Lo que está ocurriendo es simple. La susodicha, ahora ministra de Estado, parecería que ha confundido su papel de alto cargo público y lo que es inexplicable en una política, que cuando era oposición fue implacable y hasta atrevida en sus expresiones negativas y contestatarias contra quienes desde el PLD se encontraban en el poder y que ella entendía poco menos que si fueran delincuentes.
Ahora en el poder, parecería que ha iniciado la mala práctica de utilizar a la policía para apresar a quienes hablen mal de ella y lo que ya se ha visto con determinados subalternos actuando como policía política.
Paralelamente ya se han escuchado expresiones de terceros y entre sibilinas y amenazantes de mandar a matar a los dos o tres comunicadores que tienen cuentas pendientes con la sobrina putativa de la propagandista gubernamental Nuria Piera, la que, por cierto, en su tiempo de “independiente” no se frenaba la lengua injuriando a quien se le ocurriera.
En esta ocasión, la ex alumna del colegio de señoritas Santo Domingo, es evidente que olvidó las buenas maneras y lenguaje de aquel centro educativo y perdiendo la compostura, parecería que está decidida a amargarla la vida a quienes la enfrenten desde algún medio de comunicación y preferentemente desde las redes sociales.
Realmente, sentimos lastima por una muchacha, que con todo y casada e ignorándose si tiene hijos, en el nuevo cargo público de administración directa desde el gabinete presidencial, se muestra que no está dando las actitudes necesarias de ser una persona equilibrada y menos, una política ducha y fogueada a la que los insultos e injurias le resbalen en su cara.
Por supuesto, cada uno sabrá como manejar la cuota de poder que en algún momento le toque, pero hay que advertirle que se está pasando en sus atribuciones y que está mostrando una muy peligrosa tendencia a la intolerancia más radical, que si no se contiene, podría llegar el día y como ha ocurrido en gobiernos anteriores, de que alguno que otro fanático incontrolable entienda que debe ajustar cuentas contra quien algún ministro de Estado tenga como objeto de sus inventivas.
Todavía más, dentro del país político, es común que los enemigos poderosos de algún ministro de Estado o funcionario militar y para citar casos, se aprovechan del clima de amenazas e injurias públicas contra un ministro de Estado y para ordenar que los maten y de esa forma el asunto quedaría como si el ministro de Estado que se entiende injuriado mandara a hacerlo.
Un detalle, que a la ministra Raful hay que recordárselo y por la simple razón, de que ella ya luce totalmente descontrolada en lo referente a no saber contenerse frente a las críticas más duras que gente muy molesta con la aplicación de sus políticas emiten y las que no solo no barajan pleitos, sino que abiertamente la desafían.
Claro está, si se tiene en cuenta que la señora Raful no es el presidente de la República, sino que es una subalterna de este y por lo tanto, obligada a guardar la compostura y saber entender y manejarse frente a las reacciones publicas negativas que su arrogancia provoca, la ministra de Estado y hay que reiterarlo, debería contenerse.
Por ejemplo, ¿qué necesidad había de que ella estuviera pregonando, que, con el pretexto de ruido a altas horas de la noche y la madrugada, provocados por ciudadanos pasados de tragos y en lugares públicos, fuera razón para afectarles sus derechos a los comerciantes dueños de los locales públicos en donde los clientes van a pasar momentos distendidos que les hagan olvidar las penurias que pasan y cerrárselos y siendo negocios legales y que pagan patente para estar operando?
Es evidente entonces, que ese tipo de medida de corte muy de estado policiaco no es un asunto que nadie toma a la ligera y menos, que como siempre ocurre el Poder Ejecutivo siempre zanja la controversia alargando las horas de cierre de todos esos negocios para estos tiempos de fiestas navideñas.
Precisamente en la tarde-noche de ayer, se conoció que “la flexibilización del horario para el expendio de bebidas alcohólicas, que regirá desde este domingo 15 de diciembre y se mantendrá hasta el 3 de enero de 2025. El relajamiento será de domingo a jueves hasta la 3:00 de la madrugada y viernes y sábado hasta las 4:00 de la madrugada del día siguiente, en discotecas, bares, clubes, restaurantes, centros de eventos, pianos bares y casinos” y si esto era lo que correspondía, ¿para qué la señora Raful quiso mostrarse más dura e inflexible de la cuenta, cuando bastó que el presidente Luis Abinader retornara de Qatar y le ordenara al ministerio de la señora Raful que aplicara la disposición? Por supuesto, la disposición no es aquella abierta que muchos quisieran, pero al menos es funcional.
Viene ahora a lo inmediato el penoso resultado, de que la ministra de Estado es la funcionaria contra quien la atrapada opinión pública le muestra más odio y a ese paso y de continuar, le auguramos que durará menos de seis meses en el cargo.
Por supuesto, la política de Estado es maquiavelismo puro y siempre a cualquier gobierno le conviene tener algún tipo de funcionario que sea el pararrayos de los odios y animadversiones del resto de la ciudadanía y no que los dardos recaigan en quien sea presidente de la República.
En consecuencia, parecería que ese es el lastimoso papel que la señora Raful se ha decido por escoger y en consecuencia, ella y no ningún otro funcionario tiene frente así el nada distinguido principio de ser el centro de los odios que el gobierno pudiera generar y en situación tan espinosa, la señora Raful y por no saber manejarse, seguro que no le acompañará la suerte.
Mientras tanto y esto va para todo el gobierno, contengan a su fierecilla no domada y no esperen que se desate a peor y mueran terceros por su intolerancia. ¿se entiende?
Justo por tal actitud tan irreflexiva y ciega, es que decimos, que la prepotencia de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, es más que preocupante. Eso de ordenar el apresamiento de quien le insulte en vez de someterle a la justicia, es una muy mala señal que debe ser suspendida. Con Dios. (DAG) 11.12.2024