En el seno del Congreso, las distintas vertientes políticas se han puesto de acuerdo con mucha eficiencia a la hora de defender sus intereses personales y la herramienta que han decidido usar es el chantaje.
A los legisladores no les ha gustado que los periodistas hayan decidido adentrarse en sus mundos ocultos y sacarle unos cuantos trapitos al sol o tocarles sus sagrados privilegios económicos, como su polémica exención tributaria para la compra de vehículos.
Su respuesta ha sido la de argumentar que una suerte de campaña orquestada desde la empresa privada y dirigida a manchar su reputación es la responsable de todo el ruido que se ha creado.
Ese es un argumento risible, pues solo pensar que es posible poner de acuerdo a toda la prensa y a los empresarios al mismo tiempo es estar algo ajeno a la realidad.
Me parece que los señores legisladores se comportan como el ladrón que juzga por su condición. Piensan que las conspiraciones de las cuales son capaces pueden repetirse en todos los ámbitos de la vida pública.
Están muy equivocados, como lo están al adelantar proyectos legislativos amenazadores, que buscan lograr con chantaje lo que no consiguen con la razón. [Dirección Diario Libre]
