Guerra comercial de EEUU contra Rusia. ¿Inusitado regreso al neocolonialismo más desvergonzado como hiriente? Nosotros lo creemos así y como tal lo criticamos y advertimos.

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Cuando se leen los registros históricos y se llega a la muestra de ese colonialismo salvaje que se apoderó del mundo, prácticamente desde sus propias raíces originarias y se conocen los conglomerados humanos y civilizaciones de antaño en Europa como en Asia y sin dejar de observar muchas africanas. Pero, sobre todo, la etapa “rejuvenecedora” de la navegación exitosa hacia tierras al oeste de Europa al cruzar el Atlántico y entrar de lleno a lo que, de manera oportunista, se llamó “Nuevo Mundo”.

Fue evidente, no solo que la humanidad en su parte europea tomaba un nuevo ímpetu o que el pérfido imperio inglés tomaba a su vez un nuevo aire que le afianzaba sus conquistas en África y Asia, sino que fundamentalmente, la Europa sureña que sobrevivía en lo peor del feudalismo y en base al terror impuesto por la inquisición y la sangrienta cruz católica, se encontraba de pronto ante el escenario casi de locura, que un soñador marino y navegante latino y a caballo entre Italia y España y extremadamente porfiado, contra todo pronóstico, había descubierto.

A partir del 1492 los viejos imperios coloniales buscaron su renacer y casi al unísono, todos enfrentaban al reino de Castilla, el más destacado en la península Ibérica y fundamento de las nuevas tierras a conquistar. Acontecimiento, que sin duda impulsó años luego, el nacimiento de la España moderna.

Lo notable y si seguimos los registros históricos, es encontrarnos con que los pueblos y naciones aborígenes de este lado del mundo, que para entonces se denominó “nuevo mundo” y luego, con la conquista, América. Eran unos enormemente adelantados desde el punto de la vista de la cultura en general y lo más chocante, que, al desconocer la rueda, ese simple como crucial detalle les impidió salir más allá de las orillas de las aguas que bañaban sus inmensos y ricos territorios.

Al mismo tiempo, sus creencias religiosas, entre animistas y siempre viendo a Dios en todas las manifestaciones de la naturaleza prodiga que les rodeaba, alimentaba y daba abrigo, generaba en todos ellos, ese peculiar sentimiento de ingenuidad virgen frente al extranjero fuera de sus dominios, que, actuando como su peor Talón de Aquiles, facilitó las cosas y para que un puñado de europeos mal olientes y la mayoría, reclusos vomitados de las cárceles ibéricas, terminaran conquistándolos.

Iniciado el proceso colonizador, cuyo fundamento de dominio social caracterizaba el terror religioso cristero, que entendía que todas las creencias religiosas autóctonas debían de ser aniquiladas, el sentimiento colonizador a secas hizo carta de presentación y hasta los tiempos que se viven y por supuesto, esparcido en los cuatro puntos cardinales del mundo que vivimos.

¿Tendría de extraño lo que ahora la humanidad confronta, de este nuevo proceso neocolonizador entronizado por un EEUU y una Europa aterrados por el resurgimiento de la antigua Rusia como gran potencia regional y global, tecnológica, comercial, industrial y de alta versatilidad y dominio aeroespacial, a propósito de la guerra que por su supervivencia, Rusia está librando contra Occidente a propósito de su invasión a Ucrania y al esta ser colocada como piedra de choque  de las apetencias y ansias expansionistas, de un EEUU primera potencia global y ahora en riesgo, al comenzar lo que ya se entienden sus primeros pasos hacia su decadencia, que pudiera ser que dentro de cien años se hiciera realidad?

Y es a partir de esta realidad, que todos los habitantes del planeta tierra empezamos a ver la dimensión catastrófica para la misma civilización, de a reacción de Occidente contra Rusia, que está precipitando a la humanidad a las puertas de un neo colonialismo guerrerista extremadamente aventurado y cuyo esquema de enfrentamiento, es el estallido de una guerra comercial absolutamente punitiva y con miras de aislar a Rusia  entre sus fronteras y con el propósito vil de hacerla retroceder a los primeros niveles de la pasada edad media.

En semejante empeño, EEUU coacciona al resto del mundo para que al igual que él, le imponga todo tipo de sanciones y bloqueos a Rusia y en materia comercial, tecnológica y hasta de vida y a un grado y dimensión tan asfixiante, que sencillamente y de lograr sus propósitos, eventualmente pudiera aniquilar a la gran nación eslava.

Así se tiene, que la nación-imperio estadounidense y como nunca antes, se muestra como el gran poder imperial aniquilador, que por sus ímpetus, al mismo tiempo está provocando un terrible y siniestro temor por su supervivencia y por parte de todas las naciones que no tienen igual o parecido poder acumulado que las industrializadas de Occidente como de la misma Rusia y las que ahora, todas en conjunto, imponen esa desafortunada política de regreso al colonialismo, que en naciones chicas, sus clases gobernantes ven y entienden con gran preocupación.

Con ese razonamiento, se entiende, que las naciones que se sienten amenazadas en sus propias supervivencias empiezan a verse en el espejo ruso y casi subconscientemente, empiezan también a cerrar filas emocionalmente a favor de Rusia, la que antes sus ojos, está siendo la victima de la ambición desmedida y sin límites de EEUU.

Precisamente por ese temor hacia el poderoso emocionalmente descontrolado, las naciones chicas como República Dominicana, su presidente y gobierno, tuvieron que morderse sus labios y al momento que Washington le ordenó que no dejara salir un lujoso yate ruso que estaba atracado en el puerto de la capital dominicana y solo después de días de negociaciones tras bastidores, el gobierno dominicano pudo lograr que el navío cuestionado levantara anclas y saliera de aguas nacionales.

La experiencia, sin duda que fue dura y amarga para el orgullo y amor propio dominicano, pues hizo ver, que el llamado o pretendido “socio “estadounidense no era tal y sí un poderoso como potencial adversario y más que dispuesto a hacerse valer, experiencia,  de la que los dominicanos en su fuero interno deberían de sacar las suficientes enseñanzas imborrables y para entender la fragilidad de su nación y si en algún momento, llegara el caso, de que Washington les exigiera un protagonismo nada esclarecedor para sus intereses y con el pretexto de la guerra comercial y bélica que ahora se libra en el mundo y también en la parte este de la península europea y que como muestra especifica del proceso que criticamos, nos hace preguntar: ¿Inusitado regreso al neocolonialismo más desvergonzado como hiriente? Nosotros lo creemos así y como tal lo criticamos y advertimos. (DAG)