Un terrible error táctico que a mediano plazo se convertirá en otro estratégico vulnerador de la autoridad presidencial y de la soberanía gubernativa, el llevar a otro país una reunión de consejo de gobierno

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Desconocemos si los asesores legales y políticos del presidente Luis Abinader han valorado en toda su dimensión el anuncio de la reunión presidencial proyectada para el lunes 20 y sin precedentes, del Consejo de Gobierno en Estados Unidos de América.

Y esto así, porque al hacerla y, de hecho, debería de entenderse, se vulnera la soberanía del Estado Dominicano y poniendo en serio peligro de legalidad y legitimidad, tanto al gobierno como al mismo mandato presidencial.

¿Cómo es posible que lo anunciado pueda darse sin que en este país nadie y en particular los abogados constitucionalistas, no se hubiesen pronunciado al respecto o que algunos de ellos hubiesen incoado una acción ante el Tribunal Constitucional que impidiera tal exceso de interpretación política, que indudablemente lesiona nuestro estado de derecho?

Todavía más, ¿cómo el mismo Abinader no se da cuenta, de que con semejante iniciativa él lesiona su autoridad presidencial legal y legítima y exponiéndose a que el precedente que crea, le afecte en materia de percepción popular y tanto, que muchos le entiendan un presidente en función de gobernador de un estado en el país donde ocurrirá el evento y que resultará dañino para la misma gobernabilidad?

Porque, supongamos que nuestros temores son infundados y que existe un artículo en la Carta Magna, que revisándola no lo hemos encontrado, que permita semejante como inquietante liberalidad, ¿acaso Abinader tampoco se da cuenta, de que al decir que el Consejo de Gobierno a celebrarse en Nueva York es con el propósito de escuchar a personas de la diáspora y tratar de ver como él podría resolver sus quejas y problemas, le está dando a la mayoría de esos estadounidenses de origen dominicano, la condición de nacional de este país y lo que por ningún concepto pudiera hacer y menos, restándole calidad a los ciudadanos dominicanos que no hemos cambiado de nacionalidad?

Desde ese punto de vista, al colocar a extranjeros como si fueran nacionales de este país y porque hubiesen nacido en el territorio nacional y luego cambiaran su nacionalidad o nacieran en EEUU y fueran hijos o descendientes de dominicanos, el presidente y duro es decirlo, estaría cometiendo un crimen de lesa patria que eventualmente podría costarle hasta su propia presidencia.

Diáspora y de acuerdo con textos consultados: “implica la dispersión de un pueblo o grupos étnicos o religiosos que han abandonado su lugar de procedencia originaria y que se encuentran repartidos por el mundo”, en tanto Colonia, es un grupo de personas de un mismo origen geográfico, de la misma nacionalidad, etnia o religión que se instalan en un lugar distinto al suyo originario por motivos de diversa índole”.

Las dos definiciones, con suma claridad especifican las diferencias entre uno y otro grupo y parecería, que, dado que Abinader es un dominicano de segunda o tercera generación, sus antecesores provienen del Líbano, tiene un concepto más liberal sobre cómo tratar a quien no es nacional de este país y lo que choca diametralmente, con dominicanos, quienes como muchos, tienen más de diez y hasta treinta generaciones del tronco familiar al que pertenecen y que les ha hecho tan dominicanos, que sencillamente no pueden aceptar o tolerar, que personas no dominicanas el mismo presidente de la República los tratara como tales.

Además, hay otro aspecto que entra de lleno dentro de la política dominicana, el demagógico y que, por lo visto y con su absurda propuesta, Abinader da la impresión de querer hacerse más gracioso de la cuenta.

Es posible, que algunos dominicanos o muchos, en este caso, estadounidenses de origen dominicano, no quieran entender, sobre todo los nacionales de este país que no hemos cambiado de nacionalidad, que conociéndose que en EEUU conviven más de un millón de estadounidenses de origen dominicano y quienes llevados de una ley anti dominicana de la doble nacionalidad, llegan al extremo de votar en nuestras elecciones, que semejante violación constitucional, da pie para que nuestras elecciones no sean la expresión pura del ciudadano dominicano y sí la imposición arbitraria del voto extranjero en nuestros asuntos nacionales y en base a lo cual, se deslegitiman las elecciones a los que esos extranjeros y haciéndose pasar como dominicanos de pleno derecho, concurran.

Súmese a esa situación, el interés de tantos estadounidenses de origen dominicano, empeñados de que República Dominicana ceda su soberanía y pase a ser otro estado de la Unión Americana y que es el anhelo público de muchos de esos extranjeros y en particular de los 300 mil retirados que viven en el territorio nacional y quienes no esconden, que ese sea el peligroso interés que los anima.

El presidente Abinader, entonces e indirectamente y si le suponemos ignorante de la situación, será lo que a largo plazo propiciará en su anunciado Consejo de Gobierno en Nueva York, por lo que nos apresuramos, por lo menos, a ser una voz disidente que haga ver el peligroso error de procedimiento e inconstitucional que Abinader establecería y que, viéndolo en perspectiva, podría hacerle objeto de un juicio político y para no hablar de destitución del cargo.

Y lo que hay que hablar a calzón quitado, toda vez que es absolutamente inaceptable y que recalcamos, el anuncio y pretensión presidencial de un consejo de gobierno en Nueva York y que, de materializarse, debería producir y dentro de la más estricta lógica jurídica, las dos situaciones anteriormente descritas.

Ahora y por demagogia, muchos políticos y partidos y miembros de las fuerzas vivas y sociedad civil y ni hablar del sector mediático o de los mismos grupos económicos y financieros y muchos de estos, ciudadanos de Estados Unidos, de manera pérfida y calculada, no se pronuncian respecto al tremendo error presidencial que se cometería a partir de la tarde del lunes, pero nosotros sí tenemos derecho a expresar nuestra opinión y con tiempo, advertirle al presidente, que se fije bien en lo que anunció y se propone, pues al final este le ocasionará un verdadero como fuerte costo político y lo que nos obliga a decir, que se está en la víspera de un terrible error táctico que a mediano plazo se convertirá en otro estratégico vulnerador de la autoridad presidencial y de la soberanía gubernativa, al llevar a otro país una reunión de consejo de gobierno. (DAG)