Y hablamos de una entidad, que, sin estar conformada por políticos de oficio, trató de hacer la diferencia en materia de comportamiento cívico político y frente a una nación que salía de la dictadura trujillista y comenzaba su vida hacia un camino democrático con el fiasco de gobierno del populista y demagogo Juan Bosch y quien, debido a su incompetencia, él contribuyó a que se le diera el golpe de Estado que le catapultó a nivel internacional como una especie de «presidente mártir”.
Entiéndase, hablamos con conocimiento de causa, porque uno de los vicepresidentes de la ADI, era nuestro padre, don Adriano Gómez Rodríguez, quien a ese momento y como presidente de la Asociación de Detallistas, era la cabeza del comercio minorista y mayorista del país.
Aquí los seguidores de Bosch provenientes del PRD del exilio y ocurrido el golpe de Estado siempre han querido hacer ver como un gobernante democrático, sin embargo, tres días antes del publicitado golpe de Estado, que para más señas, ni el PRD salió en defensa de Bosch al momento de ocurrir, salvo su secretario general el doctor Washington de Peña, quien si trató de mover a la militancia, Bosch ordenó los apresamientos, no solo de Gómez Rodríguez, sino también del banquero Alejandro Grullón Espaillat y otras personalidades y porque dos noches antes del golpe tenían una reunión de captación de clientes comerciantes para el Banco Popular en la sede de la asociación de Detallistas y la que al enterarse Bosch, dijo que allí se estaba conspirando para derrocarle y lo no fue cierto.
Entonces, Bosch cae derrocado por su propia incapacidad e incompetencia y por el vacío que le hiciera el PRD y no porque el alto comercio y banca lo pretendiera.
A raíz de ese acontecimiento y de otros que se sucedieron, el empresariado de la época entiende que debe agruparse en términos de política institucional y al haber tenido la nada fructífera experiencia de la ADI.
En consecuencia, nace el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) y detrás suyo la retahíla de entidades que agrupaban los diversos sectores preponderantes de la economía y que hoy tienen 78 empresas filiales y las otras tantas en la etiqueta de la asociación de industrias (AIRD).
Vino la ley de sustitución de las importaciones que creara el presidente Joaquín Balaguer a partir de 1966 y la creación de zonas francas que fue el motor que le dio empuje y razón a la industria ligera y en base a subsidios originalmente a veinte años y para incentivar la producción y que vino a robustecer la fase de industrias de primera línea que habían nacido en la etapa trujillista y como base fundamental del resurgimiento de la economía dominicana y hasta que para el 2017, el presidente Danilo Medina crea el Consejo Nacional de Competitividad, dándole personería jurídica a un empresariado que de golpe se constituyó como parte del Estado y con su maquinaria burocrática propia para el manejo de la economía y lo más increíble, que nunca ha permitido que la ley de sustitución de importaciones sea derogada y para que los subsidios continúen a lo largo de estos 59 años a partir del 1966.
Sin embargo, ese proyecto empresarial, al llegar al poder, pues todos los empresarios nombrados pasaron a ser funcionarios públicos aparte de ser los mayores beneficiarios del presupuesto del Estado y los múltiples negocios derivados en materia de contratos de obras y contratas de servicios desde el Estado y en el tiempo, desarrollándose una situación por medio de la cual, quien fuera presidente de la República, ministro de Hacienda, director de presupuesto, ministro de planificación, pasaba a ser miembro temporal de ese consejo y mientras estén en los cargos públicos que ostenten y generándose entonces el nacimiento de un aparato plutocrático de poder tan extenso, que ese consejo y sus bancos, pasaron a controlar las finanzas del Estado y colocando al gobierno de turno, en una especie de punto de referencia, que oculte a la ciudadanía, que desde Competitividad se funciona como el poder oculto que rige al Estado.
En los últimos ocho años, el Consejo Nacional de Competitividad controla todo el poder del Estado, controla a lo absoluto al gobierno de turno y los dominicanos son sus vasallos, clientes, consumidores y hasta contribuyentes y facilitando que el gobierno endeude al país y los dineros públicos en su totalidad sean manejados por Competitividad.
¿Resultado? Los ciudadanos han perdido esa calidad y todos son sumisos serviles de las 48 fortunas que controlan a Competitividad y lo más espeluznante, que, a esta fecha, esos millonarios son los responsables del saqueo generalizado y por los 2.5 billones de pesos que desde el 2017 han ido a engrosar las fortunas de esos oligarcas y convirtiendo a la nación y al nivel de que los ciudadanos son sus esclavos económicos.
Cómo de las 48 fortunas, 10 son las dueñas del 95 % de los medios de comunicación y de información de masas tradicionales y contando con un ejército de diez mil periodistas y comunicadores a su servicio, la República vive de espalda al saqueo que se le hace y de ahí, que ahora, cuando es una realidad que la parte más joven de los dominicanos y aprovechando internet, ha creado las redes sociales y sus medios alternativos en donde la censura mediática empresarial no existe y nada se oculta y todo se investiga, que esa plutocracia haya decidido crear una ley mordaza que acabe de una vez y por todas con el derecho constitucional a la libre expresión.
Lamentablemente, tantos años imponiendo una censura mediática institucional ha facilitado para que los ciudadanos no sean críticos y no quieran darse cuenta del saqueo que se le hace a su economía, a la de ellos, la que depende de sus esfuerzos y bolsillos y que es la razón del porqué y hasta que los dominicanos no despierten y muestren coraje, la plutocracia que controlan las 48 fortunas, tendrá todavía un tiempo amplio saqueando a los dominicanos.
No obstante, hay una esperanza: El estallido de rebeldía en los jóvenes de 18 años nacidos en 2007 quienes, apertrechados en las redes sociales, impulsan la rebelión social que ya abarca a un segmento poblacional de personas entre 20 y 45 años y quienes junto a los dominicanos que están naciendo ahora y quienes en el 2050 tendrán 25 años, será el factor generacional múltiple que definitivamente se le impondrá a los para entonces ancianos que todavía estarán controlando a Competitividad.
Creyendo entonces en la probabilidad que observamos, es que decimos, que lo que una vez fue un romántico grupo de comerciantes queriendo ser empresarios y que fundaron la Asociación Dominicana Independiente (ADI) y que ahora resurgió como Consejo Nacional de Competitividad, se ha convertido en el peor grupo empresarial depredador de esta economía. Con Dios (DAG) 14.06.2025