lunes, junio 17, 2024
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Odio contra la vida

En estos tiempos tan inciertos en los que la violencia de Estado se ha impuesto con una ferocidad extrema a pueblos y naciones y al mismo tiempo ha logrado deformar las mentalidades de tantos, quienes, en su terror de no querer perder sus vidas, se han convertido a su vez en los peores mensajeros de la muerte que se pudiera imaginar, parecería que  fuera poco lo que en materia de cordura y sentido común se pudiera plantear y mucho menos, cuando los jinetes del apocalipsis de la incomprensión, la muerte, la peste, la guerra, el hambre, el odio y la desinformación, realmente asolan al planeta.

Solo hay que ver como los gobernantes pierden la compostura más elemental al tiempo que los países que gobiernan se adentran en una espiral de odio y descalificaciones y la que como efecto reproductor, no da espacio para que las personas piensen por sí mismas y sí que se adentren en la salvaje escalada de odios, que de buenas primeras es tan evidente que se ha apoderado de una mayor parte de la humanidad.

Para comenzar, véase como el factor religioso, cuyo papel es el de moderador de las pasiones y el control social, ha dado un giro tan extraordinario, que ahora no es solo el islam el que se entiende religión de conquista, sino que la misma iglesia cristiana y en su derivación de católica, protestante y evangélicas y entre estas últimas, sus variables orientales y ni hablar de las mismas del centro sureste asiático, donde las peores formas de alucinar a las personas han dado paso a las mas radicales iniciativas de terrorismo-religioso desde el poder.

Sí que se podrá decir que no todas las religiones siguen la misma ruta o que otras muchas están aparentemente alejadas en procura de la dominación del ser humano y sin importar el costo que ello haya que ocasionar, pero sí que es evidente como que de esos desvíos religiosos de fanáticos, desde hace veinte años, nuevas vías, formas y maneras de hacer de la religión la punta de lanza para destruir o desarticular las naciones, ya ha terminado por enraizarse y de una manera tal, que solo con ver como el judaísmo se ha transformado en ese sionismo de daño, odio y terror, es más que suficiente para creer saber en qué la humanidad se ha convertido.

Es una lucha de todos contra todos y que cuando observamos que lo religioso se adentra en los peor del alma humana, es difícil entender que no se esté en peores situaciones que las que ahora se manifiestan.

Por ejemplo, obsérvese como la religión ha sido convertida en el brazo político y dogmático de países en guerra y en esto, Ucrania se lleva la palma con la transformación obligada de una iglesia ortodoxa y propia de los países eslavos y con ese afán trastornador de no respetar ni acatar las directrices de su sumo pontífice en la iglesia ortodoxa rusa y con sede en Moscú y ni que decir de las tres principales religiones que desde Jerusalén han estado viviendo la peor de sus pesadillas y lo mas grave participando sus sacerdotes y clérigos como agentes políticos de muerte y sin razón.

Parecería entonces, que el planeta va hacia el abismo y que los seres humanos terminaremos adentrándonos en el infierno y no en el de Dante precisamente. Nadie quiere aceptar que el otro pueda tener razón y menos, compartir ideas y conocimientos y con tal de que en el planeta haya paz, al menos como la parecida a la que había antes de la destrucción de las torres gemelas en Nueva York.

Y la situación es tan grave, que EEUU y en la medida que su clase gobernante y su complejo industrial y militar se dan cuenta de que su mundo de única potencia unipolar ya va a menos, empecinadamente quiere impedir que un fuerte segmento de potencias emergentes y junto a las otras dos globales y como lo son la Federación de Rusia y China Popular, generen por sí mismas un nuevo mundo multipolar donde no haya una nación hegemónica, sino que todas y al mismo nivel, contribuyan por establecer unos nuevos parámetros de gobernanza mundial y en base al respeto a pueblos y naciones y sin afectar la dignidad humana.

Sin embargo, EEUU y sus aliados occidentales, se niega tercamente a aceptar el nuevo orden mundial que se quiere y por lo que se está viendo, EEUU y con sus cinco ejércitos esparcidos por el planeta, más el otro oculto de sus fuerzas especiales que dependen directamente de la Casa Blanca, no que no quiere dar su brazo a torcer, sino que por el apoyo suicida y militante que le tiene a su otro brazo armado: Israel, parecería que estaría dispuesto a llevarse por delante a todo el que ose oponérsele y ahí el trágico testimonio del genocidio que se fragua en Palestina y que por lo visto, se está extendiendo a todo el Medio y Lejano Oriente y lo más significativo, que las grandes potencias, por sí o impulsadas por los acontecimientos bélicos, parecería que no dudarían en irse a un escenario mucho peor de todo o nada.

Describir como es la angustia que se siente al entender que pueblos y naciones no tenemos como parar semejante espiral de violencia guerrerista infecunda, es casi lo mismo a pensar, que cuando ya todo el planeta esté al borde del abismo y venga una nueva extinción, se piense, que solo de fuera de nuestro sistema solar, es que puede venir la respuesta de otras civilizaciones no humanas, pero de inteligencia superior y para parar y definitivamente, todos estos conflictos.

Nosotros creemos y al igual que muchos, que seres de luz desconocidos y de un nuevo mundo ignoto de gran espiritualidad y con emisarios ocultos en el planeta, es que podría venir el resurgir de la humanidad, pero esa creencia y sentimiento intimista queda en lo especulativo, ante la dureza de como la vida humana ha podido postrarse ante sus peores miedos.

Pese a ello y ante tanta desesperanza, no dejamos de tener fe en la calidad originaria de todo ser humano y por eso alentamos y aun cuando ahora parezca imposible que en estos tiempos de guerras y angustias, luto y dolor, desde el Altísimo y  a los humanos, Dios nos haya abandonado o dejado a nuestra suerte, sino que creemos, que simplemente hemos entrado en una nueva fase del episodio vivificante y dinámico de la vida: Una nueva evolución y desde esa óptica, nos negamos a no buscar o ver la paz y como otras veces y desde más de cien civilizaciones pasadas en evolución, el ser humano pudo caminar y trascender.

Ahora somos la civilización humana más extraordinaria y evolucionada y por lo tanto, debemos tener la suficiente entereza y cordura para sobreponernos a todas nuestras miserias y siempre confiando en la guía y el gran poder de Dios y sin importar como las religiones le conozcan. No hacerlo, significaría retroceder en el tiempo y no actuar como hijos del Creador.

De esta manera, el profundo odio contra la vida que ahora domina a tanta gente y espíritus atormentados debe dar paso a un tiempo de espiritualidad compartida y no fanática y haciéndonos abandonar nuestras peores maldades e inconductas. Con Dios. (DAG) 09.11.2023

 

 

 

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