es indudable que ha generado una actitud y presencia entre desafiante y hasta vengativa, sobre todo entre aquellas personas que fueron a colegios católicos de un solo sexo y en los que, los profesores y tanto como curas o hermanos o “sor” y en gran mayoría, se caracterizaron por una sistemática actitud depredadora sexual y de gran pederastia.
Ahora y por la acción en diversidad, de tantos jóvenes y maduros que entienden que lo religioso es un asunto dentro de la más estricta esfera privada y casi al mismo nivel de las preferencias políticas, es imposible negar que existe una indudable fractura social que impulsa hacia ese tipo de libertinaje programado que socialmente se presenta en los grandes y amplios círculos turísticos y en los que las villas de recreo vienen siendo la punta de lanza de un desenfreno sexual tan singular, que abarca hasta el personal de trabajo en la mayoría de esas viviendas.
Al mismo tiempo y por el efecto imitación, la mayoría de los trabajadores domésticos de esas villas, se convierten en piezas sexuales de intercambio dentro de un mercado clandestino de oferta y demanda, que proporcionalmente, influye de una manera decidida en el componente turístico aleatorio proveniente de terceros países y aposentados como “turistas” en hoteles costeros cercanos a las villas de recreo.
Se está dando entonces una especie de revolución sexual marcada por la influencia notoria de adolescentes y jóvenes de ambos sexos y unos como saltinpankis y otros como chicos o chicas acompañantes y al grado, de que son pocos los hogares de clase media en villas de playa y hoteles de costa en los centros playeros, que pudieran escapar a sus influencias.
La familia entonces y como célula primaria de la sociedad, es víctima de una degradación en función de una nueva moral que escandaliza a los más viejos, pero que perfectamente y hablando con crudeza, se encuadra dentro del diario vivir de cada uno. Una muestra significativa, son los templos católicos en la zona Verón-Bávaro-Punta Cana, en la que y dándose una especie de nuevo rito más a tono con la sexualidad que se vive y la frivolidad que invita un entorno de naturaleza lujuriante, ataja o coloca en veremos, toda muestra de religiosidad católica en procura de atraer creyentes.
Tan pronunciado es el fenómeno, que, para comprobarlo, basta con observar a muchos de los oficiantes de culto y con sus ropas ceñidas y cuerpos musculosos que apenas se esconden dentro del habito religioso con el que ofrecen culto, para comprobar como elementos de la curia católica en la zona este del territorio nacional se han amoldado y con ciertas características de tolerancia a las nuevas costumbres y problemática sexual “reveladora” que ya es difícil ocultar.
Desde luego, no es que el catolicismo en este país se encuentre en retirada ni cosa parecida, pues todavía en otras partes del interior de la República y tanto en el Cibao o el centro del país y también en el Sur, hay una religiosidad mucho más fuerte que en el Este y ciertas zonas del sur dominada por hoteles y villas de recreo, pero ahora también y en ese ámbito, se está dado la evidencia, de que la tolerancia “hacia las nuevas ideas" y no religiosas y sí de liberalismo sexual, comienzan a crecer y ampliarse significativamente y en la misma proporción de que nuevas generaciones buscan sus propios espacios de desenvolvimiento de vida.
Situación tan controvertida, que un obispo tan respetado como José Dolores Grullón Estrella, no se corta para reconocer, que hay un declive en la feligresía católica y lo más significativo, que lo justifica y de acuerdo con una crónica periodística publicada esta mañana en un matutino gratuito, “en el hecho de que la población tiene más acceso a información y que eso ha llevado a que los que sigan en el catolicismo sean los que realmente creen y no los que por miedo, como ocurría antes, se sumaban a las actividades religiosas”.
Lo desconcertante y al venir de este obispo Estrella, es plantear, que antes, la religiosidad católica provenía del miedo que los curas le inculcaban a las personas, al puntualizar y según la misma crónica mencionada, a que “la fe ha ido variando, porque la gente entendía antes que toda la religiosidad que tenía era la fe. Por ejemplo, en la Semana Santa todo el mundo participaba en la iglesia, guardando silencio, ayunando, pero es que, si uno no hacía eso, se (creía) podría convertir en un animal, en algo raro, pues era una fe basada en el miedo, muy por encima de la ropa”.
Ni que decir, que Grullón Estrella, él mismo y con sus palabras, presenta una radiografía social singular, que en cierto modo da pie para que se entienda el porqué de la alarmante disminución en las vocaciones sacerdotales como en la disminución de la religiosidad entre los dominicanos nacidos en los últimos sesenta años y entonces, a partir de esta realidad concreta, hay que asumir aquello que antes no se decía, pero que ahora se divulga críticamente, respecto a que en cierto modo, es la misma curia católica la culpable de que entre la juventud y las personas maduras, el catolicismo haya descendido tan alarmantemente y ante lo cual, creemos que la curia católica debería de hacerse una profunda autocritica.
Así pues, hay que terminar por decir, que la curia católica está a la defensiva viendo que el cristianismo católico dominicano disminuye y se aparta de cánones y dogma. Mientras el libertinaje sexual marca los tiempos. (DAG)