lunes, junio 17, 2024
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La izquierda caviar es acorralada en El Salvador, domesticada ayer en Puerto Plata y a mediano plazo, la probable guerra con Rusia y como los únicos recursos de EEUU para tratar de recuperar su fortaleza económica y su vigencia política en el Continente

Desde que la humanidad existe, siempre han surgido los brotes de control y hegemonías por parte de quienes y como tribus, pueblos más o menos organizados o naciones en ciernes, sus capas dirigenciales han entendido que, en determinados momentos, la violencia del poder, ayer y de Estado, ahora, debe ser impuesta y sobre todo, cuando se trata de sectores de influencia determinante que entienden que sus actos no deben ni pueden ser cuestionados por nadie.

Y que en la medida que la humanidad y como conjunto de pueblos y naciones, evoluciona y se hace de una estructura mejor elaborada de poder casi absoluto y permitiéndose de ese modo frenar y con dureza  las señales de autonomía y libertad internos y de suyo amenazantes para la viabilidad de los grupos o naciones más impactantes en poder y dinero, siempre se verá, como los poderes, digamos globales, de hecho ejercen una especie de tiranía de grupos, que en estos tiempos está representada por las cuatro grandes potencias en la actualidad: EEUU, China, Rusia y la Unión Europea, en tanto que a nivel general de asociaciones de países, como la ONU y la OTAN y todo el resto subsidiario a estas, hacen lo indecible por no permitirse el lujo y riesgo, de que países dependientes quisieran o pretendieran ejercer una suerte de emancipación progresiva que terminara por debilitar a los grandes poderes determinantes.

Antes, lo eran Reino Unido y Francia como Alemania y el mismo Japón que dominaban globalmente, ahora solo cuatro son naciones grandes y determinantes y cada una dentro de su propio estilo, dominando a tantas otras naciones menores.

De ahí, que, en ese resultado de imposición gradual de poderes fácticos y al uso de EEUU, China, Rusia y la UE, ninguna se distingue mayor que la otra y sí, que cuando el tiempo les toca, cada una es tanto o mayor de totalitaria y cruel que la que le precede. Y sino, solo hay que comprobarlo de como los cuatro grandes influyen, pesan y son determinantes en las vidas de pueblos y naciones dentro de lo que ya se conoce como sus “áreas de influencia”.

Ahora la situación es, e inédita y siempre a favor de esos poderes totalitarios y lo que es proporcionado, por ese circuito de subsidiarios poderes mediáticos fácticos y los que, como cajas de resonancia de Washington, Pekín, Moscú y Bruselas, cada uno a su estilo, no permiten que el libre albedrío sea el factor común para un mayoritario ámbito o conjunto de naciones y pueblos dependientes en lo económico, tecnológico y militar  de las naciones que en propiedad hay que llamar “las cuatro grandes”.

Entonces y entendidas las políticas globales, del modo que los intereses planetarios en juego han dispuesto. Lo primero que se nota, es que el 90% de la humanidad tiene restringida su libertad de tránsito, al tiempo que el libre albedrío como tal, solo se deja que se manifieste en la mitad de las ciento y tantas naciones “independientes” en el planeta tierra que se vive.

Por lo tanto, la humanidad vive un sistema de fingidas autonomías propias, que tienden a ser más o menos abiertas, dependiendo del grado de endeudamiento que sus naciones presentan ante organismos de aprovisionamiento financiero como el FMI, el Banco Mundial, el BID, las agencias financieras estadounidenses y los grandes bancos europeos, asiáticos, africanos y el mismo central de Rusia.

¿Resultado? Todo el mundo y sus naciones buscan como protegerse ante las embestidas directas, o no, de los gobiernos autoritarios de Washington, Pekín y Moscú y en pequeño, Bruselas y lo más significativo, que los dirigentes de las cinco grandes religiones globales y conociéndose sus debilidades, saben perfectamente que deben estar alineados, con y entre uno que otro poder global.

¿Qué de extrañar, que, en estos días, EEUU, no solo acorrale al gobierno de El Salvador y por su “pecado”, de demostrar que una nación pequeña puede apartarse y por lo menos un tanto del sistema financiero internacional y al crear su propio sistema económico en base a una criptomoneda, que de otras naciones imitarle, pudiera marcar nuevos tiempos para un sistema financiero menos restringido?

Es tan grave la situación creada por el gobierno salvadoreño, que solo porque las raíces de su presidente son de origen árabe y otomano, se abre las expectativas, de si las naciones árabes y la misma Turquía, que es una potencia regional, pudieran seguirle los pasos.

Con razón entonces y analizando políticamente, que ahora el gobierno salvadoreño, poco a poco se le coloque como un apestado y a su joven presidente Nayib Bukele, a punto de experimentar la desagradable mala experiencia del asesinado presidente haitiano, Jovenel Moïse.

La inquietud es tan manifiesta entre todas estas naciones americanas de habla española o cuyo idioma es de origen latino, que en Panamá y hace cosa de menos dos meses, tres presidentes se reunieron allí tratando de buscar una alternativa “estratégica” que les permita no dejar de ser aceptables para su contraparte Biden y lo que ayer vimos con ellos tres y desde la ciudad dominicana de Puerto Plata reafirmando sus políticas dependientes de Washington y tanto en lo político como en lo económico y con el preludio de una cumbre global virtual que el presidente estadounidense motorizara.

A todo esto, lo que esos tres presidentes, los señores. Luis Abinader, Carlos Alvarado y Laurentino Cortizo, no han caído en cuenta, es sobre la existencia de la formidable alianza a ocultas que Washington y desde el Pentágono,  creó con las fuerzas armadas de esos tres países y todos los otros y dentro de sus organismos de inteligencia y contraespionaje y al punto, de que ahora los “socios” estadounidenses solo quieren oficiales militares que hubiesen pasado o fueran preparados en academias militares estadounidenses y lo más “curioso” que en materia de táctica y estrategia militar, ninguno de esos tres presidentes tienen un manejo cierto de sus ejércitos. El Salvador y la mayoría de las naciones centroamericanas caen totalmente en este curioso esquema de dominio imperial a ocultas.

Esquema de dominio, que tampoco es creación estadounidense, sino que, al mismo tiempo, es copiado por China y Rusia en sus respectivas áreas geográficas. Chequeese lo que ocurre en el Tíbet o adentremos en el problema ruso con Ucrania o las presiones de la UE con los tres países bálticos y se verá que son las mismas políticas y solo con diferentes actores y un solo objetivo, no perder hegemonías absolutas y frenar el libre albedrío de los pueblos dependientes o sometidos y en lo que es una nueva forma de colonialismo tecnológico a ultranza.

Mientras, nos contentamos con llamar la atención respecto a que la izquierda caviar es acorralada en El Salvador, domesticada ayer en Puerto Plata y a mediano plazo, la probable guerra con Rusia y como los únicos recursos de EEUU para tratar de recuperar su fortaleza económica y su vigencia política en el Continente. Con Dios. (DAG)

 

 

 

 

 

 

 

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