Desde el momento que el expresidente Danilo Medina permitió que a este país llegaran oleadas de inmigrantes venezolanos como parte del exilio económico de aquel país sudaca, de inmediato sonaron las alarmas entre muchos dominicanos conocedores de como esa gente es dada y en gran mayoría, a asaltar a sus vecinos y dado su alto grado de escrupulosidad, fomentar la prostitución, el juego y todas formas de vicios.
Desde luego, no todos los venezolanos están cortados con la misma tijera, pero sin duda que no menos 5-10 mil de los recién llegados caen dentro de la descripción que hacemos y que ahora vuelve a revivirse con la violación de propiedad y asalto en un apartamento de clase media media en donde viven dos legisladores -marido y mujer- y habiendo sido uno de ellos asaltado, golpeado y herido, pero sin haber experimentado robo alguno de parte de los forajidos.
Desde que se les facilitó entrada libre, esos exiliados económicos, constituyeron un nicho de negocios de alterne y de sexo, al tiempo de desplazar empleados dominicanos en tiendas y negocios, violándose de ese modo la ley que señala que los extranjeros solo pueden trabajar si no hay un dominicano que no pudiera ocupar el puesto de que se trate. (DAG)