lunes, junio 17, 2024
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Las manos ocultas de tres periodistas, que, sin saberlo, provocaron el asesinato de Goyito

A propósito, de que, en nuestro análisis político de estado de ayer domingo, no tocamos el tema, en cuanto a que manos de cobardes estaban detrás del crimen perpetrado por una célula policiaco-militar en un día como hoy en 1973, contra el jefe de redacción y gran amigo y colega, del periodista Gregorio García Castro.

Su antecedente mayor y que por cierto, recoge en un escrito publicado esta mañana en el matutino centenario capitaleño, por su hijo Enrique García Frometa, fue la publicación vil y artera de una supuesta entrevista realizada en la redacción de Ultima Hora al guerrillero Toribio Peña Jaquez y por parte de los periodistas, Virgilio Alcántara, Aníbal de Castro y César Medina, la que sin duda fue el origen del asesinato de García Castro, ya que como jefe de redacción, nadie dudó que la misma era de su autoría y lo que no era así, pues al momento de la ocurrencia, se encontraba en el interior del país dando una conferencia.

Sabemos del hecho, porque a raíz de la publicación traicionera, esos periodistas se escondieron y uno de ellos, Alcántara, hubo un momento que desde donde estaba me llamó para indagar si yo podía hacer algo en Palacio para ellos retornar a la vida normal y de lo que no prometí nada, pues nunca estuve de acuerdo con semejante muestra de periodismo amarillo y provocador. Así mismo y meses luego, tuve una conversación con Peña Jaquez, quien me confirmó lo del escenario en que se desarrolló la entrevista que provocó el crimen y del que el mismo Balaguer quedó tan sorprendido y adolorido como pocos se lo imaginan.

No voy a entrar en detalles y sí citaré a continuación lo expresado por Enrique, que revela crudamente los pormenores más insospechados en su escrito en el matutino aludido y en el que por cierto, confirmó parte de lo que revelamos ayer:  “La persecución y amenazas se intensificaron más tras el periódico publicar sin firma una entrevista al “Guerrillero sin montaña” como Goyito había bautizado a Toribio Peña Jaquez, pero que no fue realizado por Gregorio, y que al llegar al periódico regresando del interior del país después de dictar una conferencia, encuentra en rotativa el espectacular titular: “Guerrillero fue a UH; Da declaraciones”, García Castro se opone a esa publicación, por la forma osada e inexplicable del medio de concederla a un rebelde que estaba en guerra con el Gobierno, además de que no se realizó en la redacción, sino en un carro, y se hizo un simulacro con fotos de pertrechos militares en el piso de la Redacción, violando las reglas del periodismo elementales, porque no se hizo en el periódico; pidió al director: “Virgilio ya lo único que tenemos que hacer es escondernos, esto se me va a pegar a mí”, y efectivamente, medio país creyó eso porque Goyito fue que dio la primicia de la presencia de Caamaño en los programas de TV, desmintiendo a un comunicado de las FFAA. El lunes 19 de marzo Goyito se entrevistó con el presidente Balaguer y le aclaró que no fue él quien hizo la referida entrevista, Balaguer le ofreció un cargo diplomático y le dijo que no podía garantizarle la vida en el país, y Goyito se negó a aceptar el cargo”.

49 años después, Virgilio Alcántara y Aníbal de Castro pasaron al cuerpo diplomático y consular y en el que todavía se encuentran. Alcántara, luego que consiguió de ángel protector, al allegado más cercano de Balaguer: Guaroa Liranzo y De Castro se cobijara a la sombra del presidente Leonel Fernández. Del otro, Medina, este ascendió dentro del periodismo y llegando a ser notorio productor y comentarista de radio y televisión. Y en muchos aspectos, caracterizándose por momentos, en ser un difamador impenitente. Siempre he creído, que por sentirse uno de los moralmente culpables del asesinato de Gregorio, fue la razón, de que cuando supo el hecho (se encontraba a menos de tres cuadras en una cafetería junto a otros dos periodistas) se abalanzó sobre el cadáver y gritó histérico que también lo mataran. Los otros dos que redactaron la entrevista, siempre callaron y quienes en verdad deberían decir sus verdades sobre este trágico hecho.

Realmente y esto hay que decirlo, el asesinato de García Castro revela en toda su desnudez, la doble moral que existe dentro del quehacer periodístico. Desde luego, no estoy diciendo nada que no sea cierto y mucho menos, considero que no se puede presumir ninguna actitud difamatoria al citar a los periodistas que tuvieron responsabilidad sobre la entrevista a Peña Jaquez, sí más bien, me inclino  por entender, que actuaron temeraria e irresponsablemente y por aprovechar una  “primicia” periodística, que desafortunadamente provocó la muerte de García Castro y de ahí la mención que hacemos de esos colegas y para nada, con ningún tipo de acusación expresa y si solo robusteciendo lo escrito por Enrique, el hijo de Gregorio.

Precisamente por esta creencia, es que este análisis político de Estado, lleva el titular de: “Las manos ocultas de tres periodistas, que, sin saberlo, provocaron el asesinato de Goyito” y lo que puntualizamos, con el solo interés de que las nuevas generaciones de periodistas tengan cuidado en no caer en situaciones equivocas, de esas, de que cuando se viene a ver, los hechos les presentan, tal como si más allá de autores morales de un hecho impensado, se les entendiera como sospechosos cuasi autores materiales de una tragedia en la que para nada tuvieron participación o que ver.

De ahí, que recordando aquella tragedia, que todavía afecta al periodismo nacional y porque fue la que abrió el discurrir del crimen político desde el Estado y con manos castrenses y como se vio más luego con el asesinato del analista Orlando Martínez, a quien la ideología marxista que le dominaba, le segó de un modo tal, que se dieron casos, de que hasta facilitó su columna diaria para que sus compañeros del Partido Comunista colocaran en ella una que otra soflama y que, en aquellos tiempos de lo más duro de la Guerra Fría, fue enormemente temerario y siguiendo la afectación, con otros hechos similares que llegan hasta hoy, por supuesto dentro de otras circunstancia no tanto ideológicas.

Con el crimen sobre Goyito, el periodismo quedó en entredicho y sí todos vamos a ser lo suficientemente honestos, todos tendremos que admitir, que no todo se escribe, que no todo se dice y mucho menos, con las características de estallido emocional que siempre generan reacciones emocionales opuestas y de ajustes de cuentas y lo que debe recalcarse, porque el periodista y por más fama que le acompañe, no se debe dejar utilizar y nunca, para servir a intereses ajenos al quehacer comunicacional. Con Dios. (DAG)

 

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