Tres generaciones han pasado desde que un grupo de antiguos colaboradores de Trujillo, en robos y crímenes, traicionaron a Trujillo y emboscándole en una carretera el 30 de mayo de 1961 en donde el dictador y solo, se batió a tiros en desigualdad de fuerzas.
Por 63 años a los dominicanos se nos ha bombardeado con toda una sarta de mentiras y manipulaciones mediáticas, al tiempo que paralelamente, los antitrujillistas han creado el culto a la personalidad de tres malogradas hermanas y el amigo que se prestó a conducirles su vehículo y que fue un asesinato múltiple que respondía a un esquema de magnicidio perpetrado por la estación local de la CIA y ejecutado por exmilitares y exfuncionarios públicos que decían que “salvarían a la República de la dictadura más férrea de América”.
Todo comenzó cuando el comerciante del transporte, Luis Amiama Tío, informante de la agencia estadounidense, captó a su compadre, el general José René Román Fernández, casado con una hermana del Generalísima y quien como ministro militar era el tercer personaje importante del régimen trujillista.
Consumado el hecho criminal político y militar, de inmediato a las setenta y dos horas, un país de apenas dos millones y medio de habitantes experimentó el cambio de lealtades por parte de la clase media y empleomanía pública y medios de comunicación y periodistas, no así de la población conformada por una mayoría de laboriosos campesinos.
Todos esos arribistas de clase media y empleados públicos que de pronto se transformaron “en victimas de la tiranía” y desde entonces y durante los primeros cuatro años de muerto Trujillo, motivaron y protagonizaron en aras de un oportunismo vergonzoso, el primer ataque grupal contra los bienes e infraestructuras de la República, que el régimen trujillista había creado y de lo que todo el tiempo Trujillo decía que eran bienes del pueblo dominicano.
Por ese afanar delictivo continuo, la tiranía anti trujillista robó más de cien mil millones de pesos del erario de la nación y de dineros de los contribuyentes y legalizando su saqueo emitiendo el gobierno de facto del Consejo de Estado una ley que prohíbe la mención de Trujillo y que calificaba de “prácticas trujillistas” todo aquel que emitiera un sentimiento de respeto a la obra gubernativa del dictador desarrollista. Ley que perfectamente puede ser derogada al no responder a un Congreso Nacional de origen democrático y electoral.
Ya en este nuevo siglo XXI es un verdadero retroceso que la tiranía anti trujillista se encuentre vigente y pretendiendo esclavizar nuevas generaciones de dominicanos. En función de ello, instamos a un gran movimiento nacional a favor de la liquidación de esa tiranía anti trujillista, que tiene en su haber más muertos por política que todo cuanto hubo en la dictadura trujillista y el saqueo absoluto de los bienes públicos, sea eliminada y desarticulada.
Una puntualización: El gobierno de Trujillo cayó, no por las invasiones del año 1959 y sí por los efectos del asesinato múltiple y salvaje de las tres hermanas Mirabal y Rufino de la Cruz y al habérsele hecho creer a la población que habían sido asesinados por orden de Trujillo y lo nunca sucedió.(DAG-OJO)