lunes, junio 17, 2024
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Grupo Mozart: así es la formación de paramilitares occidentales que combate al Grupo Wagner en Ucrania

El Grupo Mozart es una formación de veteranos occidentales cuyo foco de actividad se centra en entrenar combatientes en Ucrania, lo que ha llevado a que algunos medios internacionales describan a esta agrupación como el equivalente occidental al Grupo Wagner, una fuerza paramilitar de élite supuestamente vinculada al Kremlin.

Sin embargo, esta comparación puede resultar ofensiva, teniendo en cuenta que el Grupo Wagner cuenta con varias acusaciones de cometer crímenes de guerra.

El Grupo Mozart fue establecido tras la invasión rusa de Ucrania por el excomandante y coronel estadounidense, Andrew Milburn, quien fue a su vez el primer infante de marina en dirigir una Fuerza de Tarea de Operaciones Especiales durante la guerra contra el ISIS o autodenominado llamado Estado Islámico.

En una entrevista concedida a WUSF, medio público estadounidense, Milburn afirmó que el Grupo Mozart se estableció cuando vio que las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania tenían poco en “casi todo”. De los 20.000 voluntarios que se alistaron en el Ejército ucraniano durante los primeros seis meses de guerra, muy pocos tenían el entrenamiento militar adecuado.

“La mayoría mintió sobre sus antecedentes y fueron enviados al frente sin mayor entrenamiento. Tampoco tenían equipos adecuados. Carecían de prácticamente todo, desde drones hasta chalecos antibalas, pasando por radios seguras y botiquines médicos”, explica el excoronel. Por esa razón, además del adiestramiento, también organizó una red de proveedores de insumos militares y armas que ayudan a financiar la operación. “Esto nos diferencia totalmente de lo que hace el Grupo Wagner”, asegura Milburn.

Desde 2014, el Grupo Wagner opera en países como Ucrania, Siria, Libia y la República Centroafricana, protegiendo los intereses rusos sin tener en cuenta los derechos humanos ni el derecho internacional. “No quiero que nos asocien o comparen con esa gente. No somos una contraparte del Grupo Wagner; lo que hacemos es bastante diferente”, afirmó Milburn en una entrevista concedida a ‘The Guardian’ desde su base de entrenamiento.

Se sabe que el Grupo Mozart está financiado en gran parte por donantes privados estadounidenses y formado por voluntarios cuidadosamente seleccionados que también entregan ayuda humanitaria, incluidos productos sanitarios y alimentos, en las poblaciones del frente, además de ayudar a salir a las personas vulnerables de las zonas de combates.

Origen del grupo

Todo se remonta al principio de la invasión, allá por el mes de marzo, cuando Milburn se topó con las primeras imágenes de la “operación especial” de Putin desde su retiro en Florida.

Fue entonces cuando Milburn, al sentirse abrumado tras ver las imágenes del ataque a Irpín, de la marcha sobre Kyiv, así como de los bombardeos en el Dombás, emprende su viaje como corresponsal de guerra para la web Task&Purpose. En esta página comenzó a publicar, entre otros contenidos, un texto que lo convierte en una de las primeras voces que predicen la debacle militar rusa.

Durante su estancia en Ucrania, Milburn se da cuenta de que los voluntarios ucranianos que acuden a las oficinas de reclutamiento no cuentan con ninguna experiencia en combate. Este descubrimiento le hace cambiar de idea e inventar un programa de entrenamiento para enseñarles en el menor tiempo posible actividades de manejo de armas, fabricar angarillas, correr agachados, a hacer un torniquete en una herida, a cómo vadear un río sin resbalarse o a sobrevivir en una trinchera, entre otras.

La mayoría de los instructores proceden de Estados Unidos, pero también cuentan con miembros de Reino Unido, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda, Australia, Noruega y Georgia. En el centro de entrenamiento, los soldados ucranianos reciben cursos intensivos de cinco o diez días de duración sobre el manejo básico de las armas, la puntería, el fuego y las maniobras y las tácticas en el campo de batalla que, en condiciones ideales, tardarían seis meses en enseñarse.

Los instructores, entre 20 y 30 que se van rotando, se comunican con los reclutas a través de dos intérpretes. Son hombres y, a veces, mujeres, expertos en el manejo de las armas, pero cuyo principal propósito es intentar dar una respuesta a ese difícil asunto que supone la llamada responsabilidad de proteger, consagrado en el derecho internacional desde hace veinte años.

Se estima que más de 2.500 combatientes ucranianos y otros 300 oficiales de las fuerzas especiales que asisten a un curso especial con duración de unas seis semanas, han recibido este entrenamiento.

¿Posible objetivo militar del Grupo Wagner?

El pasado mes de noviembre, el líder de Wagner, Yevgeni Prigozhin, mencionó a Mozart en un mensaje en Telegram, acusando a la organización de ser “mercenarios estadounidenses” que se habían puesto al frente de una brigada ucraniana en Bajmut, una de las ciudades del este del país en las que la lucha es encarnizada.

“No es inconcebible”, aseguró a ‘Newsweek’ el fundador de Mozart, que Wagner hubiera puesto a Mozart como objetivo militar. De hecho, ese mismo día, la web de la organización sufrió un ciberataque.

“No hay un solo hotel en el Donbás que nos deje quedarnos porque les dicen que somos objetivo”, añadió Milburn, que detalló que tres de los establecimientos donde voluntarios de su grupo se habían alojado habían sido bombardeados, uno de ellos al día siguiente de su partida. “Es posible que nos hayan tomado como objetivo, lo que sería utilizar muchos recursos para enfrentarse a un grupo que sobre todo hace labor humanitaria”, dijo.

Sin equivalencia con Wagner

Cuando Milburn bautizó a su grupo como “Mozart”, sin duda tenía en mente al Grupo Wagner. Salvo que Mozart, en este contexto, no solo es una respuesta ante los escuadrones paramilitares y demás miembros de Wagner, sino todo lo contrario. Sus hombres no van armados.

No disponen ni siquiera de armas cortas y, en caso de enfrentamiento, no tendrían más medios para defenderse que su Inteligencia y sus capacidades para esquivar ataques, saberes adquiridos en su vida anterior, cuando formaban parte de los comandos de élite de fuerzas especiales.

Por último, no están financiados por Washington y a veces carecen de incentivos suficientes, por lo que no consideran correcto que los tachen de “milicia” y los confundan, aunque sea un poco, con el grupo paramilitar ruso que opera en Ucrania. Y es que el Grupo Mozart no es un regimiento, sino que más bien se proyectan como una ONG.

El responsable de reclutamiento de Mozart asegura que sus empleados y voluntarios no van armados y que él mismo se encarga de eliminar a los candidatos que dejan claro que su intención es de combate. Por eso, lamenta que el nombre lleve a una equivalencia entre Mozart y Wagner. “Se puso casi como un chiste. Es probable que ahora eligiéramos utilizar otro”, reconoce. [La Razón-LS]

 

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