Vienen tiempos difíciles y tanto en el exterior como aquí

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Es realmente sorprendente como en este país, la mayoría de sus ciudadanos viven y actúan con una frivolidad que realmente inquieta y porque la misma significa, que se sigue viviendo de improvisación en improvisación y lo más grave, sin tener en cuenta los hechos y sucesos reales que se viven y básicamente, desde que hace nueve meses estallara la invasión rusa a Ucrania y su secuela más corrosiva, la brutal guerra de exterminio de EEUU, Reino Unido y la Unión Europea contra Rusia y la que conlleva una colateral de desconcertante guerra comercial por la que no hay nación en el planeta que no se encuentre involucrada directa o indirectamente y en muchos casos, con graves problemas internos de cara a su misma supervivencia.

Básicamente, el endemoniado problema que a la humanidad se le viene encima, tiene que ver con el hecho, de que al Europa encontrarse sin lideres-estadistas de recia formación y experiencia y en su lugar, los puestos de dirección encontrarse dominados por burócratas a los que les cuesta mirar más allá de la curva del horizonte, se ha generado una situación de muy grave inestabilidad social y política, que por lo que se está viendo, no presagia absolutamente nada positivo para la humanidad.

Sí es cierto que la Federación de Rusia, no solo que lanzó una invasión militar contra Ucrania, que una buena negociación y gestión diplomática entre las partes pudo haber evitado y no lo es menos, que al hacerlo y evidentemente, se colocó al margen del orden internacional, sino que la secuela directa de su falla de cálculo, se tiene, no solo en el evidente traspiés militar terrestre que está confrontando, sino que su misma autoridad moral como nación ha quedado en entredicho y su presidente Vladimir Putin ha sido convertido de un autócrata manejable a otro dictatorial de origen zarista, que al experimentar el acorralamiento que Occidente le tiene, la mayoría de sus actuaciones, evidentemente que no hablan de que fuera una personalidad del todo cuerda.

Pero tampoco sus iguales occidentales muestran conducta diferente, sino que lo que se está dando, es una peligrosa coreografía de muerte y exterminio y porque EEUU, Reino Unido y la Unión Europea, pero principalmente Washington y al caer en cuenta de que ya no se encuentra en la dominante correlación de fuerzas de antaño como gran potencia unipolar global, ha querido utilizar el desenlace ruso-ucraniano como el pretexto decisivo que le permitiera descalabrar a Rusia y de paso a China y en principio, a los países BRICS y para reajustar sus tiempos, a su interés de volver a posesionarse globalmente y no dejar que potencias globales emergentes pudieran disputarle su supremacía y creando un mundo multipolar.

Dentro de este contexto, no solo que ya nada es lo que parece, sino que peligrosamente, la humanidad va hacia una especie de callejón sin salida y en el que, de aumentar el nivel de guerra compartida, la decisión final quede en los misiles hipersónicos y todas clases de armamento de destrucción global masiva.

He ahí el reciente discurso de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, pronunciado el pasado miércoles, en el que reiteró su maniquea visión, respecto a que la guerra provocada por Rusia, supuestamente es un hecho criminal y no así la iniciada por Occidente en materia, tanto bélica como comercial y por lo cual, ahora resulta, que los daños y muertes de un conflicto armado de tal naturaleza, la Corte Internacional de Justicia debe de procesarlos como crímenes contra la humanidad y que es una atrevida interpretación que no ayuda en lo absoluto a la paz mundial.

Simplemente, una guerra siempre ocasiona sus daños y sus muertes, que en cierto modo son consustanciales a la misma, pero lo que ahora está ocurriendo, apunta hacia un agravamiento demencial, que, si no se detiene, tiene características de exterminio apocalíptico generalizado.

Precisamente, a esta mañana, se conocía de la intención estadounidense de enviar sus sistemas antiaéreos Nasams, que unidos a otros envíos de equipo bélico de última generación, podrían coadyuvar a que la guerra fuere más que un dolor de cabeza para Rusia y no una facilidad estratégica para Ucrania y la que como siempre ha ocurrido y desde que el conflicto armado se iniciara en febrero pasado, seguirá siendo la base del aporte masivo de muertos, la Von der Leyen los situó en su último discurso del miércoles, en 100 mil soldados ucranianos muertos y otros 20 mil civiles.

A todo esto, la pérfida Albión (Reino Unido) continua en su corrosiva labor clandestina de destrucción de infraestructuras a gran escala, como los gasoductos rusos en el Báltico o el intento de derrumbamiento del puente ruso que enlaza a Rusia con Crimea y lo que nos dice, que la ex potencia colonial global continua en sus trece y en lo relativo a propagar el mayor mal posible y detrás de las líneas marcadas de la guerra.

Por eso, a nuestro modo de entender el conflicto, creemos que los próximos tres meses serán decisivos para que quienes queremos que la paz vuelva a instaurarse y que el comercio mundial no sea afectado y para que también se hagan todos los esfuerzos y con miras de que los halcones de la guerra y tanto en Occidente como Oriente, no logren su nefasto propósito de retrotraer a la humanidad al tiempo de las cavernas y para mayor inquietud, se presentan ahora  los envíos de cartas explosivas a las embajadas de los países que apoyan a Ucrania y hoy con su variable de cuerpos de animales descuartizados enviados en cajas a las legaciones diplomáticas antes mencionadas y en específico a las ucranianas y lo que nos dice, que se ha entrado en otro tipo de escalada: La guerra de nervios que repercute en la opinión pública y como golpe en la retaguardia.

Mientras tanto, en un país como República Dominicana, nada de lo que en el extranjero inquieta, parecería que ni siquiera es tomado en cuenta y mucho menos como efecto rebote y de esa manera y cada uno perdiendo el tiempo o ganando el tiempo según se interprete, hace como que no hay peligro en el horizonte que pudiera afectar a esta nación y no obstante, que su propia guerra chiquita de exterminio la tiene al otro lado de su frontera con el fallido Haití y que es lo más parecido al efecto retardado de bomba de tiempo que amenaza la existencia dominicana  y por obra y gracia de las antiguas potencias coloniales europeas y su contrapeso, EEUU.

Ahora y para aumentar el entretenimiento, mientras las autoridades de Salud claman porque todo el mundo tome las precauciones de lugar y hasta insta a que se vuelva a vacunar contra el covid-19 y por el agregado de una variable más que mortífera y esas autoridades alertan a la población para que anden con mascarillas, el presidente Luis Abinader declara, que “estas serán las primeras navidades sin mascarillas”, inexplicable y dicho por una personalidad, que se supone la mejor informada de la nación y lo que en conjunto nos hace decir, que vienen tiempos difíciles y tanto en el exterior como aquí. Con Dios.  (DAG)