La falta de civilidad y de buena educación y por la mayoría de los ciudadanos de este país, sobre todo de clase media a pueblo, ha generado un cierto espíritu levantisco social que ahora ha aumentado desde que los gobiernos apoyan a supuestos lideres de opinión y exdelincuentes por tráfico de drogas y lavado de activos, quienes a lo alofoke han influido para que la anarquía cunda entre los jóvenes de los barrios periféricos al gran Santo Domingo y a otras ciudades y como se vio recién cuando cerca de 3 mil bandoleros tomaron por asalto la parte colonial de la capital de la nación y ocasionando un sinnúmero de desmanes y acicateados por el anuncio de que el expresidiario había escondido 200 mil pesos para que el que los encontrara los tomara para sí.
Por esas inconductas a las que la autoridad policial deja hacer y al ver que el mismo presidente de la República se muestra orgulloso al lado del expresidiario y que el mismo es “asesor de imagen” de la alcaldía capitaleña, es que muchos dominicanos “de pueblo” tienen ahora la costumbre de meterse en el centro de lis ríos de baja corriente y con sillas y gran escándalo, instalarse en ellos y como si estos fueran litorales playeros y nada menos que con el permiso de los gobiernos municipales.
En el río Fula acaba de ocurrir una sorpresiva crecida en momentos que cerca de doscientas personas estaban de jolgorio “y bañándose” y debido al golpe de agua, murieron ahogados cinco personas.
Ahora y llenos de dolor, claman porque el improvisado balneario sea cerrado, cuando nunca debieron usar el río como tal. ¿Qué debe hacerse?, que el inútil Congreso Nacional que se tiene, emita una ley prohibiendo el uso de los ríos como improvisados balnearios y consignando, que la prohibición es a nivel nacional, en tanto a la Defensa Civil se le ordene una auditoria al respecto y colocación de letreros prohibiendo el uso como balnearios improvisados y altas penalidades para quienes violen la ley. (DAG-OJO)