Abinader llega al poder en el 2020 y ya en intrant hay una empresa contratista argentina manejando el sistema de semáforos capitaleños, contrato que tres años después es suspendido unilateralmente y por lo que se conoce, para no pagar los servicios realizados.
Para el 2023 se hace un concurso y el que gana otra empresa, en esta oportunidad dominicana y la que ahora está pasando por parecidas situaciones que la primera. El Estado se niega a pagarle los servicios prestados y en Contrataciones Públicas avalan por nueva vez la sinvergüencería.
Al primer contratista, el Estado hasta ahora se ha salido con la suya, pero con relación a la segunda, la situación de confrontación es abierta y porque el suplidor chino de esta empresa, ha requerido el pago de la deuda y por la presión que le colocó a la empresa criolla que le contrató, ahora esta se ha sentido entre la espada y la pared.
De ahí el grave conflicto de enajenación de autoridad desde el momento que la empresa contratada y desesperada, se vio en la necesidad de hacer colapsar el sistema de semáforos entre jueves y viernes y desatando el caos en el fin de semana y lo que adquirió la dimensión de grave falla a la seguridad nacional.
Increíblemente, el Estado no previó, que facilitaba el derecho al proveer la empresa ganadora de la licitación, pero especificando, sin el control de la seguridad operacional, que como en cualquier país organizado, siempre está en manos del gobierno de turno y por un asunto elemental de seguridad nacional.
Aquí no es así, el contratista tiene control absoluto del sistema de semáforos y puede y de acuerdo con las circunstancias, eliminar el servicio público y sin darle cuentas a nadie.
Ocurrido el hecho, el gobierno a dado la callada por respuesta y esta tarde se espera que, en su rueda de prensa semanal, Abinader hable sobre este particular y mucho más, cuando desde el intrant ahora suspendieron el contrato que ampara al proveedor local y este ha reaccionado con amenazas de paralizar todo el sistema.
Hasta ahora, intrant y en la persona de su director y aliado a contrataciones públicas, luce como el malo de la película y sus agentes, auxiliándose de sicarios mediáticos, pretende desviar la atención pública y para que los ciudadanos no se den cuenta de qué es lo que realmente sucede y se crean el cuento de que un tercero muy conocido públicamente, sea visto la mente diabólica que está detrás de la total ausencia de autoridad gubernamental. (DAG-OJO)
