lunes, junio 17, 2024
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Tal como supusimos, la visita del presidente Abinader a la ONU y a Nueva York se está constituyendo en una encerrona en lo político y en imagen internacional y que va dirigida a afectar el buen nombre de esta nación

Es muy cierto que POR EL OJO DE LA CERRADURA no comparte todos los planteamientos, observaciones y reparos del gobierno nacional en lo atinente a la construcción de un canal de desvío para aprovechar Haití parte de las aguas de un rio fronterizo, pero dado que ahora y ya en Nueva York y la ONU y el presidente Abinader ostentando la representación de toda la nación, creemos que las discrepancias internas hay que dejarlas a un lado y como medio y dominicano, debemos y tenemos que cerrar filas con el primer mandatario y por una simple como decisiva razón de patria.

Entendiendo el concepto, consideramos que al presidente se le quiere meter en una especie de encerrona y dirigida, por un lado, para ridiculizarle en lo personal (caso de la estudiante irrespetuosa en el fórum de la Universidad Columbia) y en lo institucional, volviendo a iniciarse la escalada de ataques abusivos y nada diplomáticos de la oficina de Derechos Humanos de la organización mundial, pretendiendo poner en tela de juicio las últimas decisiones de Estado y de seguridad nacional planteadas por el presidente de la República.

Lo de la universidad fue y hablando en criollo una especie de choteo por parte de una sinservir, a la que previamente se le dio por escrito la soflama que utilizó para poner en aprietos al presidente y quien, sin duda alguna, demostró que es un gobernante que está preparado para enfrentar cualquier tipo de celada sorpresiva y en el lugar menos pensado y con su respuesta oportuna y muy de estadista.

Fallido el intento, casi a lo inmediato surge la petición de un “experto” asociado a la oficina de Derechos Humanos de la misma ONU, reclamando una vuelta a las negociaciones entre Haití y República Dominicana y en aras, según ese burócrata, de que el gobierno nacional reconsidere la decisión y que según él afectará la economía de los dos países y que no es del todo cierto.

Ya en la tarde, Abinader contestó y puntualizando, que sin importar pérdida económica alguna, su gobierno mantendrá el cierre de la frontera y la prohibición de bienes personas y servicios, hasta tanto el gobierno de Haití detenga la construcción del referido canal y que para el presidente, entiende que generará una afectación directa  al medio ambiente y la agricultura dominicanas, ante lo cual y rotundo, advirtió  y reiteró,  que “la seguridad del territorio dominicano está por encima de todo, incluso de intereses económicos”.  

En este sentido, sorprende que la mencionada oficina de la ONU se fije en el proceso migratorio dominicano con relación a los indocumentados haitianos específicamente y para nada haga lo propio con relación a las desafortunadas políticas migratorias estadounidenses en su frontera Sur, que ciertamente a la secretaría general de las Naciones Unidas debería provocarle mucho más la atención.

Por el choteo de la sinservir que tomó un turno en el centro académico para poner en entredicho a toda la nación y con su desatinado argumento del racismo que según ella motiva a este país en su supuesto maltrato a los inmigrantes haitianos, el mismo Abinader ofreció la explicación de lugar, que toda persona no prejuiciada entendió correctamente.

Hace unos días, expresamos que el presidente debería de estar preparado para cualquier ataque sorpresa para fines propagandísticos que se le quisiera efectuar y por lo que hemos visto, ya han sido emitidos los dos primeros. Hoy, los dominicanos debemos prepararnos para los siguientes y que provendrán de la misma “comunidad internacional” preocupada “por las agresiones que los dominicanos les hacen a los haitianos” y lo que rotundamente no es verdad.

Simplemente, los enemigos encubiertos de este país entre la burocracia de varios países como EEUU, Canadá o Francia y la misma ONU y ni hablar de la UE, parecería que entienden, que la visita de Abinader hay que aprovecharla para lanzar el más feroz ataque contra la dominicanidad y olvidando, que mientras el gobierno nacional ha querido mantener un diálogo prudente con su contraparte haitiana, el mismo primer ministro provisional Ariel Henry ha eludido personalmente algún tipo de comunicación y acercamiento con Abinader y como lo está haciendo ya mismo, al eludir toda posibilidad de aprovechar la cita de la Asamblea General, por lo menos, para llegar a algún tipo de conversatorio que hiciera posible el necesario diálogo que la misma ONU solicita vía su grosero asesor  en asuntos de derechos humanos para Haití.

Henry, es un gobernante aislado en su propio país, que sabe muy bien, que, si el cierre de la frontera de parte dominicana se llevara a una escala de conflicto político social con haitianos radicales y anti dominicanos, él podría desviar la atención pública y favorecer su continuidad por el desorden de aparente ingobernabilidad que su misma gente y los intereses económicos que la mueven, pudiesen provocar.

Ese desorden, que para el primer ministro resultaría en una bendición, bien que pudiera partir de algún tipo de enfrentamiento armado con las unidades militares dominicanas destacadas en la frontera y lo que no descartamos, a la vez que hay que advertir, que nuestros militares y por ninguna circunstancia no deben dejarse agredir.

Igualmente, hay que contemplar lo factible, del otro escenario que la geopolítica pudiera generar, si por el actual contencioso entre los dos países, las tropas canadienses apostadas en el país transfronterizo y las otras del comando sur estadounidense, se decidieran “defender a Haití de la agresión dominicana” y como el mejor pretexto para materializar la intervención internacional que se anuncia para Haití, metiendo de contrabando un ejército en plan de ocupación y como pretexto para afectar la soberanía nacional.

Cómo estamos viendo, los sectores anti dominicanos en EEUU, Canadá, Francia, UE y la ONU van a tratar de culpar a la política dominicana “anti haitiana”, de lo que pudiera ocurrir en materia de deterioro institucional y ante lo cual, repetimos, toda la nación tierne que cerrar filas con el presidente. Se ha empezado con escaramuzas de tanteo académico y mediático y hoy estamos seguros de que se continuará a peor.

Quisiéramos equivocarnos, pero nos sentimos pesimistas y por lo que, en principio, solo decimos, que tal como supusimos, la visita del presidente Abinader a la ONU y a Nueva York se está constituyendo en una encerrona, en lo político y en imagen internacional y que va dirigida a afectar el buen nombre de esta nación. Con Dios. (DAG) 19.09.2023

 

 

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