¿Amagos de estado policíaco?

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Todavía perplejos por las últimas medidas de control policial tomadas por el gobierno y desde el ministerio de Interior y en el sentido de establecer que las patrullas policiales, la mayoría integradas por analfabetos funcionales, tengan la potestad de que por simple sospecha, detener a cualquier ciudadano, sea transeúnte o movilizándose en un vehículo de motor y lo nuevo, de que a partir de hoy, supuestamente han sido lanzados a las calles y vías de toda la República a 33 mil agentes policiales y con instrucciones de preservar la paz pública y moderar cualquier tipo de exceso ciudadano a propósito del periodo navideño.

Sin duda que es una situación inédita y que habla y peligrosamente, como si en el gobierno tuvieran como objetivo y gradualmente y vista la incompetencia e incapacidad policial para garantizar un esquema de libertad dentro del orden, de imponer en un momento dado  una especie de política de estado policiaco y que de suceder, no auguramos que la misma vaya a ser aceptada y por una nación que en los últimos 61 años de “democracia” ha vivido dentro de un claro concepto de estado democrático que no se ajusta a lo que es un gobierno totalitario.

Por supuesto, desconocemos al final y como le pasa a millones de dominicanos, que nadie sabe realmente a qué atenerse, viendo como el primer gobierno de plutocrático que se tiene, su componente de ricos, asuman que deben darle luz verde a la policía y para que esta defienda y proteja mejor los intereses de los grupos oligárquicos y de clase media, que ahora hacen como que se inquietan y al ver que la policía ha sido incapaz de diseñar una política dirigida a mantener un punto de comunicación correcto con las fuerzas vivas nacionales y en específico con esta nación de jóvenes y quienes en gran mayoría de 16 a 46 años conforman el 85 por ciento de la población.

Lo grande, es que de esos 33 mil agentes tirados a las calles “para patrullar”, la mayoría se corresponde al mapa demográfico nacional y en un casi 95 por ciento solo de jóvenes, pero quienes, entrenados como integrantes de una policía militar represiva, carecen de la mínima perspectiva para entender cual deberá ser su papel y el cómo desempeñar sus funciones.

Mientras tanto y todos los días y en las últimas dos semanas. La policía ha asesinado y con el pretexto de “intercambios de disparos” (ejecuciones extrajudiciales) a 24 ciudadanos imputados como delincuentes, al tiempo que se evidencia, que poco que mucho, la misma policía no tiene un concepto especifico, de que se debe entender por “delincuente”.

Peor, que con el instructivo respecto a que las patrullas detengan a quien sea y si les da, o “intuyen” que los detenidos tengan “un perfil sospechoso”, que viene siendo el colmo de una directriz solo aplicada entre dictaduras, pudiera convertirse en el accionar generalizado de represión al último estilo, que necesariamente haya que advertir, que los días pasarán hasta que la misma clase media y miembros de la oligarquía pudieran sentirse afectados y al momento que les lleguen informes de que sus hijos y familiares y todos en autos de lujo, se los detengan por presentar el “perfil sospechoso” de todo drogadicto y lo que la ciudadanía caerá en cuenta tan pronto los medios de prensa de la oligarquía empiecen a poner el grito en el cielo.

Estamos diciendo, que nada bueno presagian semejantes medidas supuestamente restrictivas y que, llegado el caso, las mismas afectarán de forma preocupante el acontecer político y en particular estos tiempos de precampaña electoral y que de suceder, el mismo presidente Luis Abinader deberá ver con gran preocupación la catarata de errores policiales que se le vienen encima.

Y hay algo más, esa delincuencia juvenil que siempre y en gran mayoría ha sido apoyada desde los cuarteles policiales en los barrios de nuestras ciudades y en provincias, al momento que su libre operandi de alianza espuria con los policías que les protegen, este disminuya y también observen que la tortilla da un vuelco y que sus socios de uniforme ya no pueden protegerles, ¿cuál sería su reacción más incisiva?, ¿acaso no desplegarían un operativo de pandillas barriales asesinas y llevando de golpe a las mismas patrullas policiales a sentirse acosadas y ni hablar de la población, que a ese momento se encontraría entre dos fuegos?

Ni que decir, que, en un clima social tan deteriorado, en el que todo el mundo se sienta inseguro y temiendo por sus vidas, ¿no sería correcto presumir, que la población demandaría de la autoridad nacional una recomposición de las medidas policiales anti-delincuencia y sí ajustadas a Derecho y sobre todo, cuando basta que a los policías se les pique un ojo para que arremetan como gorilas contra la ciudadanía?

Antes, cuando en la policía los oficiales que realmente la controlan se sentían incómodos con un jefe policial que no “los dejaba vivir”, entiéndase, robar, acosar y exigir sobornos, hacían de todo para que el Poder Ejecutivo le cancelara y pusiera a otro manejable por esos grupos y en ese “hacer de todo” y en primera fila, se encontraba los asesinatos a mansalva y mejor si se tocaba a figuras públicas o mediáticas. ¿Se estará en el inicio de este tipo de situación?

La gran pregunta es, sobre el porqué en el gobierno entienden que deben aplicar semejantes medidas que cuestionan libertades y derechos ciudadanos, si antes de agosto de 2020, la policía eras más o menos operativa y se encontraba bajo control. ¿Qué fue lo que ocurrió para que se diera el vuelco actual?

Recientemente  y de ligero, un español al que Abinader designó como algo así  y parecido a ”un comisionado ejecutivo para la reforma policial” emitió una insultante como provocadora soflama y en la que entre medias verdades y medias mentiras, logró que un grupete de generales retirados se les fuera al cuello y exigiéndoles pruebas de lo que afirmaba y quienes en honor a la verdad, tampoco era como para que estuvieran de aspavientosos haciendo creer que se sentían ofendidos y actuando como si  se desgarraban sus vestiduras, al reclamar respeto “ a nuestro honor y dignidad”.

Racionalmente, no entendemos por qué la policía da la impresión de ser absolutamente incapaz e incompetente y por eso la sospecha, de que en el fondo, lo que en el gobierno quieren, es imponer una serie de medidas draconianas, de esas que obligan a que se pregunte: ¿Amagos de estado policíaco? [DAG]