lunes, junio 17, 2024
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Por lo que se está viendo, el mundo va hacia una guerra que podría ser nuclear y aquí, parecería que nadie está tomando las providencias de lugar. Asumamos la realidad y seamos cívicamente responsables, al menos, con nuestra propia nación. ¿Es mucho pedir?

Que entre naciones y en un momento dado haya o surjan discrepancias e incluso de esas por las que parecería que no haya vuelta atrás, necesariamente que no significa que eventualmente todo pudiera terminar en una situación de confrontación suicida que no de espacio para alguna posibilidad mínima de sobrevivencia o de arreglo de diferencias que se creían insalvables.

Pero cuando se observa, que un lado de los actores enfrentados y desde hacia un largo tiempo ha mantenido una soterrada pugna por tratar de acorralar o acosar a la otra parte y con el pretexto de imponer un anillo de hierro en el mismo borde de sus fronteras de la potencia regional que se siente acosada, no es verdad que se pueda asumir, que en algún momento pudiera evitarse un fuerte agrietamiento de las relaciones entre países.

Al mismo tiempo, que una de las dos superpotencias metidas en la confrontación, de buenas a primeras y encima del cerco que le tiene a la otra, juega la carta marcada de aprovisionar de armamento y de ejércitos privados de mercenarios, a la nación intermedia de la que a propósito, se asume que es la que lleva la de perder frente a la potencia regional que le exige explicaciones respecto a la salvaguarda común de mantener una neutralidad táctica que preserve el status quo y la que, alarmada por el sesgo de beligerancia bélica que desde ocho años atrás mantiene contra la potencia regional, ahora y abiertamente se pliega a los requerimientos de la potencia global que desde el exterior y con apoyo de las demás de Occidente, abiertamente confronta a la potencia regional que solo clama por la preservación de su propia seguridad.

Cuando este tipo de situación tan delicada se presenta, es evidente que llega un momento y en el que ahora se está, que la potencia regional no le queda otra medida que invadir a la nación intermedia que de manera tan frívola se presta a que pudiera darse una confrontación inquietantemente grupal entre naciones y simplemente por tratar de sacar ventajas que le faciliten la probabilidad de pretender humillar a la potencia regional, que cada día ve como la potencia global y abiertamente, quiere cerrarle el cerco de hierro en torno a sus fronteras.

En este sentido y ante semejante escenario tan ominoso, nadie puede presumir y más las naciones que están cerca del teatro de operaciones bélico y el que ya parecería que no puede frenarse, que por obligación deberían de estar entendiendo sus clases gobernantes, de que el peligro de una guerra más amplia podría ser un riesgo mayor a punto de cumplirse y del que, por lo que parece, nadie tendría escapatoria.

Piénsese entonces en lo que podría sucederle al resto de las naciones en todo el planeta, si efectivamente, la agresión estadounidense contra Rusia y con el pretexto de que ésta y tácticamente ha invadido a Ucrania y que como ya se está viendo, de pronto ha surgido una guerra económica y comercial colateral, de la que naciones como República Dominicana, a 8 mil kilómetros del escenario bélico han empezado a experimentar en sus propias economías y nivel y calidad de vida de sus poblaciones.

Es decir, el escenario que se presenta, entre dantesco y suicida, ya no da pie para entender que esas terceras naciones podrían salir indemnes de la confrontación total, que, por lo visto, EEUU quiere que se desate y de lo que no hay día que no haya un punto más en la escalada belicista que Washington alienta y patrocina.

Por lo pronto, ¿qué ha estado haciendo el gobierno dominicano para tratar de preservar a su país dentro del menor daño posible y de ocurrir, lo que parecería que podría ser una guerra abierta?, ¿cuáles los programas o iniciativas de emergencia para salvaguardar los intereses permanentes del país?, pero todavía más, ¿qué medidas reales y pragmáticas está tomando el gobierno dominicano y no para 45 días y sí para un periodo mayor y no menor de seis meses y en lo que tiene que ver con el incremento de cultivos de ciclo corto y ni hablar en materia de abastecimientos estratégicos de materias primas?

Hasta ahora, parecería que las autoridades dominicanas no están actuando con la presteza oportuna que se debiera y sí que han quedado empantanadas en esa lucha de pura politiquería en la que los políticos y sus grupos prefieren meterse y ante su incapacidad de no saber dar respuestas prácticas, a una nación, que desde ahora luce que sus autoridades están desbordadas por los acontecimientos bélicos de Europa.

Para colmos, nadie dentro de los mass media de la prensa mercancía, ninguno a iniciado la correcta divulgación respecto a que planes de urgencia y contingencia y tanto gobierno como sus grupos económicos y financieros deberían de estar esbozando, de suerte de crear un fuerte debate nacional, que obligue a todo el mundo a entender la peligrosa deriva que podría producir los efectos de una guerra de la que ya y en materia turística, tenemos y de inicio, una perdida proyectada de no menos quinientos millones de dólares.

O sea, no se entiende el por qué la prensa dominicana no se adelanta a los acontecimientos y desde ahora promueve un debate nacional de corte fructífero y aleccionador y con el solo propósito de obligar a que los ciudadanos entiendan, que de la guerra Rusia-Ucrania extenderse, las pérdida que una nación insular como esta podría tener y mucho más si le agregamos el factor haitiano, donde la hambruna que hay allí y recrudecida por los acontecimientos que relatamos, directamente incidiría en la vida general dominicana y que sería una situación para la que los dominicanos no estamos preparados, por lo menos al momento y que sería una situación, recalquémoslo, que por nada del mundo podríamos ignorar y sí afrontar.

Al plantear esta situación de grave afectación de la vida nacional, solo nos permitimos preguntar, ¿cuál es la respuesta que nuestra clase gobernante tiene y frente a un probable escenario de crisis económica radical, que por lo que se está viendo y en la medida que la guerra se extienda, hacia una situación de crisis económica y social de alcances abrumadoramente delicados?

Y por eso insistimos, es hora de que todos, gobierno, ciudadanos, instituciones, clase gobernante e intereses económicos y financieros y la ciudadanía en sentido general busquemos las vías más creativas para enfrentar una situación, de la que si la presente guerra se agravara, traería un escenario de anarquía generalizada, de la que tampoco se podría dudar y al caso que se presentara, que el estado de derecho no terminara por fracturarse y que por la incapacidad gubernamental y la incompetencia de la clase gobernante, terminemos por encontrarnos y como nación, dentro de un terrible callejón sin salida.

De ahí que adelantemos a la peligrosa tormenta de vida que una guerra no provocada por esta nación nos podría llevar y que por lo que se está viendo, el mundo va hacia una guerra que podría ser nuclear y aquí, parecería que nadie está tomando las providencias de lugar. Asumamos la realidad y seamos cívicamente responsables, al menos, con nuestra propia nación. ¿Es mucho pedir? (DAG)

 

 

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