Desde que el Estado existe, el espionaje es parte consustancial de su existencia y nadie puede ni debe llamarse a engaño

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De buenas a primeras y dando la impresión de que no tienen otra cosa que hacer, medios de comunicación de la prensa mercancía y en particular los “fichados” por la concentración de medios en pocas manos dentro de la factoría mediática Corripio, la han emprendido contra la facultad legal e institucional del Estado Dominicano en cuanto a proveerse de los mecanismos e instituciones, así como funciones necesarias en materia de metidos de espionaje para fines de la seguridad nacional e industrial y que en el mundo moderno es imposible descartar de plano.

Desde el matutino centenario capitaleño hablan de “grosero espionaje” y desde otros, reclaman que el Estado “sea castigado por el atrevimiento” de que una de sus instituciones y esto, si realmente sucedió, supuestamente había espiado a una periodista supuestamente de investigación y ella misma, muy conocida por utilizar toda suerte de información sesgada o “confidencial” para enterarse maliciosamente de aquello que le interesa para poner a algún ciudadano en las cuatro esquinas y generar un corrosivo mecanismo de difamación e injurias continuo.

Por lo que la Constitución de la República y las leyes al respecto dictan, es una facultad inalienable del Estado Dominicano mantener el control y autoridad sobre el orden público y la autoridad policial e investigativa del Estado y que es una labor de extraordinario alcance y significación para todo gobierno que en algún momento dirija los destinos nacionales.

En consecuencia, es un abuso y también un atrevimiento, que medios y periodistas y las redes sociales, pretendan que el Estado se desprenda de su única y mayor facultad institucional, de que, mediante los servicios de inteligencia, investigación y espionaje, hacerse de toda la información necesaria y posible para marcar los parámetros de la seguridad nacional y proteger a la República.

La situación es de una dimensión tan profunda y decisiva, que ningún gobierno se atrevería a desmantelar las instituciones a cargo de la alta seguridad del Estado y las que de suyo, tienen también como misión principal proteger a los ciudadanos. Es, al contrario, cada gobierno las refuerza y fortalece.

De ahí que consideremos, que el gobierno actual no tiene de nada que avergonzarse porque el Estado Dominicano disponga de sus propios mecanismos de inteligencia militar y civil y que como ya ha hecho al crear una nueva estructura y más dinámica y centralizada de investigación de Estado, continue garantizando los altos niveles en la seguridad nacional que ahora se tienen y de lo que los ciudadanos debemos sentirnos plenamente orgullosos. (DAG-OJO)