Sin la complicidad del sector mediático, nunca el aparato criminal habría podido penetrar la sociedad y el país político, tan de lleno como en el caso de la operación Falcón

0
380

Al conocer a media mañana la rápida solicitud de extradición hacia Estados Unidos de América, de uno de los principales sospechosos  de la operación Falcón, no nos cupo la menor duda, de que a lo inmediato, se trata de una operación de encubrimiento a gran escala y por parte del entramado oficial, toda vez que si las autoridades del Poder Judicial se ven en la obligación y que parecería, de dilucidar el amplio caso, quienes a la larga caerían como parte de la red de delincuencia a gran escala, significaría que la mayor parte de la llamada clase gobernante saldría involucrada y en entre dicho.

Por eso la presteza de cómo se está actuando para tratar de apagar el tremendo fuego de reputaciones que el caso Falcón y con su brutal demostración de haber penetrado a todos los poderes públicos y privados y principalmente  el aparato político, colocaba de improviso y ante la nación, que la magnitud de lo descubierto por las investigaciones del ministerio público central, desbordaba toda posibilidad de que el sistema de Justicia no terminará implicando a tanta gente importante y de “alta alcurnia, política, mediática y social”, que en un país tan débil en su estructura administrativa no tendría espacio para salir indemne de la misma situación creada.

Es decir, descubierto el tejido criminal y viéndose que lo evidenciado desbordaba la capacidad operativa del mismo Estado y obviamente, para evitar que a mediano plazo las fuerzas vivas del país como de la sociedad civil, asqueadas, exigieran una aplicación de la justicia y a un nivel que hasta el mismo gobierno quedara involucrado, tácticamente, los que tienen que ver con la dirección de los poderes públicos, tomaran una decisión bizarra y hasta audaz, para tratar de apagar el fuego de reputaciones que ha destapado un ministerio público, que ciertamente no tiene ni dispone de la suficiente autoridad moral y operativa, como para involucrarse de lleno en una investigación de la que se tuviera certeza de no salir indemne.

En este sentido, es que entendemos la aceptación formulada a media mañana por la segunda sala de la SCJ al aceptar y en una decisión ultrarrápida, que nunca pudo hacerse sin el involucramiento directo de los poderes Ejecutivo y Judicial como un todo, del pedido del “extradición voluntaria” del imputado, Juan José de la Cruz Morales ( W, Wander o el Don ) identificado como “jefe de operación de la estructura criminal de narcotráfico y lavado de activos desarticulada mediante la Operación Falcón”.

Pues analizando en detalle lo acelerado de la solicitud, de inmediato se nota, que es preferible soltar a este caimán del narco ante la justicia estadounidense y que todo lo de la red mafiosa se dilucide allá,  a exponer al corrupto y corruptor aparato político, empresarial y mediático a un destape, del que absolutamente nadie de quienes pudieran estar involucrados, pudieran cubrirse y lo que estratégicamente y para el mismo gobierno, parecería que sería lo mejor y dado que el tremendo escándalo que se ha desatado, produciría un efecto político de fuerte bola de lodo, que al deslizarse creciera mucho más y que de pronto, los dominicanos nos encontráramos con todo el poder político colapsado y la clase gobernante desacreditada a unos niveles tan amplios, que el terremoto político subsiguiente que se desataría, haría confrontar a la nación ante sus propios y peores miedos.

El asunto es tan grave, que no nos extrañaría, que el imputado De la Cruz Morales pudiera ser extraditado en muy pocas horas y para evitar, que alguien de influencia y poder, materializara lo que de seguro es un hecho y en cuanto a que alguien o muchos hayan decidido asesinarle y sacarlo de circulación lo más rápido posible y precisamente para tratar de impedir las revelaciones y probables confesiones y de ser cierto el peso propio suyo dentro del clan criminal descubierto.

Y lo que no nos extrañaría que pudiera suceder, sabiéndose de la tanta gente de poder en incluyendo el sector de uniforme y sumamente nerviosa, que ahora siente que una terrible espada de Damocles pende sobre sus cabezas e intereses, al tiempo que al mismo Estado y con todo que en principio el gobierno parecería que estaba decidido a llegar hasta las últimas consecuencias, sabe ahora que no podría lidiar con los efectos tajantes de semejante terremoto político, social, económico y mediático y cuya bola de lodo amenaza con tragárselo al completo.

Porque al final, no es que muchos de los involucrados no vayan a caer y sean detenidos y juzgados en EEUU, sino que el efecto bomba que se ha desatado, se amortiguaría y de ese modo y en el discurrir de los meses, sus efectos serían menos traumáticos, a que si ahora todo fuera revelado crudamente a la misma nación.

En otras palabras, es preferible sacar al exterior a este potencial delincuente, que dejar que se llegue al corazón de la trama criminal y que como están las cosas, sin duda también, que hace presumir, que las instituciones nacionales no resistirían los embates de las revelaciones que ahora se pudieran dar.

De ahí, que se quiera poner en práctica aquello de “sacrifícate tú y para salvarnos todos” y que, al suceder, no quedan dudas de las tantas complicidades compartidas desde el mismo conjunto del poder político y gubernamental de esta nación y el que ahora tiene que ser cómplice del encubrimiento cautelar que tácticamente se está obligado a realizar.

Desde luego, quisiéramos creer que en este análisis político de Estado estuviéramos equivocados, pero los hechos proclaman lo contrario y porque creemos que a la población hay que informarle lo que realmente acontece, preferimos hacer ver y para que se entienda, que es hora de que toda la clase gobernante reoriente sus pasos, se redireccione y se enmarque dentro de un ámbito de corrección cívica y moral lo más firme posible, al tiempo que desde el sector gubernamental se deje la mala práctica de actuar con esa demagogia tan sensible y falsa, que en mentes esclarecidas y que saben pensar, analizar y criticar, no la entienden correcta y que sí hay que arrancar de cuajo.

Pero no que se crea, que en este país hay gente tan tonta y poca de mente que pudiera aceptar gato por libre. Pues es evidente que hay una culpabilidad compartida y colectiva manifiesta, que sosegadamente deberá ser analizada dentro de un contexto critico real y sin alharacas, que no perturbe más de lo que se ha hecho, con la vida pública de la nación dominicana y por eso aceptamos la eventualidad de la extradición solicitada, conociéndose que los efectos políticos y sociales de este destape criminal, de hacerse ahora, infringiría un reto terrible a la buena fe de los ciudadanos.

Y conociendo también, que el preso con orden de arresto desde el 2019 y recluido en una celda de alta seguridad en la cárcel de Najayo, con sus palabras de solicitud y pronunciadas ante la SCJ de: que “se libre acta de que acepto irme de manera voluntaria en extradición para demostrar mi inocencia" y lo otro, de: “magistrados, vengo con la firme voluntad de irme en extradición para responder por los cargos que se me imputan”  y agregando de abusador, que su decisión “fue tomada sin recibir presión” y dicho, así entendemos, queriendo y en lo más parecido a mostrar  humor negro: “De que para que se diga que aquí murió, mejor que se diga que por aquí huyó”.

Por eso consideramos y rotundamente, que, sin la complicidad del sector mediático, nunca el aparato criminal habría podido penetrar la sociedad y el país político, tan de lleno como en el caso de la operación Falcón y por eso, de que tan rápido, la SCJ aceptara una solicitud de extradición solicitada por uno de los principales imputados. Es lo más parecido a: “Sacrifícate tú y para salvarnos todos”. ¡Cuánta desvergüenza y que mucha debilidad institucional! (DAG)