En Brasil las encuestadoras fueron las derrotadas y desacreditadas. Ninguna acertó en los resultados y ahora habrá segunda vuelta y el poder presidencial y el arrojo de Bolsonaro hicieron la diferencia. Igual podría ocurrir aquí en el 2024 con un joven Abinader imponiéndosele a un Leonel ya ido y pasado

0
278

El descrédito en el que han quedado las firmas encuestadoras, que de a seguro decían que Lula se le impondría al presidente Bolsonaro y al grado, de que el presidente recibió un 43.2 %. mientras los sondeos le atribuían un 37 %, no es realmente un fenómeno sorpresivo, sino la muestra evidente, de que el poder presidencial por un lado y el arrojo de Bolsonaro por el otro, fueron los factores que bloquearon a Lula y quien ahora se enfrentará a una incierta segunda vuelta dentro de treinta días.

Lo ocurrido en Brasil y para los dominicanos esta es la gran lección, perfectamente traza una línea de resultados, que muy bien se podrían ver aquí y si sucediera, que el presidente Luis Abinader, finalmente aceptara ir a su reelección constitucional y enfrentado a un candidato del pasado como Leonel Fernández, quien sin ofrecer nada nuevo, solo se reforzaría en su interés y haciendo como Lula, solo hablando de lo que supuestamente hizo en el pasado y no el PLD y que en estos tiempos no es estrategia que venda o concite apoyos.

Desde luego, para el factor mediático y como se vio ayer en Brasil, Lula era el candidato para ganar y para nada se le daba porcentaje significativo al presidente y lo que ahora ha resultado en una derrota mediática al completo, si los directores y redactores de medios hubiesen tomado en cuenta, que los mismos empresarios dueños de estos y en mayoría, apoyaron a Bolsonaro.

De ahí que digamos, que los medios dominicanos deberían aprender de los errores de sus colegas brasileños y empezar a ver con objetividad el fenómeno de popularidad que acontece en torno a Abinader y el que no deja de crecer. Leonel y dicho crudamente, ya es y frente a la juventud de Abinader, una momia del pasado que no volverá.

Por otro lado, hay una evidencia mucho más significativa y si se extrapolan los resultados electorales brasileños a unos resultados probabilísticos dominicanos y sí también juzgamos los tres factores que en estos momentos le dan credibilidad a Abinader: La juventud que le apoya, la notoria experiencia positiva que tiene como gobernante y su amplio como continuo nivel de simpatías y con el que también se descubre un populismo presidencial, que mira más hacia el centro del abanico político y con determinación, hacia el futuro inmediato.

Leonel en cambio, su solo aspecto habla de un probable candidato viejo y gastado, sin nada que ofrecer y lo que se nota en ese choteo suyo sobre todo lo que hace Abinader y pretendiendo ridiculizarle, hablando de que supuestamente solo el presidente lo único que hace es imitarle y lo que significa, que el expresidente se ha quedado atrapado en su pasado y por eso, de ni siquiera presentar opciones de futuro para el pequeño sector milenials que pudieran apoyarle.

Al mismo tiempo y lo que solo hay que advertir, entrando a diferentes niveles de la clase gobernante, de que contra todo pronóstico, los industriales, comerciantes e importadores, se muestran más confiados en un Abinader que resuelve ahora y no en un Leonel, que como espectro del pasado, su marca indeleble es la grosera corrupción de sus gobiernos y en lo que muchos entienden que el capitaneó directamente y de ahí su status actual de hombre tan adinerado, que solo en fundaciones y universidad tiene recursos y activos por más de  US$10 mil millones de dólares estadounidenses y estos, hijos de su pasado de doce años en el poder en el que se imponía por encima de Constitución y leyes y al grado y por el apoyo mediático, de haberse hecho una carta magna redactada solo a favor de sus intereses.

Si todo lo anterior se toma en cuenta y conociéndose que el pueblo dominicano ya no es rural y sí urbano en más de un 80 por ciento y lo más importante y que hay que reiterar, que el 40 por ciento de los electores son jóvenes entre 18 y 36 años, en tanto el grueso de los comprendidos entre 40 y 60 años corresponden a individuos con una mentalidad amplia y muy de este siglo y lo otro tan decisivo, que si Abinader logra domesticar a su partido, el PRM e imponérsele a los llamados “viejos robles” que no quieren aceptar que su tiempo ya pasó y aun así hacen lo indecible por sabotearle sus políticas de bien patrio y eventualmente arrebatarle la formación política, al tiempo que como gobernante a tiempo completo, sigue trabajando a favor de la nación y que es la percepción generalizada que tiene la ciudadanía y en particular los ciudadanos de a pie, no habría manera de que el presidente no llegara mejor posicionado y triunfante, al torneo electoral del 2024 y que también lo ganara.

Ahora pues, el oficialismo tiene que entender que en materia de aprestos preelectorales, se encuentra en la cuerda floja y dado que su talón de Aquiles, la propaganda, no está encaminada para ir, por lo menos dos pasos adelante del suyo y porque sus responsables, ahogados en sus egos pantallosos y resentimientos contra profesionales independientes de la comunicación, no hacen el trabajo que deben hacer y en cambio, solo están atentos, a si “por manos de los trapos”, Abinader tiene a buena vista, a uno que otro analista político o propagandista de valer y que le fuera leal en lo personal y no tanto como presidente, para atraerlo a su cobijo.

Los resultados entonces, de la primera vuelta electoral brasileña y que las encuestas y los medios no daban como probable, marca en firme el derrotero que todo partido gobernante y con ánimo reeleccionista debe tener y en particular, el Revolucionario Moderno (PRM) y el que no solo debe despojarse y firmemente, de un pasado “hipolitista” que para nada será decisivo en el 2024 y como lo fuera en el 2020 y ahora básicamente por el determinante aspecto biológico, sino que frente al ímpetu de cambios de estos tiempos, es más pieza de museo y ni siquiera de confrontación.

Bolsonaro, guste o no a determinados medios y periodistas, no que solo es una realidad viva y decisiva en la política brasileña, sino que marca un papel determinante frente a un espejismo del pasado que no evoluciona y que, detenido en el tiempo, no ofrece espacio necesario para trascender. Lula irá ahora a la segunda vuelta, pero con el peso terrible y como lastre ominoso de saber que perdió la aureola de solo ganador. Leonel debería de verse en ese espejo y el que también lo retrata a lo Dorian Gray y cuya moraleja y en el expresidente, es increíblemente patética.

Mientras, el presidente del PRM, el ministro José Ignacio Paliza, solo hay que darle un consejo: Bájese el ego, no piense tanto en su currículo y preocúpese más por ser cada día más leal a su presidente y déjese de creerse los cuentos e insinuaciones que lo llevarían al fracaso. Usted está ahí por Abinader y a quienes de su logia lo miran con devoción perruna, hágaselo saber.

En lo inmediato pues, lo cierto es, que en Brasil las encuestadoras fueron las derrotadas y desacreditadas. Ninguna acertó en los resultados y ahora habrá segunda vuelta y el poder presidencial y el arrojo de Bolsonaro hicieron la diferencia. Igual podría ocurrir aquí en el 2024 con un joven Abinader imponiéndosele a un Leonel ya ido y pasado. (DAG)