El precio de la otra vía

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Hace un par de semanas escribimos la columna titulada La Otra Vía, como respuesta a la posible reforma fiscal que se estaba planteando desde las esferas del gobierno.

Afortunadamente a los pocos días el presidente Luis Abinader respondió con la anunciada suspensión de tal propósito, dejando dicha reforma en el tintero, anunciando a su vez una estricta vigilancia sobre las erogaciones gubernamentales comprometiéndose con la eficiencia que requiere el manejo del Estado en estos tiempos post pandemia.

Por los comentarios en las redes y la prensa, se apreció un gran alivio con el anuncio presidencial. Sin embargo, pocos se han dado cuenta cuál tendrá que ser el precio por pagarse al no haberse escogido el aumento de impuestos para equilibrar las finanzas públicas.

La primera decisión tendrá que ser con respecto al precio de los hidrocarburos refinados y su impacto en los combustibles líquidos y gaseosos, tanto para el transporte, el subsidio de choferes de vehículos públicos (y muchos privados), la cocina diaria y la aeronavegación.

El precio mundial del barril de petróleo anda cerca de los US$85 dólares cuando para el presupuesto se habían estimado cerca de los $46 dólares, representando en el presente año un sacrificio fiscal de más de RD$12,000 millones, situación que no podrá sostenerse.

Lo anterior a su vez agudiza las pérdidas eléctricas, que han requerido a la fecha también de enormes cantidades de recursos financieros. Si a esto se le suman las pérdidas sostenidas por la ineficiencia de las distribuidoras eléctricas que se dice alcanzan mas del 30 %, la magnitud del ajuste tarifario, el desmonte de fraudes y subsidios, junto al mejoramiento técnico de redes y subsistemas, hace prever la necesidad de decisiones amargas.

Finalmente, la inflación importada vía aumento de fletes, insumos para la agricultura y otros rubros adicionales, hará necesario que el consumidor aterrice sus aspiraciones y asuma la misma racionalidad a la que se verá obligado el gobierno. La otra vía tiene su precio. Por: Frederich E. Berges [El Día]