Recién hubo un caso de una joven dominicana de color que viajaría sola hacia Guadalupe y a la que y aun llevando todos sus documentos en regla y visado Schengen expedido por la embajada de Francia, los inspectores de Migración en el AILA la detuvieron durante dos días y encerrándola en la cárcel que tienen para extranjeros indocumentados y por la “sospecha” de que la misma tenía visado falso y que “posiblemente se dirigía a prostituirse”.
Después de hacerla pasar tan mala situación, a los dos días y cuando la llevaban a la fiscalía, los que la trasladaban recibieron una llamada informándoles que “la soltaran que aquí ella no tiene nada”. De inmediato la dejaron en la calle y la joven se las vio y se las deseó para volver a Samaná.
Enterado su compañero sentimental, ciudadano alemán él y profesional y luego de retornar del exterior, indignado escribió una carta al director de Migración, enterándole de lo ocurrido y exigiendo las reparaciones económicas y morales de lugar. Hasta donde sabemos, el director Venancio Alcántara no le ha dado respuesta.
Realmente es mortificante, que, si una mujer viaja sola, los inspectores de migración le violenten sus derechos y la agravien moralmente de la manera abusiva de como hicieron con la joven de referencia y de la que daremos más detalles al momento de recibir copia de la carta que el ciudadano indignado le envió al funcionario.
No es posible, que, porque se sea mujer y joven y negra, sea suficiente para que en migración la tachen de prostituta y le nieguen su derecho a viajar al exterior y legalmente y con todos sus documentos en regla y como acaba de ocurrir. Las feministas o la primera dama deberían también tomar cartas en este bochornoso asunto. (DAG-OJO)
