jueves, julio 17, 2025
InicioECONÓMICASCómo cambiar la realidad de la mano de obra inmigrante

Cómo cambiar la realidad de la mano de obra inmigrante

El presidente de la Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de la Construcción (Copymecom), Eliseo Cristopher, ha expresado una verdad que toca el cielo, al afirmar que, “por más vueltas que quieran dar, al final el Gobierno tendrá que asumir una posición pragmática y autorizar de manera regulada el ingreso temporal de trabajadores haitianos”.

“No hay otra salida. El sector está paralizándose por falta de mano de obra, eso es sí o sí”, agregó. Y lo dicho, no solo aplica al sector construcción, sino, también al agropecuario.

Durante décadas, sectores estratégicos de la economía —agricultura y la construcción— han dependido de forma significativa de la mano de obra haitiana, en gran parte indocumentada, mientras los trabajadores dominicanos han ido perdiendo interés en esas actividades que suelen ser mal remuneradas y físicamente exigentes.

Frente al propósito del Gobierno de intensificar las deportaciones de inmigrantes indocumentados, se han planteado como soluciones la mecanización de las labores agrícolas y la “dominicanización” del empleo en la construcción. Sin embargo, ambas estrategias, aunque deseables, no son de aplicación inmediata ni están exentas de desafíos complejos. Se requiere, por tanto, actuar con sensatez y cabeza fría, evitando medidas que puedan provocar daños económicos innecesarios.

En el caso de la mecanización agrícola, el primer obstáculo es el alto costo de la maquinaria, inaccesible para muchos pequeños y medianos productores que carecen de financiamiento. A eso se suman los gastos de mantenimiento, combustible y repuestos, que agravan la carga financiera en su perjuicio.

Además, no todos los cultivos ni terrenos se prestan a la mecanización. Rubros como el café o el plátano, que se siembran en zonas montañosas e irregulares, siguen requiriendo intensiva mano de obra manual. A esto se añade la necesidad de personal técnico calificado para operar y mantener la maquinaria, una formación que no está disponible de forma masiva ni en el corto plazo.

Por otro lado, la “dominicanización” del trabajo en la construcción enfrenta un obstáculo cultural y social: el visible desinterés de la mayoría de los dominicanos por desempeñarse en ese sector, donde las condiciones son duras y los salarios poco atractivos. En cambio, los trabajadores haitianos han encontrado allí una fuente vital de sustento.

No es realista pensar en sustituir esa mano de obra sin acompañar el proceso con incentivos, formación técnica y mejoras salariales que hagan esos empleos más atractivos para los trabajadores locales. Todo esto implica esfuerzo, inversiones y, sobre todo, tiempo.

Y mientras tanto, ¿qué será del sector construcción si no asegura la disponibilidad de mano de obra, aunque sea mediante permisos temporales y regulados para trabajadores haitianos? Es una pregunta crucial que no se puede obviar.

El cumplimiento de la ley de inmigración debe seguir siendo un objetivo irrenunciable, pero, también debe reconocerse que sectores económicos fundamentales dependen estructuralmente de la mano de obra haitiana. Transformar esa realidad no es imposible, pero requiere prudencia, planificación y un esfuerzo sostenido que cree las condiciones necesarias para el cambio, sin improvisaciones ni traumas. Por: Mario Méndez (Hoy)

RELATED ARTICLES
spot_imgspot_imgspot_img

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DE HOY

“Un médico privado gana 30 mil, uno público 72 mil”: Clemente...

0
El aspirante a la presidencia del Colegio Médico Dominicano (CMD), Dr. Clemente Terrero, presentó este martes en el programa Uno+Uno de Teleantillas canal 2, una serie de...

Mas Populares