viernes, diciembre 6, 2024
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Que el mercado electoral está en reflujo, no quiere decir, que ya no haya alternativas. ¿Ejemplo? Exploración de una probable candidatura Abinader-Margarita

La libertad de enfoque que los analistas políticos tenemos y, sobre todo, aquellos que, como nosotros, nada tenemos que ver ni nos dejamos influenciar por los intereses en juego, permite, que al formular elucubraciones sobre escenarios que de entrada la mayoría de los políticos se resisten siquiera a discutir, abre expectativas para que la atrapada opinión pública pudiera formarse un criterio eventual y con relación a una probabilidad, que en el momento la mayoría no ve.

Desde ese punto de vista, explorar la probabilidad, de que en el futuro a mediano plazo se conforme una alianza política electoral que haga posible una candidatura presidencial de corte progresista y como sería la que conformara el actual presidente Luis Abinader y la dos veces exvicepresidenta, Margarita Cedeño, para nada sería una escenario que no se pudiera contemplar o discutir y mucho más, cuando sobre los dos personajes y figuras públicas, influyen situaciones, que francamente, les hacen mucho mejores que cualquier otro tipo de combinación electiva.

Esto es así, cuando se cae en cuenta, que pese a lo que en apariencias no se ve y de lo que el presidente parecería que se cuida en extremo, es su realidad, de que es el primer presidente que el país tiene, del que se puede decir que no tiene compromisos con el pasado, salvo el propio que le da su mismo ejercicio gubernativo.

Mientras que con relación a la exvicepresidenta, su hasta ahora pulcro ejercicio de responsabilidad administrativa compartida y en las dos administraciones del entonces presidente Danilo Medina y su impronta, de que Margarita manejó recursos y formuló políticas y al tiempo de mostrar claridad de juicio y cada vez que debió de hacer sugerencias a favor de la gobernabilidad y siempre caracterizándose como una figura singularmente independiente dentro del partido que hasta ahora ha pertenecido o que se le identifica, ciertamente que la hacen observable de cara a un estudio profundo de cuanto su personalidad cuajaría dentro de una combinación presidencial bipartidaria del tenor que esbozamos.

En este sentido y al tomar en cuenta los dos caracteres, que entonces veamos, que ambos tienen o disponen, de mayores puntos de vistas de acercamiento propio, que los dos frente a miembros de sus respectivas formaciones políticas y ni hablar de posibles precandidatos, de esos de “verso suelto”, que existen en todo el espectro político nacional.

Pero también está lo otro, que, de cara a los intereses permanentes de la República, en estos momentos, son las dos figuras públicas mejor posicionadas en materia de popularidad y reconocimientos de ejercicios administrativos y respecto a sus personas, decididamente pulcros.

Es tal esa situación, que de los cuatro estudios que hasta ahora hemos hecho sobre quien o quienes -hombre o mujer- a muchos dominicanos les gustaría que fueran a un escenario electoral de competencia cierta, tanto Abinader como Margarita logran un alto porcentaje de aceptación pública y sobre políticos establecidos con años de servicio público y como son los casos de los expresidentes, Hipólito Mejía (2000-2004) Leonel Fernández (1966-2000 y 2004-2012) Y Danilo Medina (2012-2020).

Mucho más es la diferenciación entre el presidente y la exvicepresidenta y con relación a los tres expresidentes, arriba mencionados, cuando se les analizan sus trayectorias gubernativas desde el punto de vista de mayor nivel de corrupción institucional o de responsabilidad propia como gobernantes en materia de cuanta es la imagen que tienen de mayor o menor responsabilidad propia en todo lo concerniente a resultados de corrupción a gran escala dentro de sus propios gobiernos.

Atiéndase así mismo a los grandes escándalos de corrupción política de Estado de los tres exmandatarios, con el solo repaso de las iniciativas judiciales en materia de investigación desde la Procuraduría General de la República y ni hablar de decisiones de tribunales con serias imputaciones hacia subalternos, que por su dimensión de probables hechos, que no podían ejecutarse sino contaban con la aprobación del Poder Ejecutivo que representaban, obligan a que se entienda, que los tres y de cara a las elecciones del 2024 y en caso de que se presentaran, sería un serio riesgo institucional para la salud moral de la República y hasta de atraso institucional preocupante.

Todavía más, si se indaga, se encontrará, que el presidente Luis Abinader dispone en estos momentos, de un nivel de popularidad personal que sobrepasa a la de cualquier político de su propio partido y ni se diga, cuando se le compara con los tres expresidentes. Al mismo tiempo el fenómeno se repite con la exvicepresidenta Margarita Cedeño, quien dentro del partido al que se la identifica, tiene un nivel de aceptación tan amplio, que como le ocurre a Abinader, los dos, no tienen y para no decir que carecen, de algún significativo ámbito de rechazo y en todos los aspectos políticos y partidarios o de género a nivel de la nación.

Al entenderse esta realidad y la que traemos al debate público, no podemos menos que sugerir, que dentro del país político como dentro del mundo mediático, se analice sin prejuicios emocionales, la perspectiva que esbozamos y para que según pasen los días y ambos se refuercen en sus particulares niveles de aceptación, la fórmula que sugerimos sea vista con la suficiente mente amplia y que es el factor que ya se requiere, si en verdad los dominicanos y los electores en particular, quisiéramos tener un nuevo gobierno en el 2024 con la menor tasa de rechazo e hija esta de dos personalidades políticas de marcado sello de proyección desarrollista hacia futuro y con el beneficio, de que los probables dos candidatos, puedan unir mucho más a una ciudadanía que aspira a un proyecto de nación, que haga factible que el actual canibalismo político y mediático cese.

En consecuencia, puntualizamos, que, si el mercado electoral está en reflujo, no quiere decir, que ya no haya alternativas. ¿Ejemplo? Exploración de una probable candidatura Abinader-Margarita. (DAG)

                                                                                                                                                                                                                                                                                

 

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