Hasta ahora, siempre hemos presumido buena fe al presidente Luis Abinader y nos hemos resistido a creer o siquiera considerar que esté gobernando en contra de los intereses permanentes de la nación, pero hay ciertas evidencias y las que muestran, que quienes así pensamos hemos estado muy equivocados y que las autoridades nos han sorprendido en nuestra buena fe.
En este sentido, debemos decir que nada estamos de acuerdo con la continuación tan ambivalente respecto a la política migratoria con Haití y la enajenación de nuestros recursos naturales dentro de nuestras fronteras. Políticas, que, a todas luces, habla de un desconcertante favoritismo del gobierno hacia sus aliados dentro de la alta burguesía haitiana.
Tampoco se puede aceptar que contraviniendo el interés nacional y a pota, Abinader se haya atrevido a enajenar el territorio nacional y nuestros límites fronterizos para favorecer la política anti dominicana de la organización de las Naciones Unidas y en razón de lo cual, los reinos de los países bajos, así como Inglaterra, sean ahora los posibles dueños de nuestro territorio marino la plataforma adyacente y con la pérdida potencial de más de cien mil millones de dólares en explotación de petróleo y recursos naturales dentro de nuestros limites marinos.
Recordemos la modificación de la ley de Hidrocarburos que afecta los intereses permanentes de la República y que eliminó el artículo que prohibía la explotación de petróleo y gas natural en manos extranjeras y que había colocado expresamente el mismo Trujillo; hablemos de los artículos 6 y 9 de la Constitución, que han sido violados en este asunto del acuerdo con Países Bajos y Reino Unido y de lo que tanto batalló el exsenador Iván Silfa y no recibió el apoyo mediático necesario para que la nación lo conociera y porque desde el gobierno de Medina, el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) es el que tiene la última palabra en esta enajenación del patrimonio nacional.
Semejante monstruosidad y aclaramos, que de comprobarse que es cierta, es para que la República entera se levante y sin diferencias políticas de ninguna especie y frente a lo que es el más formidable acto de traición cometido por dominicano alguno en contra de la enajenación del territorio nacional y para lo que debe haber una respuesta dura y determinante: Obligar al presidente a que renuncie y en razón de ser al primer gobierno que se ha atrevido a afectar el territorio nacional, sus límites marinos y la plataforma submarina. ¿Por qué los expresidentes Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, quienes también son co- responsables de este daño material irreversible, no hablan sobre este particular?
Precisemos. Hasta ahora, a Abinader se le han aguantado determinadas ligerezas que llegan al límite de lo inconstitucional, pero esto último es más de lo que se le puede aceptar, a un gobierno cuya cabeza es evidente que llegó al poder con el solo propósito de afectar a la República en su bien y activo más esencial, su territorio y sus límites marinos.
¿Cómo es posible que un grupo de ciudadanos traidores y prevalidos de un poder ilegal como ilegitimo y porque se amparan en el fraude electoral que se llevó de encuentro el derecho a la libertad de escogencia de la mayoría ciudadana, hubiese llegado a cometer semejante acto de traición contra la Patria?
Abinader debe responder por semejante inequidad y fechoría desde el poder y repetimos, si se comprueba que efectivamente cometió la barbaridad incalificable que ya ha sido puesta a correr y desde el momento que el Tribunal Constitucional, su presidente -abogado de los Abinader- y en base a una mayoría mecánica cometió semejante crimen contra la nación.
Ni hablar de ese Congreso Nacional tan infame, cuyos miembros no cumplieron con su sagrado deber de defender los intereses permanentes de la República y al aceptar violar los limites sagrados del territorio nacional para cedérselos a otros dos países y lo que, de suyo, es una monstruosidad incalificable que ningún dominicano y lo recalcamos, lo pudiera aceptar.
Pero ¿qué es lo que Abinader se ha creído que él puede hacer de todo con este país y que encima nunca se le exigirían cuentas?
Ya se ha visto que cuatro jueces del TC fueron disidentes a la aprobación de semejante despojo de los bienes públicos y ellos mismos, han sido los primeros dominicanos que han llamado la atención sobre este particular.
Por lo pronto, el Congreso Nacional en pleno y en audiencia extraordinaria, no debe ratificar ese monstruoso acuerdo sobre limites marinos y sí efectivamente los legisladores han cometido tal crimen de lesa patria, entonces, mañana y el domingo, que Abinader supone que su Constitución será ratificada y aprobada por sus legisladores, deberá -la sede congresional- de ser rodeada por las fuerzas vivas del país y si es necesario, iniciar un amplio movimiento insurrecto de desobediencia cívica a gran escala, que abarque la misma caída de su gobierno.
Y somos enfáticos en lo que decimos, pues si el Poder Legislativo y junto al Poder Ejecutivo han cometido tal acto de traición contra la República, sus miembros y ninguno, puede continuar en sus funciones ni un minuto más.
Ahora bien, todavía y aun con la indignación a flor de piel, queremos darle la oportunidad a Abinader como a los presidentes del Senado y Diputados, responsables los tres a partes iguales, del acto vil de traición contra la República, a que expliquen en detalle, que fue lo que hicieron y porqué lo aprobaron y que entonces, a partir de sus respuestas, sean las fuerzas vivas de la nación y la sociedad civil, quienes den la última palabra.
Mientras tanto, nuestra posición es firme: Semejante acuerdo sobre limites marinos debe ser tirado hacia atrás y si el Congreso no lo ha ratificado, dejarlo sobre sus escritorios y entender, senadores y diputados, que deberán de ser sometidos y por cometer el delito público de intento de enajenación del territorio nacional, así como el otro de violación flagrante de la Carta Magna.
Exigimos respuestas, firmes y claras. Determinantes y precisas.
Nunca supusimos que algo así hubiese podido haber ocurrido y que habría que llevarlo a discusión pública nacional, porque a Abinader hay que decírselo, él todavía es el presidente de la República, pero nunca y que lo entienda bien, no para destruir el territorio nacional y sus límites y plataforma marina. Hasta ahí su gobierno llegaría y el que deberá ser sustituido por otro provisional y para que en seis meses convoque a nuevas elecciones y en las que el PRM y ningún partido aliado suyo con legisladores en el Congreso Nacional y por traidores a la Patria, se les declare extinguidos y prohibido ir a elecciones y aunque sea bajo el disfraz de otro nombre.
Si en cambio, lo que planteamos no es cierto y porque se fundamente en premisas inexactas e hijas del silencio oficial, damos de ante mano las excusas de lugar y porque entonces, culpable es el gobierno por no haber sabido dar explicaciones a tiempo y por lo lo que ahora, cuatro jueces del Tribunal Constitucional, se desgarran sus vestiduras y disienten y protestan vehementemente por la abusadora sentencia emitida.
A contrario y sí tenemos razón y si es verdad que el presidente Luis Abinader, el Congreso Nacional y el Tribunal Constitucional cometieron el acto de traición, de enajenar el territorio nacional y sus límites marinos, no pueden continuar en el poder. Con Dios. (DAG) 23.10.2024