viernes, enero 24, 2025
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¿Quiere decir, que el monopolio de las descalificaciones solo lo tienen comunistas, socialistas y progres y que ser de derecha o ultraderechista es peor que ser un izquierdista o ultraizquierdista con tendencias de terrorista?

A resultas de que la Guerra fría, periodo 1947-1991 que fue un periodo político -ideológico que tuvo como escenario los desafíos entre una Unión Soviética, que emergía triunfante de la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos y ambos bloques con sus aliados y enemigos correspondientes, aquel mundo que nacía de aquella guerra y que al final resultó en tablas para ambos contendores, convirtió a pueblos y naciones en un abigarrado mosaico de encarnizada lucha ideológica nada común.

EEUU, que para finales de la segunda guerra ya venía consolidándose como potencia emergente y ganando espacios hegemónicos en un continente americano en el que militarmente nacía como una potencia militar de valer y al grado, de que aquella Doctrina Monroe, elaborada en el 1823 por el presidente John Quincy Adams (sexto presidente y también octavo secretario de Estado en periodos diferentes) y en la que se proclamaba que “América», es decir, el continente, era solo para los “americanos”, o sea para los ciudadanos de Estados Unidos.

Viabilizó, que, con el triunfo estadounidense en la segunda guerra, primero como proveedor de materiales y equipos de guerra y frente a una Europa destruida por el conflicto, terminara por quedar como primera potencia global y que con el llamada plan desarrollista, Marshall, que fue uno dirigido y como programa de ayuda económica para reconstruir Europa después de la guerra aludida y que le daría una preeminencia hegemónica que abarcaba lo político, lo ideológico y lo militar por cerca de 80 años continuos que ya comienza a generar nuevos espacios geopolíticos.

Paralelamente, la Unión Soviética (URSS) que antes de la guerra apuntaba a un fuerte repunte económico, político-ideológico y militar y que, al ganar la guerra al ser el factor decisivo en materia geoestratégica y efectivos bajo las armas, emergió como la otra potencia global contraparte de la estadounidense.

Es decir, los dos grandes ganadores quienes a su vez fueron aliados frente a las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) terminado el conflicto tomaron caminos diferentes y ambos, procurando apuntalar el aspecto político-ideológico como arma de primacía social y para un mundo nuevo en el que se presentaba una nueva guerra, la Guerra Fría, que fue una lucha ideológica tenaz, que tuvo como acción predecesora, que Reino Unido y por la mentalidad del primer ministro Churchill, y ya la segunda guerra terminándose, elaboró un plan de escape a favor del líder alemán, Adolfo Hitler y con el interés de que como este era un antagonista ideológico formidable del Partido Comunista con su Partido Nacional Socialista (Nazi) y que para la postguerra, pudiera ser utilizado para enfrentar a la URSS y al comunismo. De ahí, que Hitler fue llevado exiliado a Suramérica, concretamente a la Argentina, donde estaba el régimen fascista del general Perón y muriendo allí para finales de la década de los años sesenta.

La URSS por su lado y con la dirección de Stalin, hizo otro tanto, pero diversificándose con la repartición de naciones y territorios que se dio en Yalta, tomando como botín de guerra toda la Europa Oriental, partes del pacifico sur, Viet Nam, Laos y Birmania entre otros países, mientras en la misma zona, EEUU se quedaba con Filipinas, Indonesia y otras naciones.

En aquel escenario, también EEUU y Reino Unido se fueron aliados con Australia, mientras a la sombra y paralelamente, mafias italianas apoyaron a EEUU, en tanto mafias en Europa Oriental y Rusia procedían igual frente a Moscú. Fue de este tipo tan singular de acomodamientos internos, que la Cosa Nostra fue premiada por Washington dejándola hacer en los mismos EEUU como un siniestro brazo operativo en lo social, mientras su igual rusa, el Kremlin le daba igual potestad.

Esta alianza negra tan extraña en los binacional y para llamarla de algún modo, ofreció las bases para que ambas potencias dominaran sus respectivos pueblos y naciones y junto a la otra herramienta que les ha resultado tan útil de los factores, industria del sexo y la droga, más los mediáticos y sus cadenas de periódicos y estaciones de la radio y la televisión, agencias de prensa y según estos ejercicios electrónicos comunicacionales comenzaron a nacer y consolidarse.

Por eso, de todo este conjunto de intereses amorfos o contradictorios pero esenciales para ambas potencias, más el nuevo y emergente del comunismo en China Popular y sus variables en todo el continente asiático y con el escenario “multifacético” de las dos Coreas y Japón, dio espacio y razón de ser a la lucha ideológica, en tanto el resto del mundo se acomodaba entre uno y otro poder global y todos matizados con las multinacionales religiosas.

Con esta expansión ideológica nacieron nuevas denominaciones y explicaciones respecto a teorías y maneras de gobernar, pero dentro del parámetro de la Guerra Fría, la que inicialmente fue ganada por EEUU (Reagan) y aliados y específicamente junto a la Inglaterra de la Thatcher y el Vaticano del papa Juan Pablo Segundo y desde entonces, el planeta se dividió a más, entre comunistas y anticomunistas y después con sus variables de ultras y tanto izquierdista como derechista y cambios, manipulando de lleno las mentalidades de los ciudadanos.

Sin embargo, desde el momento del nacimiento de las potencialidades económicas y financieras de cada lado ideológico, nació la asociación económica conocida como el G20 y su momento más resaltante, cuando el todavía nada fuerte nuevo líder ruso Vladimir Putin buscó entrar al mismo, pero siendo rechazado amablemente por los gobernantes agrupados en torno al G20, fundado en el 1999 y con EEUU, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia como foro económico para lograr “la estabilidad económica y el crecimiento sostenible”.

Ante el rechazo a la Rusia de Putin, obligó a la potencia eslava a acometer su propio camino y tanto en lo militar, lo económico y lo social y no tanto en lo ideológico y que fue el arranque para el extraordinario crecimiento de Rusia como auténtica potencia global que ya rivaliza con EEUU y todo el G20 y ahora este último enfrentado a su contraparte BRICS (Brasil, Rusia, China y Sudáfrica) y ya en gran expansión con otras naciones que conforman el 45 % del PIB del planeta y siendo China la segunda potencia global que desafía a EEUU y curiosamente, siendo la fábrica del mundo y el agente financiero de facto de EEUU con su compra masiva de bonos del Tesoro estadounidense.

Hablamos ahora, de que la economía sobrepasó a lo ideológico y que generó una dinámica militar, que vista desde la perspectiva del sonoro triunfo ruso sobre Ucrania y esta teniendo de parapeto a la OTAN (alianza de países de Europa y América del Norte) cuyo objetivo es garantizar la libertad y la seguridad de sus miembros por medios políticos y militares y en la práctica, ser el ejército mercenario que rodea con más de cien bases militares a todo el inmenso territorio ruso y dentro de un curioso esquema de conflicto ideológico “renacido”.

En resumen, la humanidad tiene ahora una versión actualizada de la Guerra Fría del pasado y por eso del renacimiento de los motes ideológicos y políticos radicales denostando y según la ideología que se simpatice, todo el espectro izquierdista, derechista, y ultras de ambos extremos y matizado con las acepciones de progres, ideología de género y también todo el arcoíris LGBT  y lo nuevo woke desde el 2020 y que no es más que sectores conservadores y ultraconservadores de derecha y extrema derecha en varios países occidentales que empezaron a usar el término woke, a menudo de manera despectiva y como forma de denominar a varios movimientos e ideologías progresistas o de izquierda y percibidos por ellos como «demasiado rabiosos” y esto último, recogido en Wikipedia, pero más específicamente, es la lucha contra las desigualdades.

Finalmente, si se da el ascenso definitivo del presidente electo Donald Trump, el planeta conocerá la nueva pretensión estadounidense de alzarse con el control del mundo y tanto a las buenas como a las malas y por eso de los avisos de Trump de pretender arrebatar el Canal de Panamá, anexarse a Canadá y robarse a Groenlandia y que es una advertencia ominosa y fatal para países situados estratégicamente en el centro del Mar Caribe y en otros de paso clave entre un continente y otro.

Pero, en ese camino advertimos que hay una nota imprevista: La incursión antiguerra, de civilizaciones escondidas en el fondo de los mares, así como en planetas de nuestro sistema solar y lo que no es nada descabellado que se tenga en cuenta, cuando se es testigo de gigantescas inundaciones, amplios incendios y armas de alta tecnología para afectar el medio ambiente y desequilibrar la vida humana y en fuerte demostración de tecnología extraterrestre.

Mientras, que, para República Dominicana, su gobierno y para sobrevivir al vendaval que viene, se alista para convertirse en un polo de derecha dura y que para un PRM oportunista y sin ideología, salvo la del dinero, no será problema de ninguna índole.

Y lo que nos hace preguntar: ¿Quiere decir, que el monopolio de las descalificaciones solo lo tienen comunistas, socialistas y progres y que ser de derecha o ultraderechista es peor que ser un izquierdista o ultraizquierdista con tendencias de terrorista? Con Dios. (DAG)10.01.2025

 

 

 

 

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