Ahora y como si fuera una maldición que pesa sobre la ofensiva como desarticulada clase media y pequeña burguesías dominicanas, cuya mayoría de integrantes y por irresponsabilidad cívica, no saben articular ni mínimamente una dura protesta por la ocurrencia de una explosión originada en manos cercanas al oficialismo, parecería que viene el proceso tan conocido del letargo a medias y la irresponsabilidad personal.
Y de ahí que el tremendo escándalo ocasionado el pasado lunes y que afectó a toda una ciudad sureña de tamaño mediano, llevando hasta ahora a la muerte a 32 ciudadanos y ocasionando daños materiales superiores a los 300 millones de pesos, parecería que se le quiere dar el giro y con miras de que el gobierno se quite el escándalo de encima, de culpar vía fiscalía de la ciudad de San Cristóbal a un funcionario de tercera línea, cuyo oficio secreto era manipular pólvora y materiales delicados de alta peligrosidad y al tener un negocio clandestino de relleno de cartuchos de municiones para escopetas.
El individuo y al ser un funcionario de tercer nivel, se suponía que se encontraba resguardado por el aparato de poder y lo que le permitía actuar con total impunidad y sin que nadie le controlara y llegando al extremo de que en menos de tres meses provocó el incendio de materiales inflamables, pero sin el estallido mortal que sucediera el pasado lunes, que de tan terrible dejó al gobierno central sin poder articular nada razonable que pudiera explicar la terrible ligereza ya ocurrida.
Ya mismo todo es rápido y el lugar del siniestro, a este día, ha sido limpiado y con la pretensión de dejarlo como un papel de música, del que las mínimas evidencias han desaparecido y por lo tanto han sido afectadas todas las posibles pesquisas o indagatorios que los organismos especializados pudieran realizar.
Entonces, descubierta la pretensión de engaño viene ahora la titular del ministerio público en la ciudad a anunciar que supuestamente ya tiene al presunto culpable y por lo que dijo, parecería que la funcionaria se apoyó en declaración periodística de un comerciante vecino del lugar, quien con lujo de detalles reveló cuanto sabía del primer fuego y el temor que sentía de las repercusiones que pudieran darse si otro nuevo y de peores características pudiera suceder.
Es decir, hace tres meses, alguien descubrió el ilícito que se estaba haciendo y si bien llamó a los bomberos pidiendo que apagaran el fuego, no así actuó como ciudadano responsable y no formuló la denuncia de lugar, por lo menos en Defensa Civil, la Cruz Roja y el COE, por lo que ahora, su declaración es una débil respuesta a la grave irresponsabilidad cívica que le acompaña.
Pero la anterior no fue la primera falla de un largo rosario de culpas que la policía como los servicios de seguridad tienen y por su notoria falla de control y seguimiento con miras de que la fábrica clandestina de municiones Vidal Plast hubiese sido puesta bajo control de cuarentena y que es una culpa colectiva que también recae en el ayuntamiento de San Cristóbal donde desde el alcalde hasta el último regidor se han quedado mudos y esperando que el escándalo mengue y el que seguramente le terminará por pasar factura e igual a su partido el PLD como también al gobierno central y al PRM.
Para remate, se ha entrado de lleno en un tú me dices y yo te digo inacabable y a lo que se le ha agregado ese desorden de amoralidades extremas, insultos y procacidades provenientes desde los partidos opositores al PRM y quienes desde las infames redes sociales le han caído como a la conga al gobierno y con el interés de pretender acorralar al presidente Abinader.
Desde luego, tampoco vamos a decir que al presidente Abinader como su gobierno y partido e indirectamente, no le caen culpas sobre lo sucedido y que hasta da vergüenza la forma un tanto demagógica como a la sinrazón opositora, las autoridades enfrentan las consecuencias políticas y sociales del terrible acontecimiento que habla pésimo de la seguridad que la nación debe tener de parte de sus autoridades y las que deben estar siempre cinco pasos delante de cualquier tragedia.
Se quiere entonces tapar el Sol con un dedo y que de continuar va a resultar peor para un gobierno que se encuentra en plan reeleccionista. Habría que esperar, que durante la anunciada comparecencia especial de Abinader en los medios de la fábrica mediática Corripio y que se anunció será el miércoles próximo, el primer mandatario de la nación desnude su sentir y con absoluta honestidad todo cuanto el gobierno sabe, pero que no ha dicho sobre este penoso asunto de tragedia humana a gran escala, recuérdese que en toda la existencia de la República es la primera vez que ocurre una tragedia semejante.
Menos, nos vamos a sumar al coro de deslenguados políticos y mediáticos que quieren comerse vivo al presidente y por el mezquino propósito de hacer revertir el amplio apoyo popular, que en todas las capas de la población tiene el primer mandatario y que es el factor que hasta ahora le ha permitido mantener unos altísimos niveles de aceptación.
Por supuesto y como POR EL OJO DE LA CERRADURA es de los pocos medios en este país que es independiente a todos los poderes públicos y privados, nuestra meta, no es desinformar para hundir a la República dentro de la espiral de odio que las plataformas mediáticas al estilo alofoque están haciendo y si llevar el justo punto medio que ayude a reflexionar sobre una tragedia nacional que decididamente pudo haberse evitado.
De ahí que enfoquemos el grueso de las responsabilidades en toda la ciudadanía y porque la irresponsabilidad cívica y la falta de firmeza como personas decentes, ha sido el factor que aún no permite que la nación salga de la desgraciada mentalidad tercermundista que la corroe y que, a nuestro juicio, ha sido la razón fundamental de lo acontecido el pasado lunes.
Mientras tanto, hay que entretener al publico con más pan y más circo y de ahí que ahora se anuncie un espectáculo televisivo de recabar ayudas para los damnificados, cuando lo que la nación debería hacer es buscar en el exterior los especialistas en identificación de cadáveres y en explosivos de alto nivel para que dé una vez y por todas se diluciden las responsabilidades que decididamente deben caer sobre los culpables. Aparte de que ya dos bancos comerciales donaron 60 millones de pesos para ayudas directas y lo que hace innecesario el teletón que se anuncia.
Obligándonos a preguntar: ¿Para que un teletón por los damnificados de la explosión en San Cristóbal, si luego en la repartidera hasta los 32 muertos son olvidados? Con Dios. (DAG) 20.08.2023