Por qué no, señor presidente

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En un documen­to de una insti­tución oficial que está circulando sobre una pre­tendida reforma fiscal, con nuevas elevadas tasas impo­sitivas en medio del enorme costo para las empresas y fa­milias de una terrible pande­mia, y de una tasa inflaciona­ria que se está comiendo el 10% del salario nominal de las personas, y con tenden­cias a seguir aumentando por las restricciones de ofertas globales de bienes que la es­tán provocando, mi humilde opinión es, que no me pare­ce Señor Presidente, que sea el momento adecuado ni las motivaciones son convincen­tes, para pretender aumentar tasas impositivas en este país. Lo considero por las siguien­tes razones.

1. Se aduce que la presión tributaria del país es una de las más bajas de la región, y que por eso se justifica au­mentar el impuesto a los be­neficios de las empresas del 27% al 30%, y a las personas del 25% al 35%. Unas de las tasas más elevadas de esta re­gión. Al igual el impuesto del ITBI o IVA del 18% es uno de los más altos de la región. Los impuestos a los pasajes de avión doblan sus valores, los de las telecomunicaciones son altísimos siendo esta una isla y para colmo, tenemos un impuesto Tobin sobre las ope­raciones financieras que iba a ser transitorio y se ha tornado permanente, como todo lo transitorio de aquí, que ni los países desarrollados lo han querido implementar. Pero con tantos impuestos y nive­les altos de tasas, ¿por qué no se colectan los promedios re­gionales por cada impuesto aplicado? Por los elevados ni­veles de elusión y evasión fis­cal en el país. Y mientras más se eleven las tasas, mayores serán estas filtraciones, y solo los asalariados de la clase me­dia seguirán siendo los que carguen con la cruz de los impuestos. El Ingreso que se pretende aplicar a los llamados ricos es la suma de dos veces el valor de la canasta familiar. Cuando esta canasta abarca muchos menores bienes que los necesitados por la familia mensualmente. Esos son los llamados ricos asalariados, y es ahora con esas tasas cuando los profesionales liberales van a tener menos incentivos para pagar. En vez de ampliarse la base con tasas más reducidas, la actual base cada vez más, in­gresará al mercado de la eco­nomía informal.

2. La presión fiscal que se ha mantenido en este país duran­te décadas fluctuando entre el 15% del PIB como tope y el 10% como base, no es como se señala una de las más bajas de América Latina. Actualmente es del 14.2% del PIB. Si a las presiones fiscales del resto de estos países de la región se le excluyen los aportes a la segu­ridad social, el promedio regio­nal se reduce al 19% del PIB. Y si a la presión fiscal en nuestro país se le agregan los sub­sidios y excepciones del 5% del PIB, y las evasiones al ISR y al ITB estimadas en conjunto en 4 puntos porcentuales del PIB, nuestra presión fiscal superaría el promedio regional y se colo­caría alrededor del 24% del PIB.

3. La OECD la organización que tiene como miem­bros a las economías desa­rrolladas, en un documento reciente ha señalado que la Re­pública Dominicana es el país de la América Latina y del Ca­ribe de más rápido crecimien­to durante los últimos lustros. Es más, la República Domini­cana desde el año 1995 hasta el año 2019 en 25 años ha cre­cido a un promedio anual del 5%, una de las tasas más eleva­das no sólo en esta región sino en el mundo. Elevando su PIB per cápita de menos US$1000 en el 1990, ha casi US$9000 al 2021. Pasando de un país de ingreso bajo, a un país de ingreso medio alto. Logro al­canzado por pocos países en el mundo. Aunque no nos lo creamos, porque así somos.

4. La elevada tasa de creci­miento le permitió al país re­ducir los niveles de pobreza del 50% de la población en el 2004, al 21% en el 2019. Una caída impresionante de 29 puntos porcentuales en solo 15 años. Pero adicional­mente es uno de los países de la región e inclusive de algu­nos desarrollados y de China, con menor coeficiente de Gini, 0.42, que mide los niveles de distribución de la renta entre la población. Además de ser de los de más baja tasa de des­empleo. Y eso que soportamos una población de inmigrantes en condiciones paupérrimas que achican los salarios, que superan el millón de personas.

5. Para todo buen observa­dor, cuando comparamos las presiones fiscales en los paí­ses en América Latina, nos en­contramos que, aquellos con menores presiones han creci­do más y han reducido más la pobreza y logrados niveles ba­jos de gini, que aquellos con al­ta presión, los cuales exhiben mayores niveles de pobreza, y sorprendentemente mayor ni­vel de deuda en relación al PIB. O sea, que las altas presiones fiscales, no necesariamente re­ducen las deudas, porque los gobiernos continúan con sus apetitos de ensanchar los gas­tos. Entre los primeros países con rápido crecimiento y bajos niveles de presión están Costa Rica, Panamá, Paraguay y Perú, y entre los segundos; cre­cimientos lentos y bajos, y ele­vados niveles de deuda están, Nicaragua, Honduras, El Sal­vador, Argentina y Brasil. Uru­guay es una excepción entre los países latinoamericanos, por la fortaleza de su institucio­nalidad, la cual se traduje en mayor nivel de bienestar para su población, y en tolerancia cero a la corrupción. En el Cari­be a pesar de las elevadas pre­siones fiscales que tienen las excolonias británicas, exhiben también elevados niveles de endeudamiento superando el 100% del PIB. Y su crecimien­to en los últimos lustros ha si­do prácticamente de cero, con excepción de Guyana, y Trini­dad y Tobago, exportadores de energéticos.

6. Se señala para justificar el aumento de las tasas impositi­vas no solo la baja presión fis­cal, que como vimos en nues­tro análisis no es así, y si fuese así, no ha impedido lograr ni­veles de crecimiento envidia­bles con aguda reducción de la pobreza, pese a que la po­blación de inmigrantes que nos ingresan anualmente son más pobres y nos deterioran los indicadores en su mejo­ría. También se justifica por el déficit del gobierno que ha in­crementado la deuda pública. Sin embargo, no se señala que el origen de ese déficit seguirá manteniéndose, y que los im­puestos sólo van a cubrir parte de ese déficit. Así que los ingre­sos de la reforma no serían pa­ra aumentar los disminuidos gastos de inversiones públicas.

Para no quedarme corto, más del 50% de la deuda que ha tomado el país en los últi­mos cincuenta años se lo debe al déficit del sector eléctrico, el que no desaparecerá con es­ta reforma. Se estima que con los actuales precios de los car­burantes ese déficit superaría los mil millones de dólares el próximo año, siendo el de es­te año proyectado en 800 mi­llones de dólares. Y eso que no hemos agregado la deuda de más de 2 mil millones de dó­lares de Punta Catalina. El de la deuda del gobierno con el Banco Central agrega otros mil millones de dólares más. Esta deuda que en el 2004 andaba por un monto de 1,200 millo­nes de dólares, hoy supera los 12 mil millones de dólares. O sea, que según lo presenta en gráfico el documento, su­mando las pérdidas e intere­ses de estas dos partidas habría que captar en nuevos impues­tos más de RD$120 mil millo­nes de pesos para llenar estos hoyos. Las estimaciones de lo producido por la reforma serían de unos RD$104 mil millones.

Algo interesante que pre­sentan los cuadros es que a pe­sar del déficit fiscal promedio de más del 3% del pib duran­te el periodo 2013 al 2018, y al aumento del valor de la deuda para financiarlo, el coeficiente de deuda en relación con el PIB del 37%, cayó de ese nivel durante cuatro años de los cinco de di­cho periodo. Y fue precisamen­te porque la tasa del pib creció más rápida que la de los inte­reses. Esa es la clave lograr ta­sas adecuadas de crecimiento económico. En Japón con una deuda superior al 300% del PIB, los japoneses no se están halando los moños ni han caí­do en el histerismo.

7. El documento presenta los esfuerzos que ha realiza­do el Gobierno para reestruc­turar el aparato institucional y el gasto. Sin embargo, la nó­mina continúa aumentando, y el personal representa el 25% del mercado formal de traba­jo. Una barbaridad. Así no pue­den dar los impuestos. Si a es­to le agregamos los escándalos de corrupción donde hemos visto cómo miles de millones de pesos engrosan las carteras de bienes de exfuncionarios, exlegisladores, exjueces, exmi­litares, exautoridades munici­pales, entonces podemos con­cluir que desviando parte de ese exceso de empleos en me­jorar la administración tributa­ria y judicial, en la persecución de las filtraciones impositivas y los robos, se puede fácilmente lograr los pretendidos aumen­tos.

8. Al final mis recomenda­ciones Señor Presidente, pa­ra lograr un sistema tributario justo y equitativo se requeriría:

A. Realizar las reformas que vayan dirigidas a reducir el ta­maño del mercado informal que aquí representa el 57%. México optó por esta vía por­que sus autoridades se dieron cuenta que ninguna reforma sería realmente efectiva si se mantiene un elevado merca­do informal. Eliminar las tra­bas burocráticas, poner una tasa impositiva reducida para sus operaciones, y utilizar los créditos públicos a bajas tasas y compras gubernamentales, como elementos de atracción para su formalización.

B. Reducir las tasas como incentivo de pago y refor­zar la administración tribu­taria para atacar la elusión y evasión con penalidades de largos años de cárceles y fuertes multas. En los Estados Unidos se están desti­nando fuertes sumas de re­cursos con el fin de reducir el trillón de dólares anuales en que se estiman estas filtra­ciones. Hay tasas propuestas mayores que en países de la OECD. Algo poco imagina­ble. Sin la fortaleza institu­cional y el respeto al derecho y deber ciudadano. Por: Luis Manuel Piantini Munnigh [Listín Diario-Ojo]

 

COMENTARIO AL MARGEN: Conociendo la capacidad de análisis de este especialista y su dilatada carrera en organismos internacionales, parecería increíble que el Estado Dominicano se de el lujo de no tenerlo a su servicio y lo que nos hace decir, que parecería, que Abinader se está dejando sonsacar por su propia y nada flexible preparación económica personal y por la mediocridad de tanto especialista económico o financiero aportado por un partido que está siguiendo los mismos pasos de su alter ego PRD de cuando la Guerra Fría, el partido más dañino que ha tenido el país en toda su historia moderna. Piantini Munnigh nos ha hecho reflexionar y entender, que contra lo que creíamos, la reforma fiscal que se pretende sencillamente no es viable y llevará a la República hacia un polvorín a punto de estallar. ¡Que Dios ilumine al presidente! [DAG]