lunes, junio 17, 2024
InicioDe aquí y de allá¿Trampa de engañabobos? ¿Escogencia de “candidatos” de a dedo y no por...

¿Trampa de engañabobos? ¿Escogencia de “candidatos” de a dedo y no por primarias? Hay que votar en blanco y en muda protesta contra la corrupción política existente

Lo primero es, que por lo que se está viendo, la República irá a unas elecciones y tanto municipales como presidenciales y legislativas, en base a que las tres cuartas partes de los partidos que concurran adheridos a los cuatro llamados grandes, carecen y al ser inorgánicos, de representativa física alguna en materia de simpatizantes o seguidores y lo segundo, que los llamados “grandes”, son lo más parecido a grupos mafiosos que obtiene apoyos en base a cuantas prebendas y canonjías o sinecuras puedan prometer y en el caso del partido oficial, porque su acceso al presupuesto nacional le da una característica de “pater familias” difícil de eludir y sí de aplicar.

Es algo así como si la experiencia de saber realizar y financiar estafas y fraudes continuos contra los ciudadanos en capacidad legal para votar, les esté generando ahora a un nivel de sofisticación mayor para afectar la libertad de escogencia de los electores y quienes “domesticados” por los medios de comunicación y de información de masas, se encuentran absolutamente incapaces para saber pensar y actuar por sí mismos y sí más bien como súbditos, antes que ciudadanos.

Todos esos partidos y formaciones políticas, experimentadas en el arte del engaño electoral y mucho más con el auxilio de un tribunal de elecciones de primera instancia, que realmente y desde las elecciones del 2000, ha sido el instrumento complaciente para justificar que los procesos electorales nunca sean limpios y transparentes y por lo tanto, el país político hubiese logrado, que su creación principal, la partidocracia, haya llegado a unos niveles de dominio y manipulación de la voluntad ciudadana, que realmente la misma y de hecho, se ha convertido en una verdadera dictadura política sin matar a nadie y sí habiendo logrado que los ciudadanos y por sí mismos hayan aprendido a vender sus aspiraciones y apetencias electorales.

¿Resultado de toda esta barbaridad?, lo tenemos ahora en la tremenda corrupción de Estado que ahoga las instituciones y a un nivel tan extraordinario, que la mayoría de los dominicanos ya han aprendido, a que quien quiera su voto o su voluntad deberá pagar semejante capitulación moral.

En consecuencia, las elecciones son un puro teatro de desenfreno amoral y el que ahora ha involucionado a más, con la entrada de ese pandillerismo juvenil social y político, que, mediante una conducta desordenada a lo alofoke, ha terminado por atrofiar los usos y costumbres de una mentalidad dominicana que veinte años atrás era una gran muestra de civismo y civilidad.

El partidarismo político y sus miembros, de hecho, es la más penosa demostración de comparsas de relleno que se movilizan para siempre justificar “el apoyo popular” de candidatos y políticas en cada circo electoral.

De esta manera, el resto de la sociedad civil o de las llamadas fuerzas vivas, amaestradas por el oro que todo lo corrompe y alentados sus componentes por los apoyos del sector mediático que solo está al servicio de los poderosos y no de la nación y salvo honrosas excepciones, han terminado por ser parte importante del terrible drama de pérdida de autoridad moral que se refleja en la grave corrupción que domina las instituciones públicas y también privadas.

Sí, hay candidatos y candidaturas, pero todo es un juego de espejos rotos en lo que nada es lo que parece. Los lideres principales se dan golpes de pecho haciendo creer que en realidad están al servicio de la nación, cuando lo que se observa, es que todos son esclavos de sus apetencias personales y como se ha llegado a una situación, de que realmente parecería que no hay contrapesos morales que hagan posible que la nación se reencauce, la ciudadanía y en su mayor parte, va sin rumbo fijo y para colmos, la República careciendo de un norte moral que seguir.

Solo hay que ver, que el 95 por ciento de las grandes fortunas y el 100 por ciento de los nuevos ricos hijos de la extorsión, la droga, la evasión de impuestos, el lavado de activos y el sicariato, tanto criminal como el mediático, han terminado por llegar a una conjunción de ideas, proyectos y expectativas, que, para cualquier observador independiente, le es casi imposible entender que esta nación vaya hacia un buen camino.

Simplemente, República Dominicana carece de una verdadera clase gobernante, sus instituciones están dominadas por las diversas mafias en el poder y lo más grave, que, desde sus instituciones religiosas, nadie puede decir que se está ejerciendo una verdadera autoridad moral que rescate al ciudadano dominicano del terrible fango de inmoralidad que le ahoga.

Con todo y en lo que somos reiterativos, todavía muchos que no nos hemos doblegado a semejante tipo de poder inmoral colectivo, continuamos manteniendo la fe, no de que algún tipo de milagro vaya a ocurrir y que todo lo cambie para bien y sí, que por sí mismos, los mejores ciudadanos de este país, todos esos que no han caído en la inmoralidad reinante y de alguna manera se resisten al bandidaje existente, aspiramos  a que puedan dar el necesario golpe de efecto que haga posible que la nación sea reconducida.

Por ejemplo, si una fuerte mayoría va a las elecciones y vota en blanco y no que simplemente se abstenga, daría pie para que el aparato político y gobernante colapse y generándose la posibilidad, de que al quedar la inmoral clase política al desnudo y  en desvergüenza y falta de civilidad, el impacto estremezca a las mejores voluntades y haga que desde los más escondido dentro del alma nacional, resurja la ciudadanía inmune a la inmoralidad actual y dé el necesario golpe institucional, ese que obligue, a que en corto tiempo sea elegido un gobierno moralmente correcto y en base a lo mejor del sector civil como el castrense y el policial. Es decir, siempre y cuando, exista la voluntad de darle la espalda a la corrupción que está destruyendo a la República.

Porque en realidad, si los dominicanos no quieren cambiar y sí continuar viviendo dentro del cieno de la inmoralidad que salpica a tanta gente, todo ese, que hace que para cada elección haya un fraude generalizado y que quienes sean “electos” representen lo peor de la nación. Simplemente, adiós país.

Sin duda, sería entonces imposible que se pueda dar la revolución moral que hay que propugnar. Estamos pues a menos de ocho meses de los comicios de febrero y mayo de 2024, tiempo suficiente y si se es diligente y cada uno se sepa respetar y para que pudiera ocurrir el milagro de voluntades por el que hay que propugnar, de lo contrario y como nunca, esté país quedaría metido dentro de un grande como grave callejón sin salida y sin posibilidad alguna de resurgir.

Mientras tanto, a los “candidatos” que serán escogidos hoy, a todos ellos y el año que viene hay que darle la espalda, votar en blanco y para imponer un cambio de régimen y siempre y cuando los candidatos orgánicos que también existen en los cuatro partidos principales hayan sabido sobreponerse a la ola de crimen, inmoralidad, concupiscencia y latrocinio que domina a la partidocracia y sus políticos.

Es por eso y como llamada de atención, que decimos: ¿Trampa de engañabobos? ¿Escogencia de “candidatos” de a dedo y no por primarias? Hay que votar en blanco y en muda protesta contra la corrupción política existente. (DAG) 29.10.2023

 

 

 

 

 

 

RELATED ARTICLES
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DE HOY

Diferentes figuras lamentan muerte de hijo del presidente de Adocco

Diferentes figuras lamentan muerte de hijo del presidente de Adocco

0
Figuras políticas y de diferentes ámbitos sociales lamentan este domingo el fallecimiento del hijo del presidente de de la Alianza Dominicana Contra la Corrupción...

Mas Populares