Ahora, los acosados habitantes de los barrios periféricos de las ciudades y básicamente por el hambre, la falta de oportunidades y el desempleo, aplauden a rabiar la entrada en tropel de guardias y policías “para enfrentar a la delincuencia”, pero dentro de quince días y al igual como ha ocurrido en anteriores operativos y cuando los uniformados se cansen de estar patrullando sin hora de término, se verá que se empezarán a dar los brotes de insatisfacción por el trato grosero de las patrullas y lo que entonces generará un aumento de la delincuencia agazapada, esperando la oportunidad de su resurgir.
La experiencia dice, que no es con entradas masivas de guardias y policías con apenas diez tiros por arma, que la delincuencia se resuelve, sino con medidas de previsión y contención de inteligencia y acompañadas de planes sociales gubernamentales de ventas de alimentos a precios baratos.
Cómo tampoco es correcto, que con el pretexto de “defender a los habitantes de los barrios populares” medios de comunicación y de información de masas, como el matutino centenario capitaleño, se dediquen a incentivar semejante despliegue armado de uniformados e incitando a una violencia apenas mal disimulada.
Se está actuando a la desesperada y con el propósito de silenciar a periódicos escritos y digitales y plantas de radio y televisión, en las reiteradas denuncias de la evidente asociación ilícita entre uniformados y las bandas juveniles y que es donde está el problema, que los segundos se sienten respaldados por los policías y desde sus cuarteles y por eso de los incontables crímenes policiales. (OJO)
