Sánchez y el chantaje independentista

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El líder del PSOE está dispuesto a abordar cualquier demanda de los independentistas que esté recogida en la Constitución. A esto hay que añadir que el «supremo intérprete» es Conde-Pumpido. Es un «Mister Proper» encargado de limpiar los excesos del sanchismo. Es verdad que Sánchez le levantó la cartera a Junqueras y Aragonés con la inútil mesa de diálogo, pero pagó su apoyo con los indultos, la derogación de la sedición y el abaratamiento de la malversación. Los independentistas saben que hay mucho margen para debilitar y expulsar al Estado de Cataluña.

Con respecto a los delitos de Puigdemont es tan sencillo como hacerlos desaparecer del Código Penal. No es necesario ni amnistía ni indulto. Sánchez no debería inquietarse, ya que es el Pacificador y considera que su estrategia es la correcta. Hay muchas cosas que le pueden pedir y que tendrá que hacer si quiere conseguir la investidura.

Esto no le garantizará una legislatura tranquila, porque su mayoría será tan escasa que necesitará que ningún diputado falle en las votaciones. Lo del Senado será un auténtico calvario y Feijóo podrá darle la puntilla con una moción de censura.

Eso sin olvidar que la economía aguanta porque está dopada por BCE y en breve se aplicarán reglas fiscales. La cuestión más complicada reside en el referéndum, que es una línea roja que no puede rebasar. Les regalará el aeropuerto de El Prat y los trenes de cercanías o, incluso, les perdonará los 75.000 millones del FLA, pero no tiene forma de encajar la autodeterminación en el ordenamiento constitucional.

No cuenta con juristas de calidad capaces de encontrar una solución como sucedió con el proceso de reforma política que acabó con la estructura institucional del régimen franquista. Es cierto que Puigdemont es muy cobarde y se le puede aplicar el dicho «mucho ruido y pocas nueces». No hay más que escuchar a Miriam Nogueras. Viven de la política y del independentismo.

Al final se humillarán con la reivindicación de la autodeterminación, votarán a Sánchez y logrará regresar a España. Por supuesto, recuperarán la inútil mesa de dialogo. La negociación con cobardes y bravucones tiene sus ventajas. Por: Francisco Marhuenda [La Razón]