La ADP rechazará cualquier propuesta de mejorar la calidad de la enseñanza. No solo la propuesta del presidente Abinader de hacer acuerdos para establecer alianzas con instituciones españolas. Tampoco aceptaría la contratación de maestros venezolanos, colombianos o argentinos.
Aceptar esas ayudas implicaría reconocer lo que es un secreto a voces. El problema de la educación dominicana ya no es salarial, ni de instalaciones físicas (aunque todavía haya imperdonables carencias en este campo) ni de presupuesto. Veintitrés mil millones de dólares, el dinero invertido en educación desde que se aprobó el 4%, invalidan cualquiera de estos argumentos.
El problema de la educación dominicana son las carencias evidentes y medidas de aprendizaje de los alumnos y eso lleva irremediablemente a enjuiciar la calidad de los maestros. Hay que imaginar la desolación e impotencia de los profesores que de verdad sufren por la actual situación y el control que ejerce la ADP sobre la educación dominicana.
Vamos por el tercer año con problemas, huelgas y carencias docentes. Una generación de estudiantes saldrá mal preparada y lo que es peor, convencidos de que su título universitario o de bachiller les certifica para la vida.
La educación dominicana necesita cualquier ayuda que le sea posible conseguir porque los alumnos dominicanos merecen una mejor educación que la que los profesores del sistema les ofrece. Porque nadie está esperando que esos docentes les enseñen programación, idiomas o nuevas y sofisticadas tecnologías. Pero leer y entender lo que leen y escribir correctamente no ameritaba esa inversión. Solo mejores maestros. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]