viernes, febrero 14, 2025
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La represión mal disimulada que el gobierno está llevando a efecto contra el periodismo disidente, solo le falta el “toque” del asesinato por encargos y lo que no le luce, a gente que en oposición fueron bárbaramente adversarios del poder

En este aspecto, la palma se la lleva el ministro de la presidencia, Paliza y quien sabiendo que el presidente Abinader nunca le dirá que se detenga, mantiene un ritmo de prejuicios y persecuciones contra periodistas, reporteros, productores de medios electrónicos y comunicadores, que, viéndole con sus atropellos, ha sido una sorpresa para quienes le entendían un hombre público mesurado y defensor de la libre opinión.

Desde luego, conocemos que todo aquel que llega a algún cargo público de significativo peso de poder propio, en su ejercicio, siempre se muestra receloso de quienes pudieran criticarle e inclusive hasta de sus más cercanos críticos de correrías políticas y generando que de alguna manera algunos funcionarios menos prejuiciosos y arrogantes, se blindan de la templanza y firmeza para no tomarse a lo personal las críticas que se les hagan.

Pero de ahí a lo que está sucediendo en el gobierno de Abinader y el PRM, ya se está llegando a unos niveles tan alarmantes de agresión a la libertad de disidencia, también a la de expresión u opinión o de afectación del ejercicio de la libertad de prensa, que significativamente, hasta quienes todavía no han sido cuestionados por la agresividad irreflexiva de quienes mandan, sienten que en el gobierno se están pasando de limite y ya están cayendo en el atropello más desvergonzado.

Para empezar, Paliza y como se le ha visto en programas electrónicos a los que ha sido invitado y en los que ha tenido que experimentar el sofoco de ver que se le critican sus ejecutorias en su propia cara, no se ha andado en chiquitas pretendiendo ripostar de mala manera y lo que debería decirle, que su temperamento aún no está preparado para el libre ejercicio de la opinión y la confrontación dialéctica y al mostrarse como alguien mental y emocionalmente inmaduro.

Y es que el alto cargo y como se ha visto, públicamente no acepta que se le critique y peor, que casi a lo inmediato desde su oficina se inicia el proceso agresivo y gradual de exigir que determinado periodista sea sacado de un programa o que desde su despacho se haga lo imposible por cerrar programas y también plataformas y canales televisivos que entiende “enemigos”.

Del lado del presidente Abinader, todavía el primer mandatario luce que hace como que se controla, pero por los gestos de incomodidad que muestra en su mensaje corporal, todo el mundo entiende que tampoco se siente a gusto con los pocos que le cuestionan en sus ejecutorias con cierta notoria animosidad y lo que, en un periodista profesional, nunca debe de manifestarse.

Desde luego, entendemos que a todo jefe de Estado o de gobierno, es muy raro que entienda que alguien le pregunte y de paso irrespetándole o pretendiendo ponerle en ridículo y lo que la deontología periodística, es lo primero que advierte que ningún profesional de la comunicación le está permitido.

También hay que entender, que cuando los agentes del poder político gubernamental se muestran irascibles y también irrespetuosos y creyendo que sus interlocutores son unos idiotas a los que se les pueda embaucar, que, por la misma naturaleza, ningún periodista que se respete puede aceptar que un presidente o un ministro pretenda irrespetarle y tratándole como si fuera un idiota o incapaz que no sabe lo que pregunta.

Justamente, esta es la situación que se está dando, que Abinader, Paliza y los demás funcionarios irrespetan a todo el mundo y desde el momento que se conoce, que persiguen con saña y animosidad, a quienes, y como periodistas los entiendan sus enemigos personales y de lo que hay casos notorios, por los que y objeto de su violencia anímica, han llegado a considerar que desde el gobierno se les quiere matar.

Cómo se ha visto, se empieza con presiones de todo tipo e incluyendo mensajes sutiles a familiares y allegados, luego se pasa a los hechos, reprimiéndoles publicitariamente y ya al final de la cadena, con agresiones físicas nada disimuladas y como hemos dicho, hasta ahora, sin que se haya traspasado la frontera de salvaguarda del respeto a la integridad física de los objetos de los ataques y furia gubernamentales.

Por ejemplo, en lo personal, quien escribe ha experimentado y desde el mismo 16 de agosto de 2020 situaciones realmente enojosas de persecución personal y al grado, de averiguarse que tipo de deuda pueda tener y que si se le afectara su cumplimiento pudiera desequilibrar su nivel de vida y fue de esa manera que filibusteros gobiernistas y comenzando el primer gobierno, se acercaron a un prestamista de pura usura y sabiendo que aquel cobraba intereses en base al salvaje interés compuesto, frenaron los ingresos publicitarios de este medio y dejándole sin liquidez ni capital de trabajo y para finalmente, asestarle el golpe a su editor, de hacer que el ministerio público hiciera lo necesario para despojarle de su vivienda familiar y obligándole a “exiliarse” en el interior de la República.

A partir de entonces, quien escribe ha sido clasificado por el PRM como algo muy parecido a “enemigo privado del señor presidente” y desde ese atentado a la seguridad familiar, le tienen a soga corta y ahora bloqueando toda posibilidad de que pueda ejercer su otra profesión de abogado y hasta impidiéndole que el pleno de la Suprema Corte de Justicia le autorice su traslado de jurisdicción como el notario público que es desde hace treinta años y de la capital a la provincia de La Altagracia y que había solicitado por escrito y recibida la solicitud desde hace tres años y en lo que ya entendemos que es una silente persecución política en toda regla y agravada porque no hemos conocido en este lapso de ningún tipo de gesto de apoyo moral y solidario  y tanto profesional como personal y que en un periodista de  sesenta años de ejercicio continuo y cincuenta y dos años como analista político de Estado, sería lo más natural que sucediera.

Pero otros no han corrido con tal suerte y si vamos a llamarla así, y ahí el caso de la sagaz, honesta y capaz periodista, Rosa Encarnación, a quien Paliza la ha convertido en su enemiga privada y casi ya llevándola a la extinción como profesional de la comunicación y ni hablar de la atroz persecución contra el dinámico comentarista, Alfredo de la Cruz C.

Recordemos, que el 18 de marzo de 2021 y por medio de un despacho de la agencia Efe, se publicó, que supuestamente, “el presidente Luis Abinader aseguró este miércoles que desde el Gobierno y como ciudadano siempre estará en contra de «toda intervención» que coarte las libertades e imponga opiniones o marque líneas rojas a los profesionales del periodismo y a los medios de comunicación. Los años de oscuridad y de atropellos contra los profesionales de la comunicación, así como la manipulación perversa, la persecución, incluso, el asesinato de periodistas son un recuerdo tormentoso que ha quedado atrás», dijo el gobernante en un comunicado que recoge una actividad en el Palacio Nacional. Destacó que su Gobierno «está decidido» a promover una relación respetuosa con los periodistas, con los medios de comunicación y con todos los ciudadanos”.

Ahora bien, si la situación se da con las características salvajes de como narramos, se debe básicamente a que los periodistas y comunicadores de los medios de comunicación tradicionales guardan un vergonzoso silencio cómplice y por eso del aumento reciente de más casos de persecución abusiva contra medios y periodistas independientes y que el poder asume que son sus enemigos y por lo que se está viendo, casi al tris de mandarlos a matar.

De esta manera, el ejercicio periodístico no tiene nada que ver con uno realmente libre e independiente al poder gubernamental y para muestras, solo hay que ver, que dos de los representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) una señora de apellido Piera y un señor de apellido Franjul, pero este último, no en el desastroso como vergonzoso nivel de la primera, son parte de los beneficiarios en millones de pesos del aparato de propaganda oficial.

Consecuentemente, consideramos, que es hora de que abiertamente se comience a desnudar al gobierno de Abinader y el PRM y como uno que parecería que estaría dispuesto a traspasar todo límite con tal de “disciplinar” a la prensa y para muestra otro botón: Manola TV, plataforma a la que se persigue tenazmente y sin que ningún medio tradicional se haga eco y defienda su legítimo derecho a ejercer el periodismo, la libre opinión y también la disidencia.

En este sentido, es un grave retroceso institucional que el gobierno está protagonizando y que no ayuda en lo absoluto a tratar de tener una buena comunicación y no solo con periodistas y comunicadores y sí con toda la ciudadanía, al tiempo que es una solemne desvergüenza el silencio del resto del periodismo beneficiado por el poder y comenzando por la llamada Asociación de Diarios y el Colegio de Periodistas.

¿Se entiende por qué decimos, que la represión mal disimulada que el gobierno está llevando a efecto contra el periodismo disidente, solo le falta el “toque” del asesinato por encargos y lo que no le luce, a gente que en oposición fueron bárbaramente adversarios del poder? Con Dios. (DAG) 22.12.2024

 

 

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