Quien quiera conocer quienes son los que realmente mandan en este país y por encima de presidentes y gobiernos, solo debería adentrarse en el aparente esquema de corrupción que el PRM y desde el 2012 ha querido endilgarle al PLD vía el ingeniero Diandino Peña, convertido en el picadillo de carne y como pretexto para esconder la corrupción existente con el apoyo de Abinader y su PRM.
Si se hace historia, se recordará que en el 2012 estalló un escándalo mediático bajo el supuesto argumento de que el director de la entidad que dirigía el metro estaba siendo investigado por unos tres mil y pico de millones de pesos, que después, cuando Abinader y el PRM llegaron al poder en el 2020, para el año siguiente, era una acusación que hablaba de 14 mil millones de pesos y para el 2023 su monto había sido inflado en 30 mil millones de pesos sustraídos supuestamente por el ingeniero Peña.
Sin embargo, declaraciones van y vienen y Diandino nunca ha sido citado y jamás encauzado ante el ministerio público y mucho menos condenado por algún tribunal por desvío de fondos públicos y corrupción y muy por lo contrario, ese reputado profesional se mantiene tranquilo a la vista de todo el mundo y sin haber pretendido en algún momento querer escapar del territorio nacional.
Y la pregunta es una. ¿Por qué? Si agentes del pasado del gobierno actual le acusaban de todo y ahora siendo poder ni siquiera intentan encauzarle. Técnicamente, ¿podría hablarse de que las investigaciones no han sido completadas o que no hay pruebas suficientes para encauzarle?
Aun así, mucha gente que piensa mucho, ha llegado a la conclusión de que nada a ocurrido y porque Diandino, parecería que no es el autor o propiciador de semejante ilícito a gran escala y sí la estructura monopolística de firmas de ingenieros y contratistas que en el pasado envidiaban que el ingeniero Peña dirigía un proyecto de infraestructura que era la envidia de grupos económicos significativos como el de Santiago y dentro de este, del sector ingenieril marca Estrella, ahora preponderante y con mala fama de ejecución en el gobierno del PRM.
Si este aspecto se analiza exhaustivamente y en eso, el prestigioso abogado Remberto Pichardo a sacado una maestría en materia de indagatoria profesional rigurosa, se tendrá, que de los 30 mil millones de pesos que se habla, en realidad fueron a parar al sector económico que apoya a Abinader y a su gobierno y en el que la firma de ingenieros de Manuel Estrella parecería que si se le indagara, sería mucho lo que debería explicar.
Pero como se trata de encubrimiento a gran escala, resulta que todos los responsables e implicados en semejante monstruoso desfalco contra el tesoro público, parecería que se encuentran entre los 38 millonarios que codirigen el gobierno desde el llamado Consejo Nacional de Competitividad y quienes de una u otra manera se encuentran implicados en el desorden de administración que hasta ahora, poco falta para que hiera de muerte a la economía dominicana.
Es decir, el supuesto Peñagate ha dado paso al Estrellagate y desde este último, el mal se esparce por todo el CNC y precisamente, como el circulo íntimo de un presidente Abinader, que el viernes 27 de diciembre pasado dio una cena y fiesta privada en el Palacio Nacional para sus socios en el poder y en donde se comprobó la asistencia de todos los nombrados en el CNC y quienes actuando en consonancia con el sector oficial de la economía, el Banco Central, la Junta Monetaria y la banca privada, mostraron que son la verdadera supraestructura de poder que tiene secuestrada a la República.
Lamentablemente, a nivel de la población, nada de este grupo y lo más parecido a uno mafioso, ha trascendido al público y por la determinante razón, de que los socios de Abinader son los dueños de todo el sistema de prensa y propaganda de este país, en el que el monopolio de la palabra está bajo el control de los barones mediáticos dueños de la concentración de medios en pocas manos y su corte de publicitarias y con un gobierno que dirige la orquesta mediática en base a once mil millones de pesos para propaganda, mentiras e infundios.
Es de este modo que habría que llegar a la conclusión, de que un país adormecido por la corrupción más desastrosa como bárbara y la que llega hasta el mismo pueblo que está cegado por las ayudas sociales, la concupiscencia y si cabe realmente rastrera, más la prostitución, la droga y el lavado de activos y quienes conformando un estado delincuente, genera a su vez la sorprendente impresión, como si hubiese que pensar que aquí nunca debería venir un anticristo, dado que 38 primos de este y hace tiempo que han hecho de República Dominicana su territorio de pura y maligna explotación.
Solo hay que ver, que los escándalos de corrupción desde el poder vienen y unos y más otros y nada pasa en materia de consecuencias y castigos, mientras Abinader, parecería que la pluma -desagüe de la feria de préstamos continuos se le ha roto la zapatilla y le es imposible cerrarla y definitivamente.
¿Hacia donde nos dirigimos como República, todavía a duras penas, soberana e independiente?, al despeñadero más absoluto y por lo que está sucediendo, bien se creería que el apocalipsis bíblico en su variable dominicana, hace rato que ha sido establecido.
De hecho, se ha iniciado un año 2025, al que lo único que le falta es que los anticristos que se parapetan en el CNC, todavía no le han dado instrucciones al gobierno para que reprima con dureza a la ciudadanía y que como ya hemos visto, el ensayo se ha iniciado con la política represiva que desde el ministerio de Interior y Policía ha sido entronizado en procura de callar y definitivamente a todas las voces disidentes, mientras al cobarde pueblo se le compra con cañonazos de papeletas y perdidas absoluta de su conciencia, en tanto los 38 clones del anticristo y tal como si realmente fueran las peores aves de rapiña, cercan a la nación y le reducen a mínimos su pésimo nivel y calidad de vida.
En definitiva, estamos en el principio de un año malo para la nación y de arrebatamiento inmoral fuera de control y con un gobierno que no es tal y sí uno que responde a los 38 millonarios mencionados, también al grupo de Santiago y a la ingeniería Estrella, dueña y señora de contratos, contratas y obras y al parecer, intocable a lo absoluto. Por lo menos hasta que Dios decida y quien podría presentarse en una nueva versión trumpiana de una embajadora de altos vuelos como investigadora y persecutora de lo mal hecho.
Por eso y con profunda tristeza es que decimos, que, si el fin del mundo está cerca, el anticristo no tendría que venir aquí, donde 38 lo sustituyen desde el Consejo Nacional de Competitividad y en un país, convertido en el cieno de la amoralidad absoluta. Con Dios. (DAG) 04.01.2025
