miércoles, abril 30, 2025
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El desafío de Santiago Matías (Alofoke) a Frank Rainieri (Don Frank) va más allá de un pleito entre ricos Es un propicio sesgo de choque socio cultural que implica tres culturas y para proteger la nacionalidad dominicana

Mientras una gran mayoría ha quedado impactada por el inicio de lo que es un fuerte choque personal de hegemonías entre un sector migratorio europeo que pretende defender su territorio y el otro del nuevo sector migratorio de origen estadounidense que le desafía, lo que vemos, es un terrible como inédito choque socio cultural que abarca dos distintos tipos de extranjeros de origen dominicano por el control de la nación dominicana propiamente dicha.

Es decir, contra lo que parezca, inmigrantes aplatanados con la cultura dominicana y con el pretexto de “poner en cintura” a una inmigración forzosa haitiana, entran de lleno en una feroz lucha de poder a través de la cual, estadounidenses de origen dominicano deciden enfrentar la grave falta de integración cultural de una desordenada inmigración haitiana, que para colmos, tiene ya y por los últimos sesenta años, un fuerte legado de haitianos en principio de origen dominicano, que por lo que se ha visto, parecería que tienen un concepto muy equivocado de ser parte de un país de acogida.

Al mismo tiempo, este choque social y cultural, descubre  el hecho, de que dominicanos de origen europeo, específicamente italiano y ya posicionados en los entramados del poder social, político y económico y con poca perspectiva de la historia, ahora en dominio de la vida nacional en base a dinero, accionar inescrupuloso y también crimen y muerte, han empezado a caer en cuenta de que nuevas generaciones le disputan su liderazgo y exactamente como ocurría en Nueva York con los primeros inmigrantes italianos que llegaron a Nueva York a tomar por asalto las vidas de inmigrantes irlandeses y para los años 1700.

Si se juzga dentro de una retrospectiva fiel, se encontrará, con que los recién llegados italianos, al final desplazaron a los irlandeses y en menos de doscientos años se constituyeron en la cara principal de un EEUU, al que, en sus tiempos de coloniaje inglés, hizo desaparecer a sangre y fuego los habitantes aborígenes originales.

Si aquel escenario se toma de estudio, se verá que lo que ya está ocurriendo entre inmigrantes dominicanos en EEUU asumiendo una defensa muy suigéneris de una nacionalidad dominicana, que asumen está siendo amenazada por una descendencia de inmigrantes haitianos, ahora constituidos  en grupo social de dominicanos de origen haitiano, es  el propio afán del dominicano de origen estadounidense que no acepta la presión de un sector migratorio y social que considera usurpador y al no entregarse a esta nación -que debió de haber sido lo correcto- como parte de los ciudadanos del país.

Es decir, se tiene la copia surrealista de italianos contra irlandeses ya inmigrantes en EEUU luchando entre sí por dominio territorial y de vida…y que en el fondo, es lo que ahora sale a destape y al conocer nuevas generaciones de dominicanos, que inmigrantes europeos y con cinco generaciones como dominicanos y por un afán de lucro desmedido, un sector italiano del mismo, hasta ahora se había alzado con el santo y la limosna y posesionándose arbitrariamente y por esa herencia hispánica de pasividad y sumisión criolla,  de la vida nacional.

¿Qué se tiene? Que familias como Vicini, Rainieri o Marranzini han sido el fundamento de una inmigración haitiana descontrolada de mano de obra semi esclava y en base a ella, crearon el nicho de los dominicanos de origen haitiano, quienes y en mayoría, incapaces de adaptarse a la cultura dominicana pretenden desafiarla y al grado quijotesco, de creer que pueden hacer desaparecer la nacionalidad dominicana, ocupar el territorio nacional y desplazar a la población dominicana.

Este choque y en las nuevas generaciones dominicanas de los últimos 63 años y teniendo como protagonistas al sector de 18-34 años de la población, que es una fuerte mayoría electoral de más de cuatro millones de electores y casi seis millones si se llega al umbral de los que tienen 40-48 años, entiende que el haitiano inmigrante es el enemigo de su patria y en función de ello busca entablar una lucha de sobrevivencia ante un extranjero inadaptado que ni siquiera y habiendo nacido en el territorio nacional, no se quiere adaptar a la cultura dominicana y para no hablar, a nuestra nacionalidad.

Entonces, ha venido a resultar que el padrino del inmigrante haitiano ilegal se encuentra en la zona este del país, donde la industria turística se ha desarrollado en base a mano de obra esclava haitiana y la que ya mismo y por sus descendientes, estos se entienden supuestos dominicanos de origen haitiano.

Es de esta manera que estalla el escándalo de la realidad Friusa-Mata Mosquitos y la secuela de indignación de la nación dominicana, que de pronto observa, que, si los dominicanos seguimos durmiendo, ante nuestras propias narices ese segmento de haitianos nacidos aquí se ha llegado a considerar como dominicanos de origen haitiano y lo que no es cierto y por una sola razón, que sus padres son haitianos ilegales y sus hijos no tienen calidad para llamarse o considerarse dominicanos.

Viene entonces la entrada de los estadounidenses de origen dominicano y de los inmigrantes dominicanos en EEUU, decididos a enfrentar la situación de intento de destrucción de la nacionalidad dominicana y con ellos, haciéndose la personificación en dos polos opuestos: el rico empresario e influenciador de menos de 47 años, Santiago Matías (Alofoke) dueño del emporio comunicacional y plataforma en internet de mayor influencia nacional, frente a otro rico mega millonario y dominicano de origen italiano, Frank Rainieri (Don Frank) de 80 años y dueño de 58 kilómetros cuadrados en toda la zona Punta Cana-Bávaro-Verón-Cap Cana y considerado el pionero en el desarrollo turístico pero en base a mano de obra esclava compuesta por haitianos ilegales.

De golpe, el fenómeno cultural que se presenta es extremadamente revelador: 11.5 millones de dominicanos que no han cambiado de nacionalidad; 1 millón 500 mil estadounidenses de origen dominicano y posiblemente, 2 millones de y en principio, dominicanos de origen haitiano.

Por lo que se está viendo, tanto dominicanos propiamente como estadounidenses de origen dominicano, están decididos a enfrentar la inmigración haitiana ilegal que ciertamente impulsara Rainieri y con apoyo de hoteleros españoles principalmente y de ahí el desafío de Matías, convertido ahora en una contraparte de temer  y el que parecería que cuenta con el apoyo indirecto del presidente Luis Abinader, un dominicano de padre árabe y madre haitiana y quien entre el 2020 a la fecha  había sido el principal apoyo de la inmigración ilegal haitiana que impulsa Rainieri.

A nuestro modo de ver, entendemos que no hay por qué preocuparse porque el desafío de Matías a Rainieri llegue a más y sobre todo, cuando es cierto que, si los dominicanos no hacemos una acción determinante, en menos de los próximos 25 años podríamos perder nuestra nación.

Ahora bien, una cosa es la lucha por la nacionalidad dominicana y otra muy distinta, que la misma se radicalice abarcando a los haitianos con residencia legal, que desde el 1920, el primer censo de población y familia testimonia y recogía unos 38 mil individuos, quienes ahora y después de 105 años sus descendientes son nacionales dominicanos de pleno derecho y quienes, desde sus padres y abuelos, estos tuvieron el tino de adaptarse a la nación de acogida.

En concreto, se debe estar contra el haitiano ilegal y nunca contra el residente legal, sea haitiano o extranjero de otras nacionalidades. Al fin y al cabo, somos un país y como todos, de inmigrantes, con la excepción de Haití, que desde el 1804 es una nación fundamentalmente de personas de raza negra o de origen africano que odia al blanco y lo otro tan revelador, que su Constitución dice que los haitianos siguen siendo haitianos por razón de sus padres haitianos y aunque hayan nacido en otros países y que dicho sea de paso, fue la razón básica de que el líder político binacional, José Francisco Antonio Peña Gómez (Ogui Pie) se resistió a ser presidente de este país y al entender, que de hacerlo, los haitianos entenderían que la parte oriental de la isla también era suya.

Consecuentemente, hay que entender y como positivo para los intereses nacionales, que el desafío de Santiago Matías (Alofoke) a Frank Rainieri (Don Frank) va más allá de un pleito entre ricos. Es un propicio sesgo de choque socio cultural que implica tres culturas y para proteger la nacionalidad dominicana. Ojo pues. Con Dios. (DAG)10.04.2025

 

 

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