OTAN: ¿Grupo de ejércitos de mercenarios al mejor postor y actuando como si fueran parte de una supra nación por sí misma?

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El 2021 está a días de terminar para dar paso al 2022, uno nuevo y mucho más incierto que el que se despedirá y marcado, no solo por la presencia absoluta e imparable del coronavirus presumiblemente creado en laboratorios militares estadounidenses con la finalidad de frenar el crecimiento poblacional, sino por lo inminente, de la creación de una ruda política de pretensión de guerra de ocupación y conquista, por un EEUU, al parecer, nada dispuesto a perder sus hegemonías globales.

En este plano, Washington está haciendo uso de su condición de primera potencia hegemónica planetaria y en su desesperado intento de enfrentamiento con Rusia y China y que, si no se contiene, podrían darse una serie de guerras locales en la periferia o fronteras, tanto del país eslavo como el otro asiático y que de suceder, llevaría al mundo a una escalada de guerra global y como nunca antes luego del choque ruso estadounidense en los gobiernos de Kennedy y Jrushchov ó Khruschev de los años sesenta del pasado siglo, concretamente octubre de 1962, motivada en una crisis de cohetes instalados en Cuba.

Ahora es más o menos lo mismo, pero al revés. Es decir, EEUU es el que quiere imponer bases militares geoestratégicas en naciones fronterizas con Rusia y en menor escala con China y con el único propósito de restarle capacidad competitiva de contención a la Federación de  Rusia básicamente, tratando de ese modo por crearle un cerco, de hecho, ya existe con 13 bases militares operativas en igual cantidad de países limítrofes a Rusia, que le facilite las cosas, para que su armamento espacial y aéreo de alcance estratégico esté a no menos 5-15 minutos de Moscú.

¿Por qué del interés?, porque los estadounidenses y entre sorprendidos y alarmados, han caído en cuenta de que el aparato político-industrial y militar ruso, no solo que ha crecido y con una capacidad de fuego, impensable diez años atrás, sino que por primera vez, en la Casa Blanca han caído en cuenta a su vez, de que con el nuevo recurso de armamento geoestratégico espacial ruso, EEUU está merced a los cohetes rusos y con apenas cinco minutos de ventaja al momento de estos haber sido lanzados para tocar territorio estadounidense.

Washington, al toparse con tan inquietante realidad, se ha decidido en los últimos doce meses por disminuir la ventaja estratégica rusa, creando e instalando las 13 bases militares que ahora rodean a Rusia y como el único mecanismo a mano de disminuir la seria desventaja operativa de sus cohetes y en cuanto a distancia y rapidez, de los cohetes aeroespaciales rusos.

Entendiendo esto como el paso idóneo de una gran potencia tratando de disminuir su desventaja operativa frente a otra, que como la Federación de Rusia (83 Sujetos de la Federación, de los cuales 2 son ciudades, Moscú y S. Petersburgo agrupados en 8 Distritos Federales. En tanto, Crimea y Sebastopol se han convertido, tras la anexión no reconocida internacionalmente en 2014, en los Sujetos Federales 84 y 85) respectivamente.  Rusia y desde esta perspectiva y realmente, ya es un peligro estratégico en ciernes para EEUU, por lo que se podría entender -no aceptar- los aprestos bélicos estadounidenses.

Pero al meter  a la OTAN, que prácticamente opera en territorio europeo y que es lo más parecido a un grupo de ejércitos de mercenarios bajo bandera de otros países  y actuando como si fuera, no una organización político-militar y sí un país propiamente, la situación nueva que se crea es una de enorme crispación y que recuerda el invento inglés de ejércitos privados de mercenarios operando en territorio hostil y siempre a favor del viejo y no tan desaparecido imperio inglés y de lo que en el Caribe se tiene un amplio recordatorio, con aquellos mercenarios disfrazados de piratas.

Entonces y hablando en términos militares, “el teatro de operaciones” cambia radicalmente y de ahí que hoy se conozcan las últimas declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien expresó que “la OTAN representa hoy un proyecto geopolítico que se dedica a la adhesión de los territorios que se independizaron tras la disolución del Pacto de Varsovia y la Unión Soviética”, apreciación que evidentemente no está nada lejos de lo que en realidad está ocurriendo.

Desde luego, por ahora se está en la etapa de tanteo y confrontación dialéctica bajo apoyo cautelar de movimientos militares nada normales en tiempos de paz y que de cómo los gobiernos ruso y estadounidense manejen su controversia, que en el fondo lo que busca es que cada uno disponga frente al otro de garantías mínimas de que su seguridad y fronteras y áreas de influencia inmediatas no serán alteradas.

Recuérdese, que cuando ocurrió la crisis de los cohetes, EEUU y la URSS estuvieron a punto de irse a las manos y entonces quedó claro para el resto del mundo, que la potencia rusa se había metido en el área geoestratégica de seguridad de la potencia estadounidense y lo que significó la elaboración de un acuerdo o tratado garantista de la seguridad estadounidense en este Hemisferio al que considera de su influencia y dominio directo y que la URSS accedió.

Al tener aquel antecedente, es Rusia la que impone ahora sus puntos de vistas y dentro de los mismos parámetros de como EEUU se le impuso a la URSS en los años sesenta y es a partir de este punto, que el contencioso está llegando a una escala mayor y en esta ocasión, por el complejo estadounidense y ante lo evidente, de que Rusia ha avanzado extraordinariamente en tecnología, logros y presupuesto militar y lo suficiente, como para que en este campo, se pueda decir que tiene fuertes ventajas frente a EEUU.

Naturalmente, tampoco se puede decir y ni por asomo, que Washington no tenga capacidad de fuego y operativa en cualquier parte del planeta y de tecnología ni hablemos frente a la Federación de Rusia, solo con recordar que tiene cuatro ejércitos operando al mismo tiempo en todo el planeta y que el ejército de fuerzas especiales que depende de la Casa Blanca, es uno, así como el otro “privado” adscrito a la CIA, de una capacidad mortífera y de movilidad realmente notorias, es para entender, que en caso de una confrontación local, a lo inmediato, las dos naciones pudieran sentirse superior a la otra y más, cuando Rusia dispone de iguales ejércitos de fuerzas especiales cuya efectividad tampoco sea para despreciar o subestimar.

Así las cosas, ¿cómo salir del atolladero en el que las dos potencias se han metido?, sin duda, tocando las puertas del Consejo de Seguridad de la ONU, donde naciones miembros para fines de bulto y coro (presencia y levantamiento de manos) como República Dominicana podrían desarrollar una política diplomática de mediación, que hiciera factible, que el año que viene la humanidad no se vea confrontada frente a una posibilidad cierta de extinción.

Esas naciones intermediarias de que hablamos, lo primero que tienen que lograr, es que el avance provocador de la OTAN y con pretensiones de posicionamiento territorial cese y para que el mismo Consejo de Seguridad, elabore por lo menos, un borrador de acuerdo entre las partes y por el que cada potencia respete el área geográfica y de influencia adyacente a sus fronteras.

Si esto último se lograra, pudiera hablarse de que el mundo entraría a una aceptable paz entre las dos grandes potencias y para que a su vez se refleje en sus políticas con relación a los Estados vasallos que estén bajo su influencia. Pero si en cambio nadie hace caso y la prudencia se ignore, tampoco nadie podría decir que el año que viene pudiera ser menos tempestuoso en relaciones internacionales que el presente y que es el aspecto que debe tenerse en cuenta.

Mientras, existe la impresión, que en lo que respecta a la forma de como la OTAN ha estado desenvolviéndose, parecería que es imposible no preguntarse si se está ante un grupo de ejércitos de mercenarios al mejor postor y actuando como si fueran parte de una supra nación por sí misma. Esperemos el discurrir de las horas. (DAG)