Nadie concibe el por qué la policía instruyó de tal forma a sus efectivos en Santiago, regional favorita de su director general, para que, tratando de imponer el orden durante un desfile de carnaval, se actuara armas en mano y ante la minucia de un supuesto “exceso de regocijo” por parte de los allí congregados y que los efectivos entendieron como una especie de atentado al orden público y con la grave consecuencia de un disparo aleve que tronchó la vida de un niño de doce años.
Lo primero es, que los que mandan en la uniformada y entienden que toda aglomeración ciudadana es una especie de motín, no tenían que extrañarse del inusitado nuevo crimen policial, que, sin duda, es cargado a la cuenta de muertos del gobierno y si no fuera, porque realmente el propio general Then y en cumplimiento de su inquietante mensaje introductorio cuando juró al cargo, manifestó contra lo que se entendió que iría con mano dura contra lo que llamó “la criminalidad organizada”.
Lo segundo, que él mismo, no escapa a determinadas imputaciones de acciones reprochables de sangre y por las que varios ciudadanos y en “intercambios de disparos” fueron asesinados por sus subalternos en sus tiempos de jefe regional, en consecuencia, no es verdad que el hecho de sangre reciente, sea uno del que, el director policial hubiese podido mostrar cierta contrición verdadera, sabiéndose que sus subordinados en todo el país tienen bien presente, que el orden público se debe imponer y sin importar las consecuencias nefastas en contra de los ciudadanos y sean criminales o no.
Y que fue el hecho protagonizado por el policía asesino en la ciudad de Santiago, crimen que desde todo punto de vista no tuvo razón alguna de suceder y para no hablar del detestable comportamiento de los miembros de la patrulla policial que recogió al asesino y se lo llevó en una camioneta para ocultarlo del publico terriblemente indignado.
Estamos hablando, de que de buenas a primeras, al partido oficial, el PRM, debería de preocuparle, que en sus dos años y pico de mandato, la policía y esta sola y por muertes violentas documentadas y que recogen los medios de comunicación, lleva una terrible cuenta de no menos 75 personas asesinadas violentamente, que directamente queda a la responsabilidad y coautoría de la dirección general policial, ocasionando una grave responsabilidad política directa al gobierno en sí y en específico al ministerio de Interior y Policía y su huidizo titular.
Sobre este aspecto, hasta ahora es un misterio el porqué del silencio presidencial y en un asunto que, al momento de las elecciones, es seguro que le estallará como una inmanejable granada política, que de alguna manera tendrá perturbadoras consecuencias para el mismo gobierno.
Si recordamos que la historia y en tiempos pasados de cuando la Guerra Fría y en los que el lumpen proletario de izquierda protagonizó cientos de asesinatos de civiles y militares y con el pretexto “de acabar con el gobierno del asesino Balaguer” y que fue una lucha de socavamiento institucional artero, incentivada por la matriz política del PRM, es decir, el PRD y todo el conjunto de comunistas e izquierdistas del PCD, el MPD, el PACOREDO, etc.
Viéndose y ahora, que los que sobrevivieron de aquellos supuestos izquierdistas, son capitalistas y simpatizantes del partido oficial, deberíamos sentirnos aliviados de que ya no practican todas aquellas diversas “modalidades” de guerrilla urbana y asesinatos propios de sicarios políticos y que ahora, dormidos al arrullo de los pesos que les llegan, parecería que han pasado a un tercer plano y como al parecer ha ocurrido con el secuestrador de empresarios, Fafa Taveras y el sangriento jefe del Pacoredo, Pin Montas. Uno, un retirado y sospechosamente anti Abinader y el otro, un oculto millonario dueño de crianza de cerdos al mejor postor.
Entonces y conociéndose estos antecedentes, se hace claro que la nación debería de estar agradecida de que los asesinos de la izquierda cuando la Guerra Fría, hayan cambiado sus actuaciones terroristas y para ser ahora supuestos y mansos “intelectuales de izquierda” y quienes por aquello de que las fieras nunca cambian de habito, parecería que su espíritu de incendiarios, hubiese “trasmutado” a una policía, que por lo visto y al ser una fuerza paramilitar y depredadora adiestrada para que considere a los ciudadanos como potenciales enemigos en territorio ocupado, ha calcado sus criminales métodos y generándolos dentro de unos parámetros de puro exterminio.
Mientras lo anterior ocurre en el territorio nacional, desde el exterior nos llegan indicadores, que apuntan a un “cambio de ritmo” en la guerra sangrienta que EEUU-Reino Unido y la UE llevan en Ucrania contra Rusia y de ahí lo inusitado de unos supuestos “globos chinos” que dizque han aparecido de improviso en los bordes del espacio sideral sobre determinados países y lo que significa, que sus probables dueños no violan el espacio aéreo de ningún país y por lo tanto, no hay justificación para abatirlos, proceder que rápidamente se enmascara como la probabilidad de que en realidad se estuviese abatiendo supuestos ovnis o naves extraterrestres.
Si se aplica el razonamiento lógico, necesariamente que hay que dudar de tales naves y sí en cambio inclinarnos por una maniobra propagandística de distracción y como principio para la búsqueda de una entente que haga factible salvarle sus caras a todos los protagonistas del clima bélico, que parecería ya está a punto de írsele de las manos a sus principales actores.
En uno o en otro caso y por aquello de que no es lo mismo clamar por el lobo que verlo venir, que prefiramos entender, que el sector más conservador de la clase gobernante estadounidense estuviera ganando la pugna contra sus contrarios más beligerantes, mientras al mismo tiempo y por curiosa “coincidencia”, desde Rusia se esparce el dato y atribuible a una declaración de su presidente, de que en el Kremlin no están nada satisfechos con el desempeño guerrerista de sus soldados en Ucrania y si esto es lo que aparenta, entonces la humanidad verá cómo y tirando plumas al viento, el ánimo bélico empezará gradualmente a disminuir y tal vez, el mundo pudiera quedar ante semejante imprevisto de que desde ambos lados del escenario, sus actores buscan las vías esconder el hacha de la guerra o peor, que en realidad se quisiera ir hacia una mayor escalada.
En conclusión, creemos una sola cosa, que mientras aquí y “al descuido”, un policía asesina a un niño de doce años, allá afuera, EEUU desata una histeria anti-ovni a modo de desacelerar su conflicto armado en Ucrania y en ambos casos, uno insular y la otra global y esta última con la coincidencia de una distracción general “casi” engañosa y acrecentada por la supuesta recriminación de Putín contra el poco desempeño de sus tropas. ¡Hay que estar vivo para ver cosas! (DAG)
